Guía Cereza
Publicado hace 2 semanas Categoría: Gay 1K Vistas
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De manera más que inocente pensé que con la primera vez ya había tenido suficiente y que era una fantasía cumplida. Pasaron unos meses y volví a sentir ganas de pene, lo que me hizo volver a los chats a buscar otra experiencia.

Algún día por esa época hice contacto con alguien y nos pasamos a hablar por Skype. Fue un contacto corto solamente, de los muchos que se establecen por aquí y quedan en un par de preguntas y el silencio evidencia el desinterés. No obstante, él volvió a escribir a los pocos días y la conversación hizo que todo fluyera: fin de semana, por tanto estaba libre y vivía a unas pocas cuadras. Nos vimos por cámara como para confirmar que éramos reales, de paso confirmar algo de atracción (o más bien que no hubiese una gran repulsión) y agendamos un encuentro para esa misma tarde. Le llamaré Fernando para propósitos del relato. Fernando tenía aproximadamente 45 años y yo en ese momento creo que 22.

Llegué a su edificio, él bajó por mí ya que no había portero y requería la llave para abrir la puerta. Fernando estaba en pinta de fin de semana en la casa. Subimos al ascensor, donde se notaba algo de tensión y como vergüenza, manteniendo en todo momento un trato simplemente cordial de caballeros. Entramos a su apartamento, me senté en el sofá y empezamos a hablar un poco de qué hacíamos y conversación plana de esas que se usan solamente para romper un silencio incómodo. Repentinamente, se sentó a mi lado y empezó a tocarme la pierna, lo cual agradecí porque me cuesta tomar ese tipo de iniciativas. Después, me hizo como un gesto de que quería que me parara y empezó a tocarme la nalga mientras yo tímidamente le tocaba la parte de frente de su pantaloneta sintiendo su verga.

Me inivitó a seguir a su habitación, donde me senté en el borde de la cama y le quité despacio la pantaloneta para dejar descubierta su verga. Era de tamaño bueno, no excesivamente grande, pero buen tamaño y tenía una gota de líquido pre seminal en la punta, la cual limpié con mi lengua. La cogí con mi mano derecha y empecé a jugar al rededor pasándola por la lengua y me la metía eventualmente a la boca. Volvía a la base, le lamía los huevos y subía con mi lengua de nuevo a la cabeza. Me excitaba mucho escuchar sus gemidos y me iba sintiendo cada vez más puta. Después jugué un momento a darme golpecitos con su pene en mi cara y en mi lengua hasta que decidí metérmela ya del todo en la boca.

Fernando me cogía de la cabeza y me empujaba su verga hasta el fondo de la garganta. Se sentía un poco incómodo y me daban arcadas, pero lo disfrutaba mucho, estaba muy excitado. De repente, Fernando me detuvo y me quitó la ropa. Empezó a besarme el pecho, bajando por el abdomen y llegó a mi pene, donde también se detuvo y me hizo un delicioso sexo oral. Me encantaba como me lamía los huevos y de vez en cuando bajaba su lengua hacia mi ano. Me estremecía mucho la sensación.

Sacó un lubricante y empezó a meterme un dedo para dilatarme. Me dolió un poco (Pensé que después de la primera vez no me iba a volver a doler) y se sentía algo incómodo pero la excitación era mucho mayor a cualquier deseo de parar. Me puse en 4 y me penetró unos segundos solamente porque él no pudo con la excitación y se vino. En parte me alegré porque me estaba doliendo bastante. Fernando no se conformó con tan poco tiempo, me giró de nuevo y continuó haciéndome sexo oral como hacía un momento: deteniéndose eventualmente en mi ano y en mis huevos.

Después de unos minutos, me vine a chorros en su boca y él se lo tragó todo encantado. Estaba excitadísimo.

Igual que en la ocasión anterior, fui al baño a limpiarme un poco, nos vestimos rápido y despedida cordial. De nuevo pensé que era suficiente, pero les adelanto que habrá otra experiencia.

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