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Todo comenzó un día de mayo, en ese entonces mi actual esposo, que para temas de discreción lo llamaremos Andrés, y yo apenas éramos novios y estábamos en esa etapa de exploración de la pareja, que es cuando uno comienza a conocerse un poco más íntimamente y empieza a descubrir ese lado morboso de la otra persona.
Durante esos días Andrés y yo ya habíamos empezado a conocer un poco más del estilo de vida swinger y habíamos tocado el tema de ir juntos a un club de la ciudad. Sin saberlo Andrés estaba haciendo contacto con una vieja pareja amiga para ir los 4 ese día a un club swinger.
Todo comenzó dentro de lo normal, era un domingo y al día siguiente era festivo, por lo que teníamos todo el tiempo disponible para poder asistir al club sin afán y sin presiones de ningún tipo.
Recuerdo que ese día nos encontramos con la otra pareja cerca a un reconocido parque de la ciudad y de inmediato hubo buena química con la otra pareja, eran personas maduras, pero se veían super agradables. Recuerdo que entramos a un bar de la zona y de inmediato pedimos una botella de licor para ir entrando en ambiente. Cuando yo me retiraba de la mesa podía observar como la otra pareja me seguían con la mirada y le hacían gestos a Andrés y le comentaban en voz baja que yo les había caído super bien y que me veía muy deseable. Eso me lo comentaba Andrés cuando volvía a la mesa; recuerdo que esos comentarios combinados con el alcohol que ya empezaba a hacer su efecto me empezaron a poner un poco caliente, pues el hecho de sentirme deseada por ellos y solo de imaginar que más adelante podría pasar algo más, me prendía bastante.
Estuvimos en el lugar por alrededor de unas 2 horas y ya pasado este tiempo el licor se acabó y Andrés junto con la otra pareja (que para temas de privacidad los llamaremos Sandra y Alberto), decidieron que fuéramos a buscar otro lugar con más ambiente y más privacidad.
Tomamos un taxi los 4 y nos dirigimos a un club swinger que era un poco pequeño, pero de un ambiente bastante agradable llamado Dreams. Llegamos al lugar y de inmediato entramos hacia la recepción. Luego de estar un rato en la recepción nos asignaron los locker para guardar nuestra ropa y nuestras pertenencias. Dentro del locker estaban las toallas y yo en medio de mi pudor pregunté si nos teníamos que desvestir por completo, a lo que Andrés y Alberto me dijeron que no era obligatorio, que si quería quedarme en ropa interior lo podía hacer sin problema. Recuerdo que en 2 ocasiones me sentí indecisa sobre si quería seguir adelante a la zona donde estaban las demás personas, pero luego de una oleada de valor respiré profundo y entramos.
El lugar estaba un poco vacío, imaginamos que por la hora, pero poco a poco se fue llenando con más personas. Estábamos en la zona del primer piso, pero decidimos subirnos al segundo piso para explorar mejor el lugar. Nos ubicamos en una mesa que estaba junto a una silla del amor y yo dentro de mi pensaba: “Quién se va a atrever a tener sexo en medio de tanta gente”.
Durante toda la noche, Alberto y Sandra no me quitaban los ojos de encima pues, aunque estaba cubierta por la toalla y en ropa interior, se podía entrever mis enormes senos que en ocasiones trataban de escapar del sostén y ellos en su lenguaje de pareja podía notar como se hacían señas y se secreteaban cuando me miraban.
Comenzamos tomando unas cervezas para volver a entrar en ambiente, pero luego de un rato decidimos pasar a tomar algo más fuerte. Pedimos una botella de licor y nos la pusieron en la mesa. Luego de un rato de estar hablando, Alberto comenzó a hacerme preguntas un poco más calientes, me preguntaba que, si yo tenía experiencia compartiendo sexualmente con chicas y yo le dije que sí, que ya había tenido experiencias lésbicas, pues, aunque no me considero netamente bisexual, si me considero “BiCuriosa”, pero solo en lo referente al estilo de vida swinger. No puedo negar que esas conversaciones y sumado al alcohol ya me estaban poniendo bastante caliente y con ganas de acción.
En un momento cuando nos disponíamos a hacer un brindis Andrés notó que mi copa estaba quebrada en el borde, por lo que se ofreció a bajar al primer piso para cambiarla, pero la chica de la recepción le dijo que no tenía más disponibles y que debía ir a la bodega para sacar una caja de copas nuevas, a lo que Andrés aceptó esperar en la recepción.
Cuando Andrés se fue a cambiar la copa, Alberto y yo entablamos un diálogo bastante morboso:
-Alberto: Déjame decirte que nos gustaste bastante y nos traes locos con ese escote que se te deja entre ver por encima de la toalla.
-Yo: Que rico que les haya gustado porque de eso se trata, de que haya química entre todos.
-Sandra: Sí, nos gustaste bastante y en lo personal a mí me has tenido con la imaginación volando.
-Yo: ¿Ah sí? ¿Y qué cosas te llegan a la imaginación?
-Alberto: Me imagino todo lo que puede haber bajo esa toalla.
-Sandra: Imagino cómo nos veríamos las 2 subidas en esa silla del amor que está detrás de nosotros.
-Yo: Pues en la vida no es solo imaginar las cosas, también hay que hacerlas realidad.
-Alberto: Está en ti que nos permitas hacerlas realidad.
-Yo: Bueno es una decisión que debemos tomar en conjunto y creo que todos estamos de acuerdo y además sabemos lo que queremos y buscamos.
-Sandra: Eso es cierto y por nuestra parte nos encantaría hacer realidad todo eso que imaginamos.
-Yo: Entonces no se diga más.
-Alberto: Entonces ¿permitirías que Sandra te diera un beso?
-Yo: Y hasta más.
En ese momento Sandra se acercó lentamente a mi y comenzó a hablarme suave al oído, me decía que le encantaba y que toda la noche había esperado que se pudiera dar ese momento. Luego comenzó a rozar suavemente mis labios y comenzamos a darnos un beso super apasionado mientras que Alberto nos miraba atónito por el cuadro que estaba presenciando, pero se veía que le excitaba bastante.
Luego de besarnos por un largo rato, volteé a mirar a Alberto y con un gesto de picardía lo invité a que se nos uniera en un beso de 3 (que por cierto me gustan mucho).
Luego de estar besándonos los 3, Sandra se retiró y comenzó a acariciarme los senos con una delicadeza, pero con una calentura que le brotaba por los poros, fue así como en un momento sentí como caía la toalla al piso, esa misma que no pensaba abandonar durante toda la noche.
Luego de que me quitara la toalla, Sandra continuó besando mis senos ya sin nada que le estorbara. Luego sentí lentamente como me desabrochaba el sostén y dejándolo caer al piso, dejó mis tetas al aire y libres para que Alberto las pudiera acariciar y besar.
Luego de que Alberto se aferrara a mis tetas como un bebé desesperado, sentí como Sandra me tomó de la mano y con mucha delicadeza me llevó hacia la silla del amor que teníamos detrás. Una vez allí me recostó y mientras Alberto seguía chupando mis tetas, Sandra comenzó a lamerme suavemente por toda la entrepierna y con un tacto magistral logró correrme la tanga hacia un lado para poder dejar mi vagina al descubierto.
Una vez que tuvo acceso a mi vagina, comenzó a lamerla como si fuera el postre más delicioso que jamás había probado, yo sentía como mis jugos corrían y se entremezclaban con la humedad de su boca provocando un éxtasis total en mí.
Cuando estábamos en medio de esa fenomenal faena subió Andrés ya con la nueva copa y al llegar y ver semejante espectáculo que le ofrecía su puta, quedó en shock, pero de la mejor manera, caminó lentamente hacia donde estábamos nosotros y se paró cerca a la silla donde estábamos, yo le extendí mi mano y halándolo fuerte hacía mí, comencé a besarlo enloquecida. Luego me fui hacia su verga que ya por la escena que estaba presenciando estaba super dura y lubricada, así que comencé a chuparla como la puta que me sentía en ese momento y que el con su mirada me lo confirmaba y me demostraba lo mucho que le encantaba.
Luego Alberto pasó a pararse a mi otro lado y también tenía su verga super dura, así que comencé a hacerles un delicioso sexo oral a Andrés y Alberto mientras que Sandra aún seguía chupando mi vagina de una forma deliciosa.
Después de chupar ambas vergas y sentir como lo disfrutaban, como pude tomé un preservativo que había sobre la mesa donde estaban las bebidas y sin perder tiempo se la puse con mi boca en la verga de Andrés y le hice el gesto de que fuera y penetrara a Sandra en la posición que ella estaba. El muy sumisamente fue y tomó posición detrás de Sandra y comenzó a penetrarla, escucharla gemir me ponía aún más cachonda y luego de un momento no me pude contener más y tomé otro preservativo y se lo puse a Alberto en su verga que también estaba super erecta.
Luego de un momento, intercambiamos posiciones y Andrés se llevó a Sandra para un mueble que había frente a la mesa donde estábamos y Alberto se posicionó en medio de mi entrepierna para comenzar sus embestidas. Podía sentir como entraba su verga dentro de mi y al girar la cabeza veía a Andrés que también estaba penetrando con fuerza a Sandra y eso me terminó de prender mucho más.
Podía escuchar los gemidos de Sandra que eran deliciosos y de placer puro. Se podía ver como estaba disfrutando y lo mismo yo al sentir como era poseída por otro hombre diferente a Andrés.
Luego de un momento y producto de la excitación Alberto no pudo continuar su faena conmigo y se tomó un momento para relajarse y regularse. Yo por mi lado, de inmediato me puse de pie y me dirigí hacia donde estaban Andrés y Sandra que aún continuaban con su faena. Me abalancé sobre Sandra y comencé a besarla mientras Andrés la seguía penetrando fuerte con su verga super erecta.
Luego de un momento Andrés eyaculó dentro de Sandra con su preservativo puesto y fue un momento de mucho éxtasis para los 3 al sentir nuestros cuerpos sudorosos y transpirando placer.
Después nos sentamos de nuevo a la mesa para seguir tomando unos tragos más mientras descansábamos un poco luego de esa agitada faena. Un tiempo después bajamos de nuevo al primer piso donde estaba ubicado el jacuzzi y aprovechando que no había mucha gente en el decidimos meternos los 4.
Ya estando dentro, Andrés me comenzó a acariciar las tetas. Yo me arreché demasiado con eso y de inmediato me dirigí de nuevo hacia su verga y comencé a darle una rica mamada y lo excitaba mucho ver que las demás personas que estaban en el jacuzzi estaban disfrutando de la escena. Luego de un momento Andrés invitó a Sandra a que de nuevo se acercara a nosotros y ella muy sumisa de inmediato se dirigió hacia mi mientras aún tenía la verga de Andrés en mi boca y comenzó a besarme en la mejilla. Yo me saqué la verga de mi boca para poderle corresponder a los besos de Sandra y luego de que nos besamos por un momento, comenzamos las 2 a darle una deliciosa mamada a Andrés mientras Alberto nos miraba y se acariciaba su verga que ya la tenía erecta de nuevo.
Luego de un rato, yo me dirigí hacia donde estaba Alberto y sin darme cuenta, no sé en qué momento el se puso el preservativo y yo de una sentada quedé sobre su verga. No fue muy difícil que me penetrara ya que de nuevo yo estaba bastante lubricada por la excitación que sentía. Al mirar a Sandra y Andrés ambos tenían una mirada que invitaba a la lujuria y yo de inmediato le hice un gesto a Sandra invitándola a que también lo cabalgara.
Andrés procedió a ponerse su preservativo y Sandra ahí mismo lo montó. Yo disfrutaba demasiado viéndolos en tremenda faena y a la vez sentir como entraba y salía la verga de Alberto y salpicaba el agua caliente mientras las demás personas que estaba en el jacuzzi disfrutaban de aquel rico espectáculo.
Finalmente, Alberto eyaculó dentro de mí y en ese momento me dio un apretón en las tetas que fue el indicador que me lo hizo saber. Después de esto me quedé otro momento más sentada sobre la verga de Alberto que aún seguía super erecta, hasta que se puso flácida y me bajé de encima.
Andrés y Sandra aún seguían con su faena y yo los miré con esa mirada lujuriosa que Andrés me sabe interpretar y esto lo prendió todavía más y por fin hizo que eyaculara en el preservativo dentro de Sandra.
Luego de esta rica experiencia en el jacuzzi volvimos a la mesa donde teníamos nuestras cosas y yo recogí mi ropa interior del piso aún sintiéndome sorprendida por esa deliciosa experiencia que habíamos acabado de vivir juntos.
Después de que terminamos la botella de licor, que fue ya super rápido, nos fuimos a los locker a cambiarnos para salir del club.
Ya después de que llegamos a la casa Andrés y yo tuvimos otra faena que duró bastante y el amanecer que no demoró mucho. Andrés me penetraba como un animal salvaje y me decía entre gritos que le había encantado lo bien que me había portado en el encuentro y lo mucho que había disfrutado todo lo que habíamos vivido en el club. Me decía que yo era “su puta”, que me amaba mucho y que quería seguir viviendo muchas experiencias más a mi lado.
Y así terminamos con el relato en el que les confieso cómo fue nuestra primera experiencia visitando un club swinger.