Hace ya algunos años, rondando en mis 30s, ya llevaba unos cuantos años viviendo con mi mujer, ella es muy hermosa y sexualmente complaciente, pero es de crían za conservadora y formal, siempre ha visto, y lo sigue haciendo, con malos ojos y prejuiciosamente la idea de ser más abiertos a explorar la sexualidad y las nuevas experiencias. Hacia ya un tiempo, para ese entonces que le había estado insistiendo con hacer un trío, la trate de convencer de muchas formas, le di la opción que ella podía escoger a la tercera parte en cuestión, le di libertad de escoger si era hombre o mujer, aunque yo cruzaba los dedos no sólo para que aceptará sino que fuera mujer, pero hasta hoy eso no ha pasado.
Ahora, se preguntaran a que viene todo esto, pues a pesar que ella no aceptó al parecer el dios Dionisio o quien sea que me haya mirado en ese momento la parecer si, por que ocurrió que en mi trabajo había una niña, más joven que yo como unos 5 años menos, nunca la había mirado con interés por que en la oficina se corría el rumor que los hombres no eran de su preferencia a la hora de amar, era muy hermosa, cola paradita y redonda, ni muy grande ni muy pequeña, su senos siempre paraditos, a veces con el frío del AA se le notaba como los pesones luchaban con la blusa, era algo menudita con piernas firmes trabajadas a punta de sentadillas y gimnasio, su cabello era largo y negro, siempre lo llevaba suelto y ondulado sobre sus hombros, el rostro tierno que escondía tras sus rasgos de inocencia una verdadera punta que estaba a punto de descubrir.
Todo pasó luego de una actividad de la empresa que se realizó en un lugar a las afueras de la ciudad, yo fui en mi carro, por alguna razón preferí ir por mi cuenta que en el bus que la empresa había dispuesto, ahí fue cuando comenzó esta historia, me dijo si había algún problema si ella iba conmigo, yo la verdad sin ninguna malicia le dije que podía subir, en el camino fuimos hablando de todo, ella me contó que ya estaba por terminar su tesis de posgrado, que estaba muy contenta en la empresa y hablando y hablando en el camino hacia el lugar de reunión surgió el tema de nuestras vidas de pareja, y fue cuando me enteré que ella si tenía una novia pero que también le gustaban los hombres, y que de vez en cuando con permiso de su novia salía con algún amigo en plan de copas y lo que sea que pudiera pasar después. Algo dentro de mi me pico, entre el morbo y la frustración con mi mujer por lo relatado antes, tenía la boca seca, un sabor metálico me recorría la lengua, no sabía cómo decir lo que quería y solo lo solté de la forma más torpe, y le pregunté si también saldría con hombres casados, sentí un frío como si el mundo se viniera abajo, pero más aún cuando ella me dijo que solo si ese casado era yo, en ese momento me costó trabajo mantener mi carro entre las líneas del carril y casi freno en seco, ella solo se rió de mi reacción pero yo estaba muriendo. Me confesó que el que ella viniera en mi carro no era casualidad, que también estaba buscando la manera de decirme que yo le gustaba y que antes no había dicho nada por que sabía mi situación. Queria que el camino fuera infinito pero era hora de terminar la conversación, llegamos al destino, ambos nos miramos con la misma sensación de vacío.
Transcurrió el día y las miradas se cruzaban, la tensión estaba en el aire, yo me sentía como un adolescente como n mariposas en el estómago, solo esperando la hora de salir de allí y seguir con nuestro tema, así fue, a eso de las 4pm subimos al carro, avanzamos un par de kilómetros en silencio, parecía que el ratón nos comió la lengua, y nuevamente entre en ansias, algo tenía que hacer, baje la velocidad y parque en una cuneta, ella solo me miraba como sabiendo lo que iba a pasar, la mire y la bese, fue el primer beso que le daba a otra mujer después de muchos años, para mí fue como si fuera el primero de mi vida, su olor me intoxicaba, su lengua haciendo círculos en mi boca, nos mordimos los labios, yo a ella, ella a mí, fue como despertar de un sueño o caer en uno, hasta ahora no lo he podido decidir. Pasamos varios minutos besándonos, y me dijo que si la llevaba a su casa, obviamente yo sabía lo que iba a pasar, entre mis remordimientos y sentimientos de culpa y mi deseo pudo mas las ganas y el placer, luego de una media hora, en silencio, pero un silencio diferente, llegamos a su apartamento, nos bajamos del carro, abrió la reja del jardín, y cuando llegamos a la puerta cual sería mi asombro que era su novia la que nos abrió la puerta. Entre todo lo que pasó me olvide por completo que ella existía, no había contemplado esa variable en la ecuación, yo pensé "se jodio la vaina", en ese momento solo me gire hacia mi coañera con la intención de despedirme y volver a mi carro, cuando su novia nos dice "adelante, sigan. Mientras pasábamos el umbral mi compañera y su novia se besaron muy naturalmente sin importar que yo estuviera allí. La novia era una mujer más alta que ella, rubia de pelo corto, grandes senos, sus caderas se ocultaban bajo un pantalón ancho y una camisa oversize, sin embargo se notaban grandes y carnosas, con una nalgas dignas de una mujer de su porte. Estaba maquillada muy sutilmente, me di cuenta que ella era la del rol activo en esa relación, ella sí era pura y dura, al menos eso creí en ese momento. Me ofrecieron un vaso de vino el cual acepte, me senté en un sillón, mi compañera me presentó a su novia, quien para mi sorpresa contestó diciéndome que había escuchado mucho de mi, <un momento> pensé yo, acaso esto ya había sido planeado, será que en realidad acá yo soy la presa y no el cazador, sentí que la realidad se puso de cabeza, que todo lo que pensé y creí hasta ese momento era solo producto de mi ego de macho alfa, y que si yo era el que estaba a merced de dos amazonas
Mi compañera que a todo esto, su nombre es Alina, y su novia Andrea, se sentaron juntas frente a mi, me miraron como el león mira al cordero. Alina me dijo que todo estaba bien, que ellas habían hablado de esto y que no había ningún problema, que me relajar a y me sintiera cómodo, me empezó a explicar su situación pero a mis oídos solo llegaba un zumbido, me sentía mareado, solo podía pensar en lo que iba a pasar, si esto estaba bien, si era correcto, mi cerebro no dejaba de mandarme preguntas mientras mi pecho se aceleraba sin mencionar lo que ya empezá a sentir en mis pantalones.