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Ven conmigo esta noche,
haremos el amor...
pero no con la urgencia de los cuerpos,
sino con la eternidad de las almas.
Te invito a perderte entre mis brazos,
a que tu corazón naufrague en el mío,
a que en un susurro, tu alma se
funda con la mía como dos ríos que
no saben separarse.
Te besaré no en los labios, sino
en las heridas, en los miedos, en los
sueños que aún no te has atrevido a nombrar.
Seremos piel de estrellas,
voz de viento,
canción de silencios.
El tiempo se derretirá entre nosotros,
como espuma rendida al borde del mar,
y en ese instante,
donde nadie nos ve,
donde solo existen tú y yo,
haremos el amor en su forma más pura:
el alma desnuda,
abrazando a otra alma.
—Club del Escritor de la vida