ENTRE MAS RUEGUES; PEOR TE IRÁ. 

 Cuando una relación se termina, y la otra persona ya no quiere nada contigo, lo más saludable es hacer como que no pasa nada, aunque por dentro te estés desmoronando. Sé que duele, y es un dolor que quema, especialmente cuando no entiendes las razones o simplemente no sabes por qué dejaron de quererte de un día para otro.

Pero no te humilles. No llores, no ruegues por una oportunidad más. Tú mereces todo en la vida, y lo que no mereces es un amor que esté contigo por lástima. Aferrarte a una relación que ya no te quiere cerca es condenarte a ti misma al fracaso, al dolor, a perder años en un lugar que, en el fondo, sabes que inevitablemente se va a desmoronar.

No vale la pena quedarse en la vida de alguien por lástima, amenazas, o porque crees que eso es lo que te tocó. Un amor que comienza con dolor no es amor. Un amor que llora más de lo que ríe, que desea desaparecer sin que duela, no es amor.

Y por muy guapa o guapo que sea esa persona que no quieres perder, nada de eso importa si tienes que mendigar su amor. Puede parecer un ángel físicamente, pero ser un demonio por dentro. Puede parecer un demonio por fuera y ser un ángel por dentro, pero si no quiere estar contigo, entonces que se vaya.

No ruegues por amor. No te rebajes. Haz como que no te importa, y verás que en poco tiempo ya no te importará. Al final, todo depende de ti.