Como ya les había comentado tengo un gran gusto por las tangas, todas las tardes saliendo de la preparatoria llegaba a mi casa, aprovechando que no había nadie me ponía las de mi madre y me masturbaba.

Tenía ya un tiempo sin usar sus tangas ya que creía que ya empezaba a sospechar y además mi madre dejó de trabajar una temporada por lo que no tenía manera de meterme a su dormitorio.

Después de un tiempo mi madre regresó al trabajo por lo que ese día desde que estaba en clase estaba demasiado caliente pensando en nada más llegando a casa, ponerme sus tangas.

Terminando las clases, llegué lo más rápido posible, en su cajón noté nuevas tangas por lo que me exité aún más de lo que ya estaba casi a punto de correrme.

Buscando en sus tangas me di cuenta de algo que no había visto antes en su cajón, era un lubricante, por lo que mi mente se calentó aún más

No lo dude ni un instante y fui corriendo hacia la cocina por un pepino que tenía un tamaño promedio que había visto en la mañana, regresé a su dormitorio y recordando lo que había visto en los vídeos xxx, le puse bastante lubricante al pepino, me puse en 4 y sin pensarlo mucho me lo empecé a meter poco a poco, mi corazón latía al mil, mi pene comenzó a tener una erección que jamás había visto, sentía como papitaba y después de unos cuantos minutos me corrí sin necesidad de masturbarme.

Ese día terminé rendido, tirado en la cama con una tanga de mi madre medio puesta, con su demás lencería a mí alrededor tratando de procesar todo lo que había pasado y las nuevas emociones experimentadas en aquella ocasión 

Sin darme cuenta ese día abrí un mundo nuevo lleno de fantasías y placer llevados al máximo