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Leyendo algo recordé una historia de un viaje al desierto que hicimos mi marido y yo. Recién nos habíamos casado pero fue como un año despues de nuestra boda y luna de miel. Como ya les he contado, mi marido es 19 años mayor que yo.
Llegamos al lugar y nos fuimos al hotel (justo en el centro de aquella ciudad). La idea de ese viaje era básicamente la de pasárnosla copulando como animales. Y fue así, pero de una manera diferente. El bar del hotel estaba atendido por 2 o 3 chicos, y una chica, que estaba como chuparse como paleta. Tenía un culo y una cinturita que invitaban al pecado. Mi marido inmediatamente reaccionó y noté el bulto sobre sus shorts. Por debajo de la mesa se la saqué y se la empecé a menear mientras ambos admirábamos a la chica. Era quizás un poco mayor que yo en ese entonces, tendría unos 23-24. Su cara era preciosa y sus ojos verdes parecían faros en una noche de tormenta, irradiaban luz por todos lados.
La chica notó mi atracción por ella y no le fui indiferente, pasaba con frecuencia por nuestra alejada mesa intuyendo que algo sospechoso pasaba (yo seguía jalándosela a mi marido) y se nos acercaba con frecuencia para coquetearnos. Mi marido terminó eyaculando con potencia y el primer disparo alcanzó en tazo de mi cerveza que aproveché para beberme de un trago. Esa noche no pasó nada pero no teníamos prisa pues estaríamos una semana completa en ese hotel. Lo que sí pasó ws que horas después los dos cojimos y nos vinimos muy rico pensando en esa hermosa chica. No lo decíamos pero los dos queríamos cogérnosla.
Cada noche íbamos al bar a verla y ella cada vez se nos acercaba con mayor confianza. Ya la llamábamos por su nombre (Karen) y ella por el nuestro. Era obvio que ella sabía nuestras intenciones. Un medio día que pretendíamos salir a conocer algo local, mi marido ya me esperaba en el auto que habíamos rentado mientras yo me terminaba de arreglar. Salí de la habitación, bajé por las escaleras, abrí la puerta que daba al estacionamiento, y la ví justo alli, sentada sobre la banqueta fumando. Nuestras miradas se encontraron y se fijaron indefinidamente. No me salían palabras de la boca porque estaba como petrificada. Lo único que se mw ocurrió hacer fue detenerme a media puerta sosteniendo esta con la mano viéndola, como invitándola. Ella entendió el mensaje tirando el cigarrillo e incorporándose para seguirme. Karen caminaba detrás mío, como escoltánsome. Al entrar a la habitación apenas tuve tiempo de mandarle a mi marido un whatsapp diciéndole que estaba con Karen en la habitación y que por ningún motivo regresara a esta pero que si veía la oportunidad para un trío, se lo haría saber.
Rápidamente nos besamos y sentí algo raro pero las prisas y la calentura no me dejaron pensar propiamente. Me deshice de su brasier y me concentré en sus tetas comiéndolas con avidez. Ella ya me había quitado mis shorts y pasaba su mano por mi coño encendido. Me apuré a quitarle sus jeans y meter mano pero lo que.encontré era una verga, no un coño 😮 Era un trans 🥵 Fue super raro ver un par de tetas hermosas con una verga entrw las piernas y una cara angelical que porfin ahora noté un tanto varonil. La situacuón me puso muy caliente y sin siquiera pensarlo me incrusté su verga (y qué verga, 19-20cms) en la boca y monté en el en un furioso 69. Estuvimos copulando toda la tarde hasta que mi esposo empezó a insistir en que quería ser invitado para él también comerse a Karen pero yo le dije que Karen era 100% lesbiana y que sólo quería estar conmigo.
Al final me cogió 4 veces, su cantidad de leche que disparaba cada vez me dejó impresionada por su potencia y cantidad. Me encantó chupar sus tetas mientras tenía su verga adentro, se me hizo súper exitante. Cuatro horas más tarde Karen se tuvo que ir a atender el bar y yo recibí a mi marido con el lecho lleno de semen. Repetí con Karen cada día por el resto de las vacaciones y mi marido nunca se enteró que estuve comiendo verga y no coño durante 4 días. Nunca supo que en las noches mientras me besaba con lujuria imaginando que se comía restos del coño de Karen, en realidad lo que se estaba comiendo era la leche de él. Nunca supo que durante cuatro noches me estuvo comiendo el coño con restos de leche de un macho (y vaya qué machote) y nada de jugos de aquella angélica mujer.
Ha sido una de las cosas más locas que me han sucedido, y sólo ustedes lo saben. Gracias.