Guía Cereza
Publicado hace 1 día Categoría: Hetero: Infidelidad 577 Vistas
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Recordarán que el viernes me fui de fiesta poeque al cornudo de mi marido se le volvió a antojar entregarme a alguien más. Pues bueno, le cumplí su deseo. También recordarán la manera en como me vestí para la ocasión; con uno de mis uniformes preferidos de putita. Short rojo corto pero no tan corto, playera gris de kitty de tirantes (sin bra para ir mostrando pezón de frente o tres cuartos de teta si me ven de perfil), unas medias negras de red, unas botas tipo militar, y una tanga roja de encaje que nada tapa. Me encanta que me cojan con esas botas, se ve muy sexi.

Salimos a la disco, entramos separados para que los depredadores me pensaran sola, y más temprano que tarde tenía una jauría de lobos rondando mi silueta que se movía sensual como serpiente mientras tomaba de mi cerveza para refrescarme. Se me acercó el primer depredador y lo batee en un dos por tres. Un tipo arrogante de gimnasio (definitivamente no mi estilo). Se me acercaron después dos depredadores, amigos de la infancia o algo así, como de treinta ambos. Mis ojos se encontraron con los de mi marido, quien me observaba/espiaba a la distancia sentado con cerveza en mano. Empecé a coquetear con ambos y a darme besitos con uno o con otro. Apuré los tragos, todavía no estaba lo suficientemente tomada como para merendármelos tan temprano. Dejamos los tragos y le dije al primero que me llevara a bailar mientras de un trago vacié la mitad de mi cuarta cerveza. El plan con mi marido era irme a coger con otro, pero no con dos. Tomé de la mano a Vicente (el primero) y me lo llevé a la pista tan cerca como pude de mi marido. Quería que me viera zorrear, cómo le arrimaba el culo a Vicente al ritmo del reggeton. La siento grande y dura, muy grande. Las luces estrambóticas hacen su aparición y a mi izquierda se me aparece algo que parece una verga, pero no es la de Vicente, el la tiene pegada a mi culo. Vuelve a aparecer, alguien se ha sacado la verga aprovechando la velocidad estrambóticas de las luces. Me siento mojada. De la nada aparece Ricardo (el segundo) y como si lo hubieran ensayado me empiezan a ser sandwich, yo soy el jamón (por supuesto) y ellos los panes. Miro por donde la dirección de la verga pero ya no la veo, me hubiera gustado verle la cara a esa verga para después ir a pir ella. El ritmo sube de intensidad y ahora volteo en dirección a la mesa de mi marido, está allí con la vista discolocada viéndome, me parece verlo masturɓandose bajo el mantel de la mesa y eso me prende más. Estoy que ardo y lista para el apareamiento. Beso primero a Ricardo mientras siento el miembro de Vicente en mi culo, me volteo y beso a Vicente para sentie la verga de Ricardo.

Entro en cuenta que no planee con mi marido cómo sería el trayecto al hotel. En nuestro auto? En el del otro (pero ahora eran dos). La canción termina abruptamente en el momento en que estaba pensando dejarme coger enmedio de la pista. Tengo el coño empapado, me urge una cogidita, no voy a aguantar a llegar al hotel. Tomo a Vicente de la mano y lo jalo hacia el baño de "damas". Adentro parece una jauría, dos chicas como de mi edad se besan como si no hubiera un mañana, otras varias se retocan, Vicente y yo nos encerramos en el último cubículo para besarnos apasionadamente mientras me libera las tetas y se las come con salvajismo. Las chicas de afuera saben lo que está pasando y recibimos aplausos y ovasión. Meto mis manos y lo desabrocho, le bajo pantaló y calzón de una y me bajo a ver qué hay ahí debajo. Me gusta lo que veo, tomo su goteante glande y me lo paseo por los párpados, mejillas y frente. Lo engullo de una. Lo siento desesperado y algo me dice que no va a durar mucho. Me incorporo, le doy la espalda y le digo: Tómame. De su bolsillo saca un condón pero yo se lo arrebato y lo tiro al water.

Cógeme a pelo, le digo. No lo piensa dos veces y me la encaja de una, entra como espada en mantequilla hirviendo. Me coge frenéticamente y con su mano me pajea el clítoris como un maestro. Siento el orgasmo aproximarse de manera majestuosa, este se va a venir con todo (me digo a mí misma). La noche se me termina y la vista se me nubla por el tremendo orgasmo, las piernas se me doblan y siento perder el sentido, pero Vicente me sostiene parado pero teniéndome a mi en cucharita y siento sus embestidas más lentas pero más profundas. Me avisa que se corre, me la saca, me sienta en el water y recibo su lechazo en media cara, violento, espeso. Abro la boca por reflejo esperando recibir al menos una probadita. Toma algo de papel y me limpia lo que puede. Veo frente a mí su verga semierecta, agotada por la faena, babeante, y me la meto a la boca para saborear los últumos restos de su lechita mientras me dice: Pero qué puta sos. Estoy sentada en el water con el short, las medias de red y la tanga en los tobillos tocando el suelo, me levanta los pies, me quita la tanga y se la guarda, y me ayuda a subirme el short y acomodarme las medias que veo roídas. Me carga como bebé y me saca ante los gritos desaforados de varias chicas. Le digo me lleve a donde mi marido pero sin decirle lo de mi marido. Al sentarnos veo la cara de sorpresa de Vicente pero le digo que no hay problema. No sabe si es mi padre o mi marido y su cara es un poema.

La verdad es que estoy exhausta y no quiero ur a ningún hotel. Se me ocurre decirle a mi marido que si quiere cumplir su fantasía de conducir mientras a mi me van cogiendo en el asiento trasero. Tomamos camino y justo al salir de la ciudad, cubiertos por la noche, me paso al asiento trasero con Vicente y comenzamos nuestro segundo round. Me coge de misionero y en cuatro, que es cuando varios coches nos pitan sabiendo lo que estamos haciendo. Al momento de venirme tomo la mano de mi marido, es la primera vez que me cogen en su presencia (media presencia pues cobduce y es de noche pero algo logra ver) y quiero su mano para que a través de ella sienta mi gozo. Llegamos a la ciudad vecina en una hora y salimos a tomar un café y refrescarme. Lo necesito.

Al regreso Vicente me vuelve a coger pero ya con menor intensidad. Se corre recién entramos a la ciudad. Le pedimos un Uber en una petrol y se va. Al final le doy mi lengua como agradecimiento.

En casa mi marido me coge hasta el ananecer mientras le cuento hasta el más mínimo detalle de lo que aconteció en esa pista de baile y en el baño de "damas".

Eres mega puta mi cielo, me dice con ternura. Cuando despertamos al mediodía caemos en los rastros de la noche anterior. Mi tanga ha desaparecido, mis medias de red están roídas, y yo cargo dos sexi-chupetones, uno en el cuello y otro en mi teta izquierda.

Yo pongo cara de sorpresa y le digo con mi mejor cara de inicencia que yo no sé nada y que seguramente en nuestro depto debe haber fantasmas y lo mejor es un exorcismo.

Nos reímos y me vuelve a coger. Y apenas es sábado.

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🍒 Pregunta Cereza

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