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¿Que otro placer? – pregunté mientras notaba que mi verga era restregada por su mano que lo apretaba fuertemente sacándome líquido seminal que ella tomaba con sus dedos y lo llevaba a su boca besándome después.
Esta fue la cereza del pastel mi amor. David sacó su verga de mi abierto ano y lo metió de un solo envión dentro de mi vagina. Yo no estaba preparada para esto, así que debo haber lanzado un grito tan terrible que algún vecino preguntó si todo estaba bien. David sin inmutarse y bombeándome grito “todo está bien vecino, solo le estoy dando duro a esta putita”. Se escucharon risas tanto de hombres como de mujeres. El seguía en su tarea y de pronto sacó su verga y la clavó en mi ano de un solo tirón. Esta vez grité más fuerte, pero ya nadie preguntó nada. Parece que todos se habían acostumbrado a mis gritos. Él bombeó mi ano como si fuera una vagina, y precedido de otros gritos me vino el segundo orgasmo.
¡¡¡Wowwww!!!
Nuevamente sacó su pene y lo metió en mi vagina. Siguió clavándome sin piedad por media hora mientras me gritaba, “eres una puta, así se revienta a las putas, te gusta que te dé por el ano, tu ano me pertenece”. Me sacó tres orgasmos más sin parar ¡¡¡Que tal hombre!!! Recién en ese momento me di cuenta de que era multiorgásmica. ¡Qué tal mediodía estaba pasando!
Sigue, continúa – le dije, en ese instante me sentía en la gloria pues ella estaba sobando mi glande, la zona más sensible de mi pene. Sabía lo que hacía pues teniendo mi pene en sus manos me dominaba. Qué experta se había vuelto esta mujer.
¿Quieres que continue contándote o que te siga masturbando? – inquirió ella.
Los dos, sigue, no pares.
Bueno, el siguió dándome por vagina y ano por turnos destrozando todos mis agujeros. Yo en la gloria, pero él no llegaba al orgasmo. Así que me solté y le apliqué mi estocada mágica. Me metí su verga en la boca y empecé a succionar. Sentí que crecía más dentro de mi boca. Él empezó a gemir. Supongo que su agotamiento por fin me iba a rendir frutos o, mejor dicho, me iba a rendir leche. Seguí succionando, lamiendo y acariciando su verga. Lo tenía entre mis manos. Tú sabes que soy muy golosa y no lo iba a soltar hasta sacarle la última gota. Pero que tal resistencia de ese hombre. Me duró casi diez minutos hasta que en medio de gruñidos bestiales y gemidos como de ultratumba se vino totalmente en mi boca. Me gritaba, “eres una perra, que puta que eres, te reviento tus agujeros y sigues necesitando más”. En ese mismo momento yo tuve otro orgasmo, pero aguanté y no solté mi presa, la verga de mi hombre. Tomé toda la leche que pude, creo que no se me escapó nada. Para ese momento yo ya estaba muy cansada y excitada que perdí la precisión del momento.
¿Entonces, de allí has venido a besarme con tu boca llena de la leche de ese hombre? – le pregunté.
¿No te parece excitante? A mí me ha gustado, estoy gozando de dos machos y van 7 horas. Ahora tienes que darme duro para saber de qué estás hecho.
Continuará…