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Para Katya (Yekaterina):
La conocí hace tiempo. Tan tierna, femenina y hermosa, como sólo las rusas pueden ser. Una noche nos besamos pero su condición de recién casada puso un alto a nuestros besos. De esa noche de besos y nada más, Katya huyó de mi. Hasta anoche.
Es un poco mayor que yo (21). Tiene 28. Después de un año sin verla desde aquella noche de besos, anoche reapareció en mi vida, y quiero que permanezca allí, aquí, en mi lecho de matrimonio que poco a poco comienza a ser el lecho de mis pasiones porque ahora sé que al cornudo de mi marido (hola Jorge, 😉) le fascina que me acueste con mujeres y que dejemos el lecho sudado de pasión. Ni siquiera me acuerdo cómo fue que nos empezamos a liar. Lo último que recuerdo es que nos estuvimos besando y metiendo mano enfrente de un grupo de amigos a quienes dimos un gran espectáculo. Su marido ya se había ido pero antes de eso pudo ver cómo me comía a besos a su mujer. Su partida hizo obvio que Katia tenía permiso de liarse conmigo y que la noche nos pertenecía. Dios, qué hermosa es. El silbato del bar man anunció que el pub cerraba justo en el momento en que Katia y yo nos uníamos en un beso colosal con mis manos sobre sus pechos enfrente del grupo pero tan lejos de ellos. Pensé en llevármela al motel donde suelo que me cojan y donde conocen mis andansas incluso mejor que mi marido, pero no quería estar con ella en uno de esos lugares y exponerla al chisme del día siguiente. Le hablé a mi marido y le dije la verdad:
– Hola mi amor. Estoy con Katya y quiero pasar la noche con ella.
– Sabes que por mi no hay problema, contestó mi cornudo preferido.
– No es eso. Sabes que es tímida y no me la quiero llevar al motel. La quiero llevar a casa pero te tienes que salir.
– Y a dónde quieres que me vaya?
– Al motel. Llego con Katya en 10 minutos y no te quiero ver. Salte ya.
Llegué con Katya media hora después pues varios de los chicos nos invitaban a seguir la fiesta en sus lugares (nos querían ver coger) y nos tuvimos que deshacer de ellos y eso llevó su tiempo. Recién entramos a casa nos fundimos en un beso colosal que no se desconectó ni siquiera mientras nos desnudábamos la una a la otra.
– Y Jorge, me preguntó Katya.
– De viaje, le mentí mientras nos hacíamos paso en nuestra cama. Tiene el coño más hermoso de todos los que me he comido, es como una canoa que hace agua mientras te pide que te la comas. No soy mucho de andar lamiendo culos pero anoche me comí el de Katya porque ese no es un culo, es la cabaña donde yo quiero vivir con ella. Nos fundimos en un 69 horizontal que nos dio nuestros primeros orgasmos y así nos quedamos como media hora. Nuestras caras quedaron empapadas y después nos lamimos el resto de nuestros cuerpos como si fuéramos gatas en celo. La sensación de besarme con Katya mientras nuestros senos se unían me volvió loca. Me sentí bebé y me amamanté de ella por largos momentos, sólo para después verla a los ojos y lamerle su angelical cara.
Nos corrimos a placer. Fue su primera noche lésbica pero como si fuera una experta. Su lengua me hizo ver las estrellas, y sus dedos aterrizar en ellas. Me quedé dormida pidiéndole a Dios que no la aleje de mi y Dios hizo realidad mi deseo. Katya me despertó con un beso de miel y con la sonrisa más divina del universo. Nos volvimos a amar nuevamente y le habló a su marido para decirle que vamos a pasar el fin de semana juntas. Yo también le hablé a mi cornudo y le expliqué lo que ni siquiera sé porqué necesitaría ser explicado. Que se quede en el motel hasta que yo le dé permiso de regresar.
Esta mañana desayuné coño y me supo a gloria. Le llevé el desayuno a la cama y después me la volví a desayunar yo a ella. Ella no sabe que mi mayor fantasía lésbica era ella pero ya me confesó que desde que me vio algo sonó en su interior que la hizo desearme y que desde que bailamos juntas aquella vez enfrente de nuestros maridos supo que quería estar conmigo. Ella todavía no sabe que mi marido y yo hemos hecho el amor y nos hemos venido pensando en ella. Por lo pronto no se lo voy a decir porque por lo pronto ella no quiere cuernear a su marido. En su pecaminosa mente ella cree que lesbianisarse conmigo no son cuernos y yo no tengo problema con esa idea siempre y cuando y de ahora en adelante me visite. O incluso viajar juntas en plan de pareja, semipareja pues.
Para quienes ya me han leído sabrán que mi corazón se explaya en la cama y en la cocina y hoy le preparé unos deliciosos huevos rancheros, unas enchiladas y jugo de naranja. Todo en bandeja a la cama que nos vio amarnos.
Gracias Dios, gracias Rusia, por traer este ángel a mi cama 🙏