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Siendo mi vecino de abajo el vocal del portal, tuvo que acudir a mi piso, que es el ático que se encuentra justo encima del suyo, por un problema en las bajantes del tejado. Era domingo por la mañana y tras llamar a mi puerta, le abrí.
-"Hola vecino, ¿ocurre algo?", contesté.
-"Hola no, nada serio, tranquilo. Es por el problema que tenemos con las bajantes. El administrador me ha pedido que, cuando pudiera, echara un vistazo para ver en qué estado se encuentran. Si no te importa, me gustaría comprobarlo. ¿Puedo pasar a tu terraza?".
Acompañándole pudo mirar todo lo que quiso. Mientras lo hacía, vi que era la ocasión perfecta para intentar algo, tras lo cual, llevaba mucho tiempo dándole vueltas.
Mi vecino era un tipo de esos a los que les gusta machacarse en el gimnasio y que siempre aprovechan cualquier momento para ejercitarse. Sin duda, lucía un cuerpo bien trabajado y musculado, todo lo contrario a mí. Pero lo realmente interesante de él era la mujer que tenía. Una mujer de lo más deseable, de esas que llaman la atención sin pretenderlo. Una rubia de pelo largo, con unos pechos de infarto, alta, con largas piernas bien torneadas y un trasero redondo con caderas firmes que se contoneaban sin prisa cuando caminaba. Destilaba clase y estilo de forma innata, pero mezclado con un toque de zorra más que evidente. Su forma de vestir, tan ajustada, junto con su perfume, conseguían que mi polla se pusiera a tope cada vez que nos cruzábamos en las zonas comunes de la urbanización.
Desde que me compré el piso y me fijé en ella, me había propuesto como meta conseguir algún día poder follarme aquella belleza, pero más aún, desde que descubrí que participaban en una página web de la cual era desde hacía bastante tiempo seguidor habitual. La página era de temática cornuda y bajo el seudónimo de “Zorrita Rubia” publicaban fotos endiabladamente calientes donde se la podía ver luciendo su cuerpo con espectaculares conjuntos de lencería erótica mientras se follaba utilizando juguetes de generoso tamaño.
Era ahora o nunca. No sabía cómo reaccionaría, aunque por mi experiencia pasada follando mujeres casadas sabía que tenía mucho potencial para poder llegar a ser un estupendo cornudo, sobre todo después de las veces que les había pillado follando y haciendo aquellas increíbles fotos en la terraza para la página web. Tenía que jugármela, así que en un momento determinado le dije:
-"Ven vecino, ven a ver en qué estado se encuentra esto también, asómate".
Al hacerlo quedó petrificado. Pudo contemplar como su mujercita estaba tomando el sol en la terraza tal y como acostumbraba, recostada en la tumbona llevando solamente puesta la parte inferior del bikini consistente en un pequeño tanguita. La sorpresa no era porque lo hiciera de aquella manera, sino porque nunca imaginó que su vecino de arriba pudiera tener una vista tan directa de su terraza, y en este caso de su mujer y de sus magníficas tetas.
-"Si supieras lo dura que se me pone la polla cada vez que veo a tu mujercita tomando el sol de esta guisa. Por cierto, he de decirte que tiene unas tetas impresionantes, aunque imagino que eso ya lo sabes".
Estaba estupefacto y aún no había articulado palabra, así que aprovechando la situación le dije:
-"Me gustaría que vieras otra cosa aún más interesante si cabe, ven".
Acercándole donde tenía mi teléfono móvil seleccioné una carpeta donde abrí un archivo de vídeo. En él se veía su terraza donde había instaladas unas pantallas de luz para fotografía sujetas por unos trípodes. A continuación ella aparecía desnuda, llevando puesto únicamente unos tremendos zapatos de tacón junto con unas medias negras con liguero y un pequeño tanguita completamente metido entre los labios de su depilado coñito debido a sus mínimas dimensiones.
Acto seguido se acomodó en la tumbona y tras coger un bote de aceite corporal empezó a extendérselo suave y generosamente por todo su pecho con la ayuda de sus manos. Sus tetas se veían tersas y brillantes.
-"¿Has grabado a mi mujer?".
Fueron sus primeras palabras. Lejos de mostrar una actitud agresiva o desafiante se le notaba receptivo y curioso por saber hasta dónde había llegado con la grabación del vídeo. La cosa, sin duda, empezaba a pintar bien y decidí ir a por todas.
- "Exacto. Ni te imaginas la de pajas que me he hecho viendo este y otros vídeos que tengo. Pero este es especial, sigue mirando".
Según iba escuchando todo lo que le decía pudo ver en la pantalla como su mujer comenzaba a masturbarse. Mientras con una mano apretaba sus firmes tetas, con la otra y tras deslizarla hasta su entrepierna apartaba con destreza aquel tanguita hacia un lado después de sacarlo del interior de su coñito, comenzando a frotarse con los dedos su inflamado clítoris.
En un momento determinado él apareció en la terraza. Iba totalmente desnudo luciendo su musculado y depilado cuerpo con la polla completamente erecta. En una de sus manos llevaba un pequeño bote de gel lubricante, mientras que en la otra portaba un tremendo consolador de contundentes dimensiones, el cual contrastaba notablemente con el tamaño de su polla. Sentándose a su lado y tras lubricarlo generosamente se lo pasó. Ella sin dudarlo dos veces lo cogió para acto seguido y con una soltura pasmosa empezar a introducírselo en su coñito.
Aprovechando el momento él cogió la cámara de fotos que tenía preparada sobre la mesa y comenzó a disparar realizando un buen puñado de fotografías que, sin duda, harían las delicias de todos sus seguidores una vez fueran publicadas en la web.
Dejando nuevamente la cámara sobre la mesa se situó a su lado y, tras lubricar su polla, comenzó a hacerse una paja de escándalo mientras contemplaba la tremenda follada que se estaba dando con aquel pollón. En ese momento le miré y le dije:
- "¿Qué piensas al saber que tu vecino ha descubierto como tu linda mujercita se folla como una auténtica zorra con ese pollón de goma? Porque, permíteme que te diga, está claro que necesita algo bastante más grande que eso que tienes para quedarse bien satisfecha”.
Sabía que tenía razón. Desde hacía tiempo aquel pollón de goma, su “amiguito” como a ella le gustaba llamarlo, efectivamente se había convertido en imprescindible cada vez que follaban, tanto, que hasta en vacaciones no podía faltar en la maleta. Tenía claro que él ya no estaba a la altura y que a ella quien la follaba ahora era aquel estupendo pollón.
Cuando en su día lo compró y ella lo vio por primera vez, le encantó, le pareció espectacular, ya que el realismo y la calidad de los detalles que tenía aquella réplica del miembro de un famoso actor porno americano eran impresionantes, parecía real. Estaba muy bien hecho, con unas enormes venas que lo recorrían y unos más que generosos huevos. Sin duda su gran tamaño le pareció claramente excesivo, ya que, hasta entonces, su polla le había parecido estupenda. Pero desde que poco a poco empezó a usarlo con la excusa de hacer aquellas tremendas fotos para la página web consiguió que finalmente se acostumbrara de tal manera a sus generosas dimensiones que su polla se le empezó a quedar pequeña para, con el tiempo, ir pasando totalmente a un segundo plano.
Ella descubrió que el tamaño sí importaba y ya no se conformaba con la suya. Ahora necesitaba más, la quería más grande, más gorda, deseaba una polla en condiciones, así que aquel magnífico consolador cumplía su función. Le encantaba usarlo, cada vez que lo hacía conseguía hacerla sentir completamente llena y bien follada.
Su uso habitual había conseguido que cuando follaban fantaseasen con la idea de que ella pudiera convertirse algún día en una auténtica zorra donde un tío con un pollón como aquel, la empotrara haciéndole sentir maravillas mientras él se volvía un auténtico cornudo teniendo a su lado una mujer que se la quiere tirar todo el mundo y que se moría de ganas por conseguir una polla enorme.
El vídeo llegó entonces a sus últimos segundos de reproducción donde se podía ver la tremenda facilidad con la que entraba una y otra vez hasta el fondo de su coño aquella tremenda verga de látex con la inestimable ayuda de su mano que tan hábilmente lo manejaba. Cada vez más rápido, cada vez más adentro. Se corrió retorciéndose entre grandes gemidos y sacudidas de placer.
Después de aquel intenso orgasmo, lentamente comenzó a sacar del interior de su vagina aquel voluptuoso consolador, dejándole al hacerlo el coñito totalmente abierto y chorreante de la mezcla de sus flujos y gel lubricante. Acto seguido lo acercó a la boca de su marido para que pudiera mamarlo mientras terminaba la tremenda paja que se estaba haciendo. Tras unos instantes y mientras succionaba con ganas aquel pollón, comenzó a correrse echando tan solo un par de pequeños chorros de leche que mansamente salieron de su polla para caer directamente sobre la tersa piel de su cara.
Soltando su polla cogió nuevamente la cámara apresurándose a inmortalizar aquella imagen antes de que los pequeños chorros de leche que tenía sobre su rostro perdieran su consistencia. Sus fotos con la cara llena de leche eran de las más valoradas. Realizó un nuevo puñado de fotografías, mientras de su flácida polla iban cayendo directamente al suelo alguna que otra gota de líquido blanquecino fruto de los últimos coletazos del orgasmo que le había producido aquel tremendo pajote.
Mientras dejaba el móvil sobre la mesa y desconociendo mis intenciones preguntó:
-"¿Qué buscas con esto?".
-"Fácil, quiero dejar de pajearme y empezar a follarme a la zorra que tienes en casa. Me pone y me excita desde hace mucho tiempo y ha surgido la ocasión perfecta para ello”.
-” ¿Y si no?”.
-"No me quedará otra opción que informar al resto de vecinos sobre esas estupendas fotos que hacéis cuando tu mujercita toma el sol, y eso es algo que no queremos que suceda, ¿verdad?".
-"Parece que lo tienes todo bien calculado", contestó consciente de la situación.
- "Jajá..., así es. Te va a encantar, y a tu mujercita más cuando vea lo que tengo para ella entre mis piernas”.
-”Mira, a ver qué te parece”.
Mostrándole un segundo vídeo pudo contemplar cómo me pajeaba mientras la veía al fondo tomando el sol. Su cara de sorpresa fue mayúscula cuando observó el tremendo tamaño que lucía mi miembro, no podía creérselo, como imaginar que su vecino de arriba pudiera calzar de aquella manera. Sabía que con algo así ella se volvería loca. Se quedó sin palabras ante la posibilidad de haber dado al fin con lo que tantas veces habían fantaseado.
-”No te preocupes, vas a ser un estupendo cornudo". Le dije.
-“Por experiencia sé muy bien lo mucho que os gusta a los que sois como tú ver a vuestras mujeres siendo empotradas por un tío con un buen pollón”.
- "Ahora vete y empieza a pensar cómo hacer para que pueda follarme a esa preciosidad que tienes en casa”.
-“Por cierto, necesito tu número de móvil. Para estar en contacto, ya sabes".
-“Y una última cosa, trata de disimular esa erección que se te ha puesto antes de entrar en casa, jajaja".
Cuando llegó, la encontró en la cocina. Estaba de pie junto a la nevera con la puerta abierta, el culo en pompa y el cuerpo inclinado hacia el interior buscando algo frío que beber mientras seguía llevando como única vestimenta aquel pequeño tanguita.
-"¿Qué tal?, ¿todo bien?, has tardado mucho", le preguntó mientras cerraba la puerta de la nevera y le abrazaba para darle un beso. Al hacerlo él pudo notar cómo le ardían sus tremendas tetas debido al sol que había estado tomando hasta hacía tan solo un instante.
-"Bien, lo de las bajantes está solucionado", le contestó, pero su cabeza seguía a mil con todo lo que terminaba de pasar en mi casa.
Ella por su parte pudo notar la erección que tenía bajo su pantalón en ese momento.
-“Vaya, está claro que no puedo ir así “vestida” por casa. Te pone fatal”, y tras poner su mano sobre su polla le dijo:
-“¿Qué te parece si vamos un rato a la habitación y te haces una paja mientras ves como me follo con mi “amiguito?”.
Dejando la bebida sobre la encimera le cogió de la mano y se dirigieron a la habitación. Su móvil sonó, en la pantalla apareció una captura del vídeo en el que me estaba pajeando y al pie escrito: "Esto es lo que se va a probar tu mujer”.
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Según pasaban los días le iba mandando whatsapps. Él se mostraba colaborador contestando todas mis preguntas. Sin duda no me había equivocado, lo tenía todo para llegar a ser un estupendo cornudo.
Un día coincidimos los tres en el portal de casa esperando el ascensor. Ella iba increíble llevando uno de esos vestiditos de verano de tejido tan fino que se ajustaba de tal forma a su figura que resaltaba las curvas de todo su cuerpo, combinado con aquel perfume que tanto le gustaba usar. Aquello provocaba en mí la misma reacción de siempre, una tremenda erección.
-"Buenas tardes, pareja”, les dije.
-"Hola, vecino", contestó.
Pasamos al ascensor, mi vecino y yo al fondo, ella delante de nosotros. Aprovechando la estrechez le hice una señal a él para que me dejara hacer, entonces me pegue literalmente a su espalda.
Accionamos el ascensor, durante el trayecto arrimé mi paquete a su culo para que pudiera notar la potente erección que tenía en esos momentos. Mientras, mi mano derecha acariciaba suavemente las cachas de ese culito tan redondo, pudiendo notar al hacerlo las finas tiras del tanguita que llevaba puesto bajo el vestido. Me percaté que se agitó un par de veces. Al llegar a su planta me despedí de ellos con un:
-"Hasta luego chicos, ya nos veremos".
Cuando entraron en casa, ella se abalanzó sobre él comenzando a comerle la boca. Su mano se deslizó hasta su entrepierna por encima del pantalón y comenzó a apretarle con fuerza su pequeño paquete. Al hacerlo le sorprendió el hecho de que su polla no estuviese dura después de lo que terminaba de pasar en el ascensor. Entonces abriéndole el pantalón comenzó a sobársela por encima de su diminuto slip ansiando que recuperase su estado anterior.
-"Me tienes abandonada, necesito que me folles", le dijo.
Fueron directos al dormitorio. Él se desnudó dejando, ahora sí, a la vista su erección. Ella le besó introduciéndole la lengua dentro de su boca mientras él acariciaba su culo por encima del vestido que llevaba. Tras deslizar sus manos por debajo de la falda le agarró las cachas separándoselas y dejando al descubierto el fino hilo del tanguita que pasa entre ellas.
Se tumbaron en la cama boca arriba, uno al lado del otro, su mano fue subiendo por sus muslos hasta alcanzar su tanguita. Estaba húmedo y clavado entre los labios de su coño, retirándolo hacia un lado comenzó a masajear su clítoris con la ayuda de un par de dedos. Su coñito estaba empapadísimo en ese momento. Se notaba que estaba caliente como una perra.
Ella por su parte tampoco estaba ociosa, con su mano y tras coger su polla comenzó a pajearle sin descuidar sus pequeños huevos.
-"Estás muy caliente, zorra".
-"Siiiiiiiiii......", contestó jadeando.
- "¡Venga fóllame!", le dijo.
-“¿Qué te ha puesto así de puta?".
-"Mmmmm.... en el ascensor he notado como me presionabas el culo con tu polla. Estaba tremendamente dura, no sé qué pasaba, pero la notaba enorme!, y no he podido evitar mojarme entera!, y como a continuación me has metido mano. Me has sobado el culo delante del vecino!”.
-"¿Si?, pues tengo que decirte que no fui yo, así que tuvo que ser él".
Al oír aquello hizo ademán de levantarse ante la sorpresa, pero en ese momento él incrementó a conciencia el ritmo de sus dedos sobre su hinchado clítoris, mientras succionaba con su boca uno de sus duros y erectos pezones, arrancándole grandes gemidos de placer.
-"Te has dejado meter mano por el vecino", le dijo.
Acto seguido, se incorporó y de un solo golpe introdujo su polla en su coño que en esos momentos estaba ya bien abierto. Gemía de placer, sus tetas se bamboleaban al ritmo de las embestidas, jadeaba como una verdadera zorra.
-"¿Te gusta, puta?, ¿te gusta que te la meta hasta los huevos?".
-"Sabes que sí, pero los tienes tan pequeños que apenas los noto!”. Le dijo mientras empezaba con sus dedos a masajear con vigor su clítoris.
- "¿A sí que sentiste su polla en tu culo?".
-"Oh Síiiii, la noté dura, grande y gorda, mucho más que la tuya".
-“Entonces como las que a ti te gustan. ¿Te gustaría probarla zorra?".
- "Siiii….", contestó jadeando.
- "Me gustaría probarla...…., saber de una vez que se siente con una de ese tamaño...., que me dé duro!..., y hacerte de una vez un puto cornudo!!!!".
-“Necesito más polla cabrón”.
-“Vamos, dame más fuerte porque ya no la noto”.
Él por su parte aumentó la intensidad de sus embestidas todo lo que pudo ante su demanda, pero ella terminó diciéndole:
-“Déjalo, es inútil. Dame mejor a mí “amiguito” para poder follarme con él mientras tú te haces una paja”.
Accediendo a su petición sacó su chorreante polla de su coño, pero antes, y mientras comenzaba a pajearse, empezó a comerle el coño a conciencia. Comerle el coño era algo que, sin duda, se le daba muy bien.
-“OOOooooooohhhhh……siiiiii…..así, Dios que manera de comértelo!!!!!...”.
Cuando consiguió tenerla a punto cogió su “amiguito” metiéndoselo hasta el fondo del tirón, comenzando a follarla con él sin contemplaciones.
-“Aaaaaahhhhh!!!!.....Siiiii!!!…… jodeeer!.....ahora siiii…….”.
-“Esto sí es una polla!.....Diosssss!....”.
Decía mientras le miraba con cara de auténtico vicio. Ahora notaba su coñito como a ella le gustaba, completamente lleno.
Él no paraba de succionar su clítoris mientras continuaba dándole cada vez más duro. En ese instante y debido a la gran excitación del momento ella comenzó a correrse en un brutal orgasmo mientras le iba propinando unos buenos guantazos sobre sus duras tetas.
-“Oooohhh!!!!........Oooohhh!!!!........me corro!!!!........me corro!!!!…….”.
Su espalda se arqueó y sus piernas se tensaron para posteriormente irse relajando poco a poco.
Su polla seguía a tope, ya que aún no se había corrido. Verla penetrada por aquel pollón de goma le excitaba de tal manera que había llegado al punto de preferir follarla con él antes que con su propia polla. Le encantaba ver la carita de zorra que se le ponía cuando lo notaba clavado hasta el fondo.
Tumbándole en la cama ella comenzó a pajearle. Sus manos se deslizaban nuevamente sobre su polla mientras le decía:
-"Por lo que veo te ha excitado que otro tío haya metido mano a tu mujercita delante de ti", ahora empezó a lamérsela subiendo y bajando su lengua desde sus pequeños huevos hasta su glande combinándolo con aquella paja según iba incrementando el ritmo.
-"¿Sabes que el vecino tiene una polla mucho más grande y dura que la tuya?".
-"Eso parece…", contesto.
-“¿Te gustaría ver cómo me la mete una y otra vez sin descanso hasta dejarme el coñito totalmente destrozado?".
-“Porque con esa enorme polla que tiene él sí que me iba a dejar bien follada”.
Ahora sacudía su polla a un ritmo frenético estrellando su mano contra sus pequeñas pelotas cada vez que bajaba pudiendo notar cómo se aproximaba el momento. Su polla se puso un poco más blanda y a punto de explotar. Notaba en su cara cómo se esforzaba tratando de retardar al máximo la eyaculación.
-"¿Te gustaría que nuestro vecino te hiciera al fin un estupendo cornudo?......”, en ese instante no pudo aguantar más.
Se corrió en una corrida que le dejo sus pequeños huevos completamente exprimidos. Aun así y a pesar de la intensidad del orgasmo apenas fue capaz de echar un par de pequeños chorros de leche que ella, como una auténtica golosa y, sin soltar su polla, se apresuró a recoger con la lengua para, seguidamente, dándole un beso poder compartirla con él.
Después de aquel tremendo polvo se ducharon juntos. Estaban con un grado de calentura y excitación tremendo.
-"Sabes una cosa", dijo ella mientras se enjabonaban el uno al otro y el agua caliente corría sobre sus cuerpos.
-“He de reconocer que cuando me has dicho que ha sido el vecino quien realmente me ha metido mano en el ascensor, me he excitado como nunca lo había hecho antes”.
En ese instante su polla comenzó a palpitar, a lo que él contestó:
-"¿Te has fijado alguna vez que desde su terraza se ve directamente la nuestra?. Hoy he podido comprobarlo. Estoy convencido de que en más de una ocasión te ha visto tomando el sol y se ha pajeado mirándote".
-“¿Si?, nunca lo había pensado....”.
-”¿Crees que alguna vez nos habrá visto haciendo las fotos…...?”.
-”Seguro que sí”.
-”¿Sabrá que soy “Zorrita Rubia”?……….”.
A partir de ese instante sus relaciones sexuales notaron un nuevo empuje. Cuando follaban fantaseaban con la idea de cómo sería ese encuentro con el vecino haciéndoles follar con una intensidad que no habían conocido antes.
Ella seguía teniendo latente el recuerdo de la presión de aquel estupendo pollón sobre su culo en el ascensor y no se le iba de la cabeza. Deseaba probarlo, saber de una vez cómo sería notar su coño totalmente lleno por una polla como aquella, que la dejara bien satisfecha y sobre todo bien follada. Sin duda se había dado un gran paso.
Continuará..............