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De sugar daddy a novio y después marido
Conocí a Jorge en una aplicación donde sugar daddies y babies se conectan para llegar a acuerdos. En mi mente de adolescente-estudiante estaba lo normal, encontrar a alguien que me consintiera, apapachara y porqué no, alguien que sufragara mis gastos y me hiciera divertir.
A diferencia de mis compañeras de la uní (en esta parte del mundo lo más normal es que las universitarias tengamos nuestro sugar), yo quería un solo sugar (hay quienes tienen hasta cinco), de planta, confiable, y alguien de quien también pudiera aprender. Probé con dos tíos (uno de 48 y otro de 36) pero no hubo mucha química y el asunto es que me pagaban por follar, y lo que yo quería era un sugar (completamente diferente). Cuando estaba por cancelar la cuenta de la aplicación fue que dí con un tío con el que podía chatear por horas sin llegar a ninguna conversación indecorosa. Intercambiamos números y nos vimos una tarde. Se llamaba Jorge, tenía 38 al momento (19 más que yo), empresario, divorciado, con un hijo y una hija pequeños, buena plática, bien parecido, interesante, de buen vestir. El acuerdo fue que el me depositaria una cantidad x de dinero cada viernes para sufragar mis gastos y ahorrar y nos veríamos para cenar, ir al cine, salir de compras, ir a la playa, y cosas de esas. Me sorprendió que pasaron dos meses y nunca hubo el menor atisbo de algo sexual de su parte. Amigas mías pasaban a lo sexual máximo al mes de tener al sugar pero en mi caso no fue así. Era como tener a un tío consentidor, de esos que añoran a la sobrina. Mi amiga Kati (de quien ya he hablado en otros relatos) tenía dos sugars y para ambos era su muñeca sexual con quien materializaban todo tipo de perversiones (nada peligroso, no obstante). En mi caso era diferente, Jorge y yo teníamos un vínculo y él se mostraba temeroso a romperlo. Ese vínculo se podía catalogar como de amistad, aunque yo sabía que en instantes me miraba con morbo cuando él pensaba que no me daba cuenta. Hasta que un día me decidí a seducirlo.
Por aquel entonces yo tenía un novio, pero clásico colombiano, me cuerneaba un día sí y el otro también (casi). No es que me molestara (yo también tenía mis cosas) pero su cinismo me estaba cansando. Hasta que todo explotó cuando se cogió a Kati (mi mejor amiga) y aunque ella y yo solíamos intercambiar, siempre había sido consensuado. Fue así que me quedé sin novio y sin mejor amiga de la noche a la mañana. Si antes tenía que dividir mis tiempos para atender a Kati (ambas somos bi), Richi (mi ex) y Jorge, de repente todo mi tiempo y atención se volcó a él. Y fue entonces que me aboqué a seducirlo. Cayó en mis redes una vez que fuimos a la playa. Le dije de ir a tal playa sabiendo que no lejos había una playa nudista qué yo frecuentaba con mi ex y que tiene un par de rincones donde si uno se pone listo, puede coger con gente alrededor sin ser visto. Caminamos la playa no nudista y avanzamos a la otra. Allí me hice la desentendida hasta que Jorge captó y me propuso que nos desnudáramos para no romper con el ambiente. Me encueré enfrente de él sin ningún pudor y no pasó ni un minuto en que la pija se le entiesó. Y qué pija. Nunca imaginé que Jorge tuviera una verga de ese calibre (21cms). Y fue así como seguimos caminando, una chica desnuda de 19 caminando al lado de un hombre de 38 con la polla apuntando al cielo, y qué pollón.
En un momento de temeridad lo tomé de la polla mientras caminábamos chapoteando las olas ante la mirada expectante de muchos y muchas que no nos quitaban los ojos de encima. Lo guié rumbo a ese rincón donde Richi ya me había hecho suya durante dos o tres veranos. Nuestro rincón de amor le decíamos. Llegados al rincón soltamos las cosas sobre la arena y yo me hinqué para chupársela sin ningún preámbulo. Sabía que yo estando en esa posición estaba fuera del círculo de visión de los demás pero también sabía que él estaba expuesto a ser visto de cintura para arriba. A ninguno de los dos nos importó y seguí chupándosela como si no hubiera un mañana. Estaba engolosinada con su verga con las venas marcadas, su tamaño y su grosor, era de esos paquetes que una recuerda para siempre. Como decía mi ex-mejor amiga Kati (posteriormente la perdoné), quien diga que el tamaño no importa es porque no ha probado una buena verga.
Por estar en trance mamando no me había dado cuenta que un viejo (como de 60) se había acercado más de lo propio para poder vernos a plenitud. El tipo la tenía bien parada y como yo me sentía bien protegida por mi macho no me importó y seguí en lo mío. Me dí cuenta que Jorge estaba por venirse y paré justo a tiempo para ponerle la yema del dedo en donde nacen los testículos para detener su inminente eyaculación (si chicas, si colocan la yema del dedo en ese lugar se puede detener la eyaculación). Nos sentamos para relajarnos un poco y al voltear hacia los alrededores nos dimos cuenta que no era sólo uno sino tres tipos los que merodeaban la zona para vernos mientras disimulaban muy mal viendo hacia el infinito con las pollas tiesas. Los tres iban totalmente desnudos y por lo tanto era obvio que no traían móviles por lo cual me atreví a seguir con lo mío.
Me puse en cuatro y le moví la colita a Jorge. Quienes hayan visto mis fotos sabrán que a los chicos les fascina darme en esa posición, y a mi me permitía tapar mi rostro de la audiencia que teníamos. Jorge me empezó a dar con todo, el ruido de los aplausos era vulgar, las embestidas de Jorge me llegaban hasta el fondo. Una chica que reconocí de ocasiones anteriores cuando venía con Richi se había acercado a ver y le dediqué mi mejor sonrisa (linda chica de ojos verdes y senos en forma de pera, mis favoritos). Los tres tíos pajeándose sin vergüenza alguna. Jorge empezó a bufar, supe que su corrida sería épica y no quería quedar preñada de él, me salí y me acomodé para recibir mi regalo. La corrida que salió de esa verga ha sido la más copiosa y poderosa que jamás haya visto. Mi cara, mi cabello, cuello, tetas y vientre quedaron atiborrados de lefa que se escurrían por todo mi cuerpo hacia mis piernas y muslos. Nunca en mi vida había acabado así de mojada por ninguno de mis machos. De dónde había sacado tanta leche? Cuánto llevaba sin culear?
Cuando regresé a este mundo voltee a ver y los tres tipos se meneaban sus ya semi-flácidas vergas sacudiendo las últimas gotas de sus venidas. A quien quería ver, a la chica, ya no estaba. Me sentí la chica más puta de Australia en ese momento y seguramente lo fui por aquellos instantes. Jorge balbuceaba sus últimos bufidos mientras me volteó a ver y me dijo "eres una diosa, qué corrida".
Me hubiera encantado quedarme así, mojada, sucia de lefa, y regresar así al auto para que todos me vieran pero Jorge me dijo "anda, vamos al agua que estás llena de leche".
Esa noche, cuando Jorge me llevó de regreso a casa de mis padres (siendo entonces una hija de familia ejemplar no podía no llegar) Jorge me pidió ser su novia.
Tu novia, o tu puta – pregunté.
Eres una zorra – me contestó, se me abalanzó con violencia, me arrastró al asiento trasero de su BMW y allí (justo al lado de mi casa) me volvió a poner en cuatro y me cogió. Pero esta vez terminó dentro de mi y yo entré a casa escurriendo lefa (ni la primera ni la última vez) por entre las piernas. Saludé a mis papás, a mi hermana y me subí a mi cuarto sintiéndome la chica más hermosa y satisfecha del hemisferio sur.
La historia de cómo mi novio se convirtio en marido la platicarè despuès.