Guía Cereza
Publicado hace 1 semana Categoría: Hetero: Infidelidad 2K Vistas
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Bogotá, Diciembre 18, 2022, 11:20 pm

-”Muchas gracias Doctor Suárez por venir y gracias por el vino y las galletas”, abrace al jefe de mi esposo, dándole un sutil beso en su mejilla, y siendo amable por haber asistido esa noche a la novena de Navidad que Ricardo y yo habíamos organizado.

-”Gracias a ti Mónica por invitarme esta noche... y como siempre tu tan especial con los invitados... y tan espectacular cuando te da por lucirte”, me dijo el abrazándome con fuerza y susurrando a mis oídos en voz baja la parte final de sus palabras de despedida esa noche.

-”Gracias Doctor Suárez, espero que haya disfrutado de la novena, la música y la comida”, agrego Ricardo, mi esposo, abrazándolo efusivamente.

-”Hombre Ricardo, de todo eso y un poquito mas... viendo a Mónica cantar las novenas agrada a cualquiera”, respondió el riéndose a carcajadas

Ricardo también se rio.

Finalizaba esa noche la reunión de novena de aguinaldos que teníamos organizada con nuestros amigos, y en la que habíamos invitado a gente de la empresa donde Ricardo trabajaba, así como a mi jefe, el Doctor Laverde y un par de amigos de mi oficina.

A mis 34 años, llevaba 6 años de matrimonio, una nena de 5 añitos de edad, y desde el 2015 laboraba como auditora contable en una importante entidad bancaria de la ciudad. Ricardo, mi esposo, no aparentaba sus 44 años de edad, y esos 10 años de diferencia entre los dos ya empezaban a afectar la relación que teníamos.

Sus excesivos, enfermizos y estúpidos celos con mi jefe, el Doctor Laverde, y por el contrario, su grotesco y perverso interés por incitarme a que su jefe, el Doctor Suárez, se acercara mas a nosotros por la parte sexual, y con serias y repetidas intenciones, me proponía insistentemente que yo me acostara con el, cosa que me repugnaba, rechazaba y ya nos afectaba la relación de pareja. El gran deseo sexual de Ricardo era verme desnuda, en una cama, mientras yo satisfacía al Doctor Suárez, el cual no disimulaba para nada su interés sexual hacia mi, y esa noche de nuevo con la perversa complacencia de Ricardo, al cual no parecía importarle en lo mas mínimo, me insinuaba en silencio que lo dejara acercarse a mi.

Obviamente siempre me le rechace a semejante cosa y ya Ricardo, esa noche, pasaba la raya del respeto por mi persona.

Una hora mas tarde, abro los ojos y veo el reloj de mi mesa de noche. Marca las 12:30 am. Estoy completamente desnuda, y el ajustado y sexy vestido azul que esa noche lucia estaba aun tirado en el piso. Soy Barranquillera y desde muy joven practique el patinaje, el cual me dio muchas satisfacciones personales y deportivas, al igual que dejo en mi cuerpo las consecuencias de los estrictos entrenamientos en la liga de Patinaje del Atlántico, a la cual pertenecí desde el 2007 hasta casarme con Ricardo en el 2016. Mis bien moldeadas piernas y mi parado y firme trasero mostraban a la perfección el esfuerzo de muchos kilómetros sobre los patines, y duros y exigentes entrenamientos cuando vivía en Barranquilla. Yo, bien femenina, aun seguía orgullosa de mi bien formada y espigada cola de mujer costeña. Y Ricardo, disfrutaba al máximo con ella.

Sobre la cama de nuestra alcoba, mi cuerpo aun se sacude y siento como el obeso abdomen de Ricardo golpea mis nalgas, al mismo tiempo que sus manos se aferran a mis caderas, y su verga sin condón se mece lentamente en lo profundo de mi vagina.

Estoy en cuatro, al estilo perrito, como a el mas le gustaba, y Ricardo detrás mio, también desnudo, me castiga con su verga mi estrecha vagina.

Llevamos ya 30 minutos teniendo sexo, complaciendolo a el esa noche en que el sexy y ajustado vestido azul destaco a pleno mi cola, mis piernas y mi cuerpo. Mi esposo gime mientras siente como su verga aun eyacula su leche en lo profundo de mi sexo. El acaba de llegar a su orgasmo, y ahí en esa cama, desnuda y mientras mi esposo me deja en lo profundo de mi sexo su erecta verga y eyacula su espesa leche caliente, tontamente trato de salvar la deteriorada relación de pareja, sin imaginarme que Ricardo, en su mente tenia ya otros planes para mi.

-”Sabes cuantos manes de tu oficina me están envidiando ahora... cuantos manes no darían lo que fuera por una hora de motel contigo, de tenerte así desnuda, en cuatro, dejándote esa cuquita llena de semen... y el malparido ese de Laverde que no hizo sino mirarte las piernas y el culo hoy.. me cae mas mal tu jefe”, dijo Ricardo con voz entrecortada por la excitación.

-”Pero me pone al rojo vivo ver como el Doctor Suárez se queda mirándote.. lo tienes mas caliente que un horno de panadería... si vieras como el te miraba tus nalgotas cuando ofrecías la comida y el trago... el ya nos invito para el próximo fin de semana a la finca de Silvania, para que te vea en bikini y en la noche con unos tragos de por medio le entregues esta cola, esta cuquita y esas piernas por una horita... de alquilar balcón la culeada que ese man te va a dar...y mucho mas cuando me pidió que lo dejaras 15 o 20 minutos dándote por el culo.. las ganas que el tiene de hacerte el sexo anal... uff”.

Sentí que el mundo se me caía ante semejante cosa. Mi mas faltaba que yo iba a aceptar esa propuesta. Obviamente le rechace a Ricardo esa idea. Llevaba ya 2 años rechazando cada fin de semana las intenciones oscuras de mi esposo para que me encamara con su jefe, el Doctor Suárez, dueño de varios depósitos de materiales para construcción en Bogotá y Cali, un empresario exitoso lleno de plata, al mismo tiempo que el desesperado trataba de acercarse a mi por la parte sexual, solo con el perverso interés de querer que yo lo complaciera. Ricardo, ilusamente, creía que el Doctor Suárez le entregaría la administración general de 3 sucursales, con la única condición de yo me acostara con el.

Esa noche, ahí en esa cama, e irónicamente mientras la verga de Ricardo aun me entregaba su semen dentro de mi tesoro, el firmo la nota final de nuestra relación y muy molesta, al otro día, decidí irme con mi hija Lorena a donde mi tía Luisa, quien también vivía en Bogotá, ya que necesitaba tiempo para tomar la decisión que mas me convenía.

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Bogotá, Domingo, 7 de Mayo de 2023, 11 am

Mi amiga Marina, ex-patinadora de la Liga del Atlántico me invito a salir con ella a la ciclovía bogotana, así que deje a mi hija en casa de mi tía, y con todas las ganas acepte a su invitación, por una parte para recordar viejos tiempos y por otra para despejar mi cabeza por la dolorosa separación de Ricardo, mi ex.

Llevaba ya 6 meses sola, al lado de Lorena, separada, sola pero feliz, con todas las dificultades de ser de un momento a otro madre soltera, pero con la desinteresada ayuda de mi tía y mi madre, quien desde Barranquilla quería lo mejor para mi.

-”Mónica.. Mónica... oye creída...”, escuche que me llamaban cuando íbamos por la Carrera 7a con Calle 72.

Voltee a mirar mientras Marina y yo nos deteníamos.

-”Hola Doctor Laverde... que alegría de verlo de nuevo”, sonreí al saludarlo de nuevo dándole un incomodo abrazo. El se encontraba caminando al lado de su esposa y yo en montada en los patines de competencia ese Domingo de ciclovía.

-”Y como van los planes del viaje Doctor?”, le pregunte.

-”Bien, ya casi todo listo y arrancamos en 15 días, nerviosos, con muchas dudas por dejar a la familia, pero con ganas de salir adelante.. y aquí dándonos la despedida final de la ciclovía.. la voy a extrañar” dijo el mirándome los patines, las piernas y dejando subir sutilmente su mirada hacia mi entrepierna. El ajustado pantalón deportivo de lino negro mostraba a pleno mis atributos físicos, y mis piernas y mi bien moldeada cola currambera en pleno furor para propios y extraños.

El doctor Laverde había renunciado al banco y ya no era mas mi jefe directo, y partía hacia Santa Marta, a explorar nuevas oportunidades laborales con una conocida empresa multinacional francesa.

-”Y tu nuevo jefe?.. me contaron que el Doctor Martínez es tu jefe”, dijo el

-”pues la verdad, el es aburrido, muy serio, nada de chistes en la oficina.. muy diferente a usted Doctor Laverde, realmente lo vamos a extrañar”, respondí viendo cierta envidia en la esposa de el, ya que me miraba con displicencia.

-”Y tu como vas Mónica?”, me pregunto el dejando entrever cierto pesar y frustración por saber que yo ya no estaba al lado de Ricardo, y como una atractiva mujer barranquillera de 34 años, tenia mucho por delante que vivir y disfrutar, ya sin las ataduras de un hombre celoso, inseguro y compulsivo.

En su pregunta, el Doctor Laverde, me dejaba ver su sentimiento de rabia porque el destino no nos dio mas tiempo para vivir y explorar esta nueva etapa de mi vida.

-”Bien, Doctor, ahí vamos.. feliz, disfrutando el día a día”, le respondí.

-”Y ya sabes mi Mónica... allá en Santa Marta estaré para lo que se te ofrezca..” dijo el despidiéndose y dándome su ultimo abrazo de despedida.

-”Gracias Doctor Laverde... si tengo a mi hermana allá y ella no hace mas que insistirme que me vaya a explorar opciones para la costa”, le respondí dándole un beso sutil en la mejilla, incomoda por tener a la esposa de el a su lado.

El, discreto, tan pronto me voltee, puso sus ojos en mis piernas y mis torneadas nalgas, y me aleje con mi amiga Marina, lentamente, como dándole gusto por dejar que mis atributos físicos se lucieran para el, una ultima vez.

Que ironías las de la vida.

Cinco horas mas tarde, lo gemí a pleno, lo disfrute a pleno, lo viví a pleno.

Habia salido en la tarde a cine con Raúl, un compañero de Auditoria del banco, quien me invito. Después del cine, el tema de la soltería salio a flote y con una simple pregunta terminaron para mi 6 meses de sequía sexual:

-”Mónica.. te dejas invitar a motel?

Acostada sobre la amplia cama de un motel de Chapinero, toque el cielo y el orgasmo me atravezo de pies a cabeza como un veloz y complaciente rayo enceguecedor. Fue una deliciosa sensación de placer, erotismo y libertad, que llevaba mucho tiempo sin sentir.

Encima mio, Raúl, de la misma edad miá, me sacudía deliciosamente su verga cubierta con un condón, y ese delicioso coño cartagenero me daba el placer que yo tontamente necesitaba. Su vergononon, grueso e imponente, entraba y salia de mi estrecho y húmedo sexo, y en posición misionero se sacudía exquisitamente. Yo abajo de el solo sentía ese intenso roce de su verga dura contra mi clítoris y me daba ese orgasmo que tanto necesitaba, mientras mis atléticas piernas, abiertas de par en par, lo soportaban.

Llevábamos ya 30 minutos, lo dos ahí tirados en esa cama complaciente de un motel barato de Chapinero.

-”ay Dios.. dios... dios... Moni...Moni” gimió el y me hundió su vergota bien hasta el fondo.

La sentí toda. Que rico, especialmente complaciente, saber que Raúl se acababa de reventar adentro mio, y que el era el primer hombre al que le entregaba mi desnudo cuerpo, después de la dolorosa separación de Ricardo. Era el primer hombre con el que me acostaba después de 6 años al lado de Ricardo.

15 minutos mas tarde, me puse en cuatro y Raúl se ubico detrás mio abriendo con sus manos mis nalgas

-”Que pedazote de culo tan rico el suyo Mónica... mucho guevon su ex, dejarla a usted sola, con ese cuerpazo de hembrota costeña y con tanto manes del banco queriendo comerse a Mónica”, dijo el lamiéndome los labios vaginales y chupándome el clítoris con ternura.

-”Me imagino que el Doctor Laverde se la gozo de lo lindo”, dijo Raúl

-”No, con el doctor nunca paso nada”, le respondí al mismo tiempo que en la cabecera de la cama se veía un póster de una mujer desnuda en una playa de arena blanca.

Sin perder tiempo, Raúl, se ubico detrás mio, me abrió las nalgas, puso su mano derecha en mi vulva y me hundió su vergota toda hasta el fondo. Gemí y la sentí toda, y la mujer costeña del póster se perdió de mi vista, mientras que yo cerraba los ojos y empezaba a disfrutar como sus manos se posaban sobre mi cadera, mientras que su inmensa verga se mecía deliciosamente adentro mio.

Fueron 15 minutos de ensueño, ahí en cuatro, al estilo perrito, sobre esa cama cómplice de un motel, mientras que Raúl, me sacudía su firme miembro masculino y dejaba que rozara mi clítoris dándome el placer sexual que tanto necesitaba y que mi ex, dejo de entregarme por darle prioridad a sus oscuros y perversos deseos sexuales.

Y ahí de nuevo lo gemí, lo grite, lo disfrute a pleno cuando de nuevo ese delicioso orgasmo me recorrió de pies a cabeza, mientras en frente mio, un póster de una playa me guiaba el rumbo de mi vida.

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Santa Marta, Viernes, 24 de Mayo de 2024 6:15 pm

Abrí la puerta y ahí estaba el, igualito, sin cambiar, el mismo que había dejado de ver un año atrás.

-”Doctor Laverde”, le grite y lo abrace efusivamente.

-”Mónica, mujer divina...” me saludo el dándome ese abrazo que había esperado tanto tiempo.

Fue un saludo especial, el fue mi jefe en el banco por mucho tiempo, y ademas una persona muy especial con la cual compartí buenos y malos momentos de mi vida.

Yo había viajado a Santa Marta de vacaciones a visitar a mi hermana y de paso a explorar opciones, ya que ella me insistía que yo tenia mas oportunidades allá en la Perla de América como la llaman. Mi mama había viajado desde Barranquilla, y en esos 7 días íbamos a estar las tres juntas, al lado de Lorena.

-”Y tu no cambias para nada Mónica, la misma costeña encantadora que deje en el banco, esa sonrisa que enamora y ese cuerpo de reina currambera que enloquece”, me dijo el mirándome de arriba a abajo, y de paso de forma jocosa resaltando mis cualidades físicas.

-”Y Rellenita, donde esta?” me pregunto el con curiosidad.

-”Esta con sus primitos, así que la salida esta noche es entre tu yo yo.. solitos”, le respondí coquetamente.

Salí de la casa de mi hermana y en frente, el Doctor Laverde me abrió la puerta de su carro y yo sonriente entre y le agradecí:

-”Uyy.. su caballerosidad aun no se ha acabado Doctor”

-”Para nada mi Mónica... y mucho mas contigo después de tanto tiempo sin verte esa sonrisa, esas piernas de reina y ese cuerpazo que iluminaba mi día a día allá en Bogotá, realmente te extrañe estos largos 365 días sin verla”

Que ironías de la vida.

Nunca en los 6 años que el fue mi jefe, lo escuche hablar de mi físico tan escuetamente. Ahora, ya habiendo dejado a un lado la relación profesional, pasábamos a un plano mas personal y era la primera vez que el se refería hacia mi de forma tan directa haciendo alusión a mi cuerpo.

Cenando en uno de los restaurantes del Malecón nos comentamos de nuestras vidas, y me entere que la relación con su esposa se había deteriorado, y ella se había regresado a Bogotá hacia poco. Y yo claro le conté de mis habituales salidas con Raúl y Orlando, compañeros del banco donde aun trabajaba, y con los cuales tenia una relación sencilla de amantes esporádicos.

-”Y feliz mi Mónica?.. sin rollos ni complicaciones, disfrutando de la vida.. y de paso dándole a Raúl y a Orlando lo mejor de ti”, dijo el, mostrando ciertos celos y envidia.

-”La verdad si, Doctor.. estoy tranquila y el tiempo que pase con Raúl y ahora con Orlando, me ha dado un respiro, confianza y de paso la libertad que buscaba y nunca había tenido como mujer”, respondí

-”No me torture Moni... yo acá solo y aburrido, y usted disfrutando a pleno el buen trato que se merece una hembra como Mónica... y los pendejos de Raúl y Orlando gozándose los buenos momentos a tu lado” agrego el riéndose.

-”Todavía me acuerdo de la primera vez que te conocí el día de la entrevista en el banco.. tu estabas de faldita azul.. hermosa mostrando esas patotas de diosa... y la ultima vez que te vi en la ciclovía ese Domingo, mi Mónica con esa locura de pantalón deportivo apretado de color negro.. esas piernotas y esas nalgas... divinas.. y un año después no han cambiado... esa falda roja que luces hoy, sexy y coqueta, habla por si sola..”, dijo el

Su respuesta fue tajante. Yo tenia puesta una faldita roja que me llegaba arriba de la rodilla y permitía lucir mis atributos. Mis torneadas piernas y mi cola de mujer barranquillera en su máxima expresión. Después de un largo año de espera, el Doctor Laverde declaraba a gritos su independencia y me reclamaba de forma cortés, el hecho de que el destino no nos había dado la oportunidad que el y yo pedíamos tener.

Guarde silencio, sonreí y tome la mejor decisión, la que mas me convenía.

-”Pues ya que estamos solos, porque no aprovechamos el momento y nos consentimos… vamos a el Rodadero a caminar?”, pregunte coqueta.

10 minutos mas tarde caminábamos tomados de la mano, como cualquier pareja, por las estrechas y ruidosas calles del Centro de la ciudad, después de haber pagado la cuenta y haber salido del restaurante donde cenamos, llegamos al parqueadero donde el auto del Doctor Laverde nos esperaba, y el nuevamente como un caballero, me abrió la puerta. Entre y me senté, y mi corta y sexy falda roja se subió bien arriba de la rodilla mostrando a pleno la parte alta de mis piernas.

El cerro la puerta y se quedo nervioso por lo que sus ojos veían a través de la ventana del auto. No me importo, era el abrebocas a lo que venia. El Doctor Laverde entro al auto, se sentó a mi lado y se quedo sonriendo viendo como la corta y sexy falda mostraba y exponía casi en su totalidad mis torneadas piernas.

-”Dios.. lo veo y no lo creo… me faltaban ver esas bellezas”, me dijo el mirándome las piernas y los muslos totalmente expuestos por la corta y atrevida faldita.

-”Mas vale tarde que nunca le dije”, volteandome hacia el.

Lo mire a sus ojos y el también me miro, y de inmediato nuestras cabezas se acercaron mutuamente, rompiendo casi 7 años de amistad profesional, ahora ya en un plano mas personal, para fundirnos en un apasionado beso que espero mucho tiempo para ser realidad.

Su lengua su enredo con la miá, y ambos con los ojos cerrados nos dábamos esa primera muestra de amor que tanto se demoro, al mismo tiempo que la mano izquierda del Doctor Laverde, se posaba sobre mis rodillas y me empezaba a acariciar las piernas y con dudas, recorría mis gruesos muslos. Fue increíble como de repente, ambos dábamos rienda suelta a tantas cosas no vividas durante esos 7 años de vida laboral y profesional, y ahora con ese delicioso y apasionado beso, el me expresaba su cariño, al mismo tiempo que su mano recorría libre mis formados y gruesos muslos.

En medio del delicioso y apasionado beso, sentí como su mano se detuvo, dudosa y recatada, y no quizo avanzar por debajo de la corta falda. Señal inequívoca que en frente mio tenia a todo un caballero que no quería presionarme y con respeto conocía sus limites.

Al darme cuenta de eso, rompí ese beso momentáneamente y le susurre a sus oídos en voz baja:

-”Me puedes tocar... no te detengas”

De inmediato cerré los ojos, volvimos a trenzarnos en ese beso cómplice y sentí como su mano, ya libre de dudas y sin limites de ninguna clase, avanzo y se escondió por debajo de mi falda, dejando que uno de sus dedos de su mano me acariciara la delicada tanga que yo tenia puesta bajo la falda y finalmente la movía lentamente, para con seguridad y delicadeza, introducirse en mi vulva y empezar a tocarme los labios vaginales y el clítoris que gritaba a gritos ser adorado esa noche.

No nos importo el ruido ni el sitio del parqueadero pero en esos 5 o 7 minutos me pegue una prendida y mi ego sexual despertó al hombre que mas lo merecía. Abriendo mis piernas, deje que el recorriera cada rincón de mi sexo, ahí en su auto.

Como un maestro, a sus 45 años, el Doctor Laverde, sabia como estimular a una mujer, y en esos 7 minutos, me lo demostraba, mientras uno de sus dedos, con cuidado, cariño y delicadeza, me acariciaba el clítoris lento y seguro, y parecía jugar con el como si lo conociera desde hacia muchísimo tiempo. Mientras sus besos me llenaban de emoción, abajo en medio de mis piernas, los dedos de la mano izquierda del Doctor hacían un formidable trabajo acariciándome los labios vaginales y magistralmente se hundían en mi vagina, pellizcándome el clítoris deliciosamente. Y yo a mil, encendida y con ganas de que no parara.

-”Me llevas a un motel?”, le pregunte rompiendo el beso, mientras que el me sacaba el dedo de mi sexo, ya húmedo por la excitación.

-’Te llevo a mi apartamento”, respondió el también excitado.

Los 30 minutos atascados en el trafico de Santa Marta fueron extraños. El acariciándome las piernas y dejando que su mano derecha subiera mi falda para tocarme la tanga y tácitamente mi sexo. Y yo tocándole la parte trasera de su cabeza y de vez en cuando podía, le tocaba su pene erecto bajo el pantalón que el lucia.

Llegamos al apto 302 del conjunto donde el vivía y entramos. Sencillo, humilde, simple y sin lujos. Fotos de su familia y allí, en el comedor, la foto con nosotros los del banco el día de su despedida cuando lo invitamos a un asado en Chía. Estaba Adriana, Luis, Arturo y el, abrazándome por la cadera a mi lado. Yo lucia ese día, irónicamente la misma falda roja que hoy tenia puesta.

-”Te acuerdas de ese día Mónica?”, me dijo el abrazándome por la cadera y dejando que su mano se escurriera sobre mi falda, tocándome a su antojo mis paradas nalgas.

-”Tenias esta faldita roja.. y este culazo se te veía divino”, dijo el

-”Imposible olvidarte”, dijo el volteandome y dejando que sus labios de nuevo se juntaran a los míos.

Mientras que los dos sembrábamos tácitamente esa esperanza de un amor no reconocido, sentí como las manos del Doctor Laverde se subían bajo mi faldita y me jalaba mi tanga, bajándomela por debajo de la falda, aun besándonos apasionadamente.

La fuerza de gravedad hizo el resto y mi tanga cayo enredada sobre mi rodilla, al mismo tiempo que el me empujaba con delicadeza sobre el sofá de la sala.

Riéndome caí sentaba sobre el sofá, con la sexy y fina tanga negra atorada en mis rodillas, como si no quisiera salir de mi cuerpo. De inmediato me solté los zapatos de tacón que esa noche lucia y apure a retirar mi tanga, abriéndome de piernas en frente de el.

Vaya, que momento para el !!!

Los ojos del Doctor Laverde lo decían todo. Su sorpresa, su jolgorio, sus ojos brillantes concentrados en el tesoro que oculte por tanto tiempo y que ahora el descubría, allí, en medio de mis piernas.

-”Diosito... lo veo y no me lo creo Mónica de mis amores... 7 largos años esperando este instante”, dijo el arrodillándose en frente mio y colocando su cabeza en medio de mis piernas.

Tierno, dulce y amoroso, la lengua del Doctor empezó a lamerme la vulva con delicadeza y con sutileza a morderme el clítoris como todo un maestro del erotismo. El, con sus ojos cerrados, empezó a disfrutar de los fluidos vaginales que brotaban de mi sexo, mientras yo me empezaba a excitar, al mismo tiempo que el recorría con sus dedos y su lengua, mi vulva, mis labios vaginales, mi clítoris y mi estrecha vagina.

Me empece a excitar mucho mas y deje que mi cuerpo se recostara sobre el sofá, y coloque mis manos sobre su cabeza, mientras que la deliciosa y rugosa lengua del Doctor Laverde me daba ese toque mágico de placer y erotismo. De pronto, su lengua empezó a restregarme con fuerza el clítoris, y sus dedos empezaron a entrar y salir rápidamente de mi vagina, y sentí que mi cuerpo empezó a flotar sobre ese cómodo sofá. Empece a gemir sin pena ni gloria y allí en ese sofá, la lengua del Doctor Laverde me entrego ese orgasmo especial que llevaba años sin vivir. Colocando la punta de su rugosa lengua en la parte mas sensible de mi clítoris, el me hizo vivir un momento especial que llevaba años sin disfrutar, algo que Ricardo, mi ex había olvidado. Algo que ni Raúl ni Orlando tampoco habían logrado en los pasados 12 meses, tiempo que llevaba con ellos en una relación de amigos y amantes que siempre terminaba en los moteles de Chapinero o los de la primera de Mayo. El sin saberlo ni conocerme, encontró mi punto G, el punto de mas sensibilidad de mi clítoris. Lo gemí, lo grite, lo disfrute y no me dio pena alguna por pedirle en voz alta lo que mi sexo quería:

-”uyyy que ricoooo…. ven desnudate ya Ramiro... penetrame... te quiero adentro mio”

Con desespero y excitación, retire su cabeza de en medio de mis piernas, las cerré, me puse de pie y Ramiro se abalanzo sobre mi blusa para desabotonarla y raparme el brassier de mis pequeños pechos, al mismo tiempo que el se quitaba la hebilla del cinturón y su pantalón y sus calzones caían al piso. Mi brassier y mi blusa cayeron al piso con rapidez y violencia.

Y ahí en esa sala quedamos los dos completamente desnudos. Yo sin darme cuenta que por primera vez lo llamaba por su nombre. Y el sin darse cuenta de que el ya no era mas el Doctor Laverde para mi.

Lo mire a los ojos y nuevamente le di ese beso especial, leyendo en su mente lo que el quería hacer conmigo, mientras mi mano derecha bajaba sobre su abdomen y le empezaba a masajear su firme y bien erecta verga cachaca, y el sin contemplaciones ni limites me acariciaba mis duras, firmes y moldeadas nalgas.

Me solté de el y le di la espalda, y me puse de rodillas en el sofá colocando mis brazos contra la cabecera del sofá de la sala. Yo sabia lo que el quería en ese momento y como me le debía entregar a Ramiro.

Mis bien paradas nalgas, mi atractiva cola, mi ano y mi gruesa vulva solo para sus ojos. Solo para su verga esa noche.

-”uyyy dios.. miren estas bellezas... 7 tortuosos años soñando siempre tenerla así en esta posición algún día Mónica” dijo el arrodillándose y colocando su boca sobre mi vulva para lamermela de nuevo, esta vez, abriéndome las nalgas y colocando la punta de su lengua en la entrada del hoyo de mi ano.

Ese beso negro, como lo llaman, me encendió aun mas, y lo disfrute a pleno. Luego el me mordió de nuevo el clítoris, como para asegurarse que era de verdad, y no un sueño.

Luego la intensidad del momento, me llevo a la locura, a esa que hoy, para nada no me arrepiento.

-”Ramiro, penetrame ya.. te quiero sentir adentro mio... y no te preocupes por el condón... quiero que te derrames adentro mio esta noche”, le dije con mi respiración entrecortada por la excitación

Sin mediar palabra, Ramiro coloco su mano izquierda sobre mi hombro y sentí como su verga se posiciono en la entrada de mi sexo, y como un maestro me la hundió toda hasta el fondo. La sentí divina, la sentí especial, la sentí que era solo para mi. Allí, en posición perrito, acomodada en cuatro en el sofá, como el mas lo quería, deje que Ramiro me entregara su verga sedienta.

Esos siguientes 10 minutos para los dos fueron de intensa gloria sexual. Yo, por primera vez después de 6 años de fracasado matrimonio, dejaba que una verga se sacudiera libre en mi vagina, sin protección de ninguna clase. Ramiro, por primera vez, después de 7 años de amistad profesional se culeaba finalmente a Mónica, su sexy amiga barranquillera y esa secretaria coqueta que lo acompaño en el banco, y su verga se mecía sin contemplación en mi estrecho sexo.

Fueron 10 minutos mágicos, intensos, gloriosos. El lo grito a pleno. Yo igual. Ambos colapsamos de placer. Nuestro primer orgasmo mutuo, el cual no seria el ultimo.

-”Mónica.. Mónica... Mónica... gracias Diooooosssssss !!”

Ramiro gimió al sentir como su verga reventó sin tapujos allá enterrada en lo profundo de mi sexo, vomitando a pleno chorros de espeso y maduro semen cachaco, que lentamente inundaron mi tesoro. Yo gimiendo de lo lindo mientras ese orgasmo me hacia flotar de placer al mismo tiempo que Ramiro, me llenaba de fresca e hirviente leche madura, y su verga me seguía restregando el clítoris, cosa que me encantaba.

Que momento tan especial para ambos. Desde que lo conocí en Abril del 2015 cuando presente la entrevista laboral con el en el banco y luego como mi jefe directo en la oficina, siempre sostuvimos una solida relación profesional y de amistad, basada en el respeto y la confianza. Ahora, ahí acomodada en cuatro, desnuda y con la totalidad de su verga hundida en lo profundo de mi vagina, la relación con Ramiro daba un giro de 180 grados y ambos pasábamos a un plano mas intimo, todo y esto, mientras que las guevas de el bombeaban su semen cálido y la cabeza de su pene eyaculaba esa leche espesa e hirviente en lo profundo de mi sexo.

Luego esos dos o tres minutos de calma y erotismo. Yo, excitada y post-orgasmica no me cambiaba por nadie al sentir esa increíble sensación de calor en lo profundo de mi vagina. La blanca lava caliente que la verga de Ramiro me había entregado por primera vez rebosaba mi sexo e inundaba mi estrecho tesoro. Y el aferrado a mi torso aun tenia sus contracciones abdominales, señal clara que su verga y sus dos pesadas guevas vomitaban semen en lo profundo de mi sexo.

Miro el reloj y leo las 9:30 pm. Completamos ya dos horas los dos, de lleno, entregados el uno al otro a satisfacernos a pleno en esa cómplice cama, desnudos y sin apuros.

Encima mio, Ramiro se sacude lento y su cuerpo tiene las contracciones orgásmicas y su abdomen se mece con dificultad. Yo, acostaba sobre la cama, con el encima, en posición misionero, lo abrazo por la espalda y espero a que el termine. Su verga, ya no tan erecta ni dura, pero aun enterraba en mi sexo, eyaculaba por ultima vez en esa noche su espesa leche y me entregaba ese húmedo recuerdo de una atracción sexual no satisfecha. Yo, con mis piernas bien abiertas recibo ese divino castigo sexual de un hombre que merecía lo mejor.

Después de haber tenido sexo en el sofá por cerca de una hora, Ramiro me invito a su cama para estar mas cómodos y compartir esas vivencias sexuales reprimidas por mas de 7 años. Con calma, amor, ternura y lleno de erotismo, mi cuerpo desnudo se movía libre sobre la cama y Ramiro me cambiaba de posición una y otra vez, dándome el placer que yo merecía y necesitaba, mientras que yo lo dejaba que el mismo tuviera su recompensa sexual, y mis senos, mi vulva y mi vagina recibían sin temor alguno la espesa y amarillosa lava que brotaba de su verga cuando el eyaculaba.

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Santa Marta, Miercoles, 29 de Mayo de 2024, 7 pm

-”Quedate conmigo Mónica, haré lo que sea para salir adelante al lado de Lorena... vas a Bogotá, arreglas tus cosas, pides una ausencia de un año en el banco, y probamos los dos acá a ver como nos va”, dijo el abrazándome en la cama de su apartamento.

Estábamos desnudos, después de haber tenido sexo esa tarde de nuevo en su apartamento. Llevábamos ya cinco noches viéndonos, y cinco noches que habíamos terminado desnudos en la cama de su alcoba. Cinco noches en que su verga había reventado sin contemplación ni protección alguna en lo profundo de mi sediento sexo.

Terminaban para mi, de esta forma, esos mágicos 7 días de vacaciones en Santa Marta. De día el lado de mi madre, mi hermana y Lorena disfrutando del acogedor ambiente familiar. Y de noche, esas 6 noches mágicas, en la cama del apartamento de Ramiro entregándole mi desnudo cuerpo, recibiendo sus caricias y el castigo inmaculado de su deliciosa verga.

Al fondo de la alcoba mi celular sonó y me pare de la cama para ver quien era.

-”Es Ricardo.. que sera lo que quiere el bobo ese?”, le dije a Ramiro con tono de duda sin saber si debía contestar o no.

-”Contestale... habla con el... es tiempo de decirle la verdad... que eres una mujer libre, independiente... y que estas con tu familia acá en Santa Marta... y que no te joda la vida”, comento Ramiro.

No conteste la llamada de WhatsApp de Ricardo, mi ex, y padre de Lorena. Pero Ramiro tenia razón y era tiempo de premiarlo y darle mas razones para luchar por mi y por mi hija.

-”Tienes vaselina?”, le pregunte a el, mientras el seguía acostado sobre la cama limpiándose con la sabana el semen que brotaba de su erecta verga después de haberme cabalgado de placer encimo suyo.

-”Si, creo que en el baño, ahí abajo en el clóset de las toallas… pero para que la necesitas Mónica?”, pregunto el de forma inocente e ingenua viéndome caminar desnuda.

Fui al baño y saque la pequeña cajita metálica de vaselina y regrese a la cama al lado suyo.

-”Ven....”, le dije tomándolo de la mano e invitándolo a ponerse de pie, yo sabiendo que era la ultima noche juntos.

Entre con el a la ducha y abrí la llave del agua caliente, tomando la cajita de vaselina y el frasco del shampoo del cabello en mi mano y entregándoselo a Ramiro.

-”Aplicame bastante vaselina en el ano... y estimulame con cuidado usando el shampoo... quiero darte un regalo que te mereces cariño… solo se cuidadoso y disfrutalo”, le respondí, dándole un beso apasionado a Ramiro, quien sorprendido por mi decisión me abrazo con fuerza.

Ahí en esa cálida ducha de un apartamento del Rodadero, le entregue mi espigada y trabajada cola al hombre que lucho por ella y que espero 7 años con paciencia por su momento.

Ramiro se ubico detrás mio y yo me recosté contra la pared, dejándole mis nalgas expuestas, mientras el con sumo cuidado, como un maestro, dejaba escurrir sus dedos untados de vaselina dentro del hoyo de mi ano, y con delicadeza me empezaba a hundir los dedos de su mano para lubricarme y estimularme.

Pasaron dos o tres minutos donde el tenia todo el control de mi cola pomposa, y sus dedos entraban lentos y libres por entre el ya lubricado asterisco de las pasiones masculinas, el asterisco de mi ano.

Finalmente, el soltó la cajita de vaselina y sentí como el frasco de shampoo me entrego su espeso liquido viscoso en la entrada de mi cola, y yo me recosté mas sobre la pared, empinando mis pies y dejando las piernas entreabiertas.

-”Gracias Mónica, mujer divina… 7 años espere por este momento… 7 años viéndote esa belleza de culo de Lunes a Viernes de 9 am a 5 pm… 7 años envidiando al guevon de Ricardo, tu ex, teniendo en casa a esta hermosura de Barranquillera, con esa sonrisa matadora y esas piernas de diosa, y en las noches ese cuerpazo tuyo solo para el… 7 años de tortuoso silencio viéndote esta belleza de paraditas nalgas bajo tu falda gris y la falda negra, o el pantalón de lycra blanco que siempre me hacían soñar despierto… 7 largos años mirándote esa cola que era de otro hombre… gracias mujer divina…ni te imaginas lo que significa para mi este momento...” comento Ramiro dejando salir esas palabras de lo profundo de su corazón.

De inmediato mis ojos se cerraron de placer, dolor e incomodidad cuando sentí la hermosa y cansada verga de Ramiro empezar a hundirse lenta pero segura en medio de mis nalgas. Como cuchillo caliente en mantequilla, la sentí toda, y durante esos extenuantes e incómodos 20 segundos, esa dura verga se escondió segura y sin penas en medio de mi firme y espigada cola barranquillera.

-”Diooooosssss… que ricoooooo…”, Ramiro gimió de placer en voz alta al sentir como su pene, después de 7 años, finalmente se enterró completo en lo profundo de mis atléticas nalgas.

10 minutos mas tarde con molestia, dolor e incomodidad, la verga de Ramiro Laverde, ese amigable bogotano de 45 años, leal y confidente, se mecía libre enterrada en mi trasero, y entregándole la joya de la corona deje que ese hombre viviera como únicos esos gloriosos 20 minutos de sexo anal, mientras que mi celular seguía sonando al fondo de la alcoba.

Que ironías de la vida.

Mientras Ricardo, mi ex, llamaba impaciente a preguntar cuando yo estaba de regreso a Bogotá, la verga de Ramiro Laverde explotaba en lo profundo de mi ano, enterrada allá en medio de mis lúdicas y torneadas nalgas, eyaculando por primera vez atorada dentro de mi moldeada cola, mientras que mi cuerpo recostado contra la pared de la ducha recibía esas aguas cálidas, y mi ano recibía la espesa leche caliente y madura de un hombre que valía la pena conservar.

Escuchar los roncos, fuertes y únicos gritos y gemidos de Ramiro, mientras con incomodidad el me hacia el sexo anal fue muy especial. Escuchar su generoso grito orgásmico cuando el sintió que su verga no podía aguantar mas, allá enterrada en las suntuosas nalgas de una ex-patinadora de la liga del Atlántico, y sin pena ni gloria reventó en mis entrañas, fue lo máximo.

Mi cuerpo se siguió sacudiendo, mientras el seguía moviendo su abdomen contra mis nalgas y su verga enterrada en lo profundo de mi culo permanecía inmóvil eyaculando su espeso y fresco semen. Finalmente nuestros desnudos cuerpos quedaron estáticos y el me abrazo con expreso cariño cobijandome las tetas con sus brazos, mientras el agua caliente continuaba cayendo sobre nuestras cabezas.

-”Gracias mi Mónica divina.... espere 7 largos años por este instante”, me susurro Ramiro.

Sonreí y no le respondí. Yo sabia que era el premio que el mas se merecía.

Hoy tres meses después de esa semana de pasión, mi barriga no muestra el reflejo de esas cinco noches de lujuria, llenas de sexo libre, sin tapujos ni protección, y mis doce semanas de embarazo, no son obstáculo alguno para seguir mi vida adelante.

Al fondo de la salita de llegadas del Aeropuerto Simon Bolivar de Santa Marta, arrastro mis dos maletas y al lado Lorena, emocionada por conocer pronto a su hermanito, y allá al fondo, sonrientes, dichosos y cada uno con un ramo de flores, Ramiro Laverde y mi madre me reciben, también emocionados por iniciar esta nueva etapa al lado de esa sexy mujer barranquillera que siempre lo espero.

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🍒 Pregunta Cereza

¿Cuál fue el último producto sexual que usaste durante el sexo?


  • Extrañaba la calidad de tus líneas. Es agradable y placentero leer tus relatos, me encanta la forma en que escribes, fascinante y excitante la forma como describes cada momento. Visitar tu perfil es recordar la belleza de la mujer costeña, la elegancia de una mujer con clase, y el sentimiento de envidia por aquel que disfruta de tu escultural cuerpo. Gracias por volver; gracias por alegrar y hacernos imaginar tu lindo cuerpo entregado al placer. Gracias.
  • Sencillamente un buen relato y una experiencia única. Momentos para recordar y disfrutar. Gracias por compartir. Disfruta tu vida
  • Cada palabra describen el erotismo de momentos que ponen a volar la imaginación. Les digo realmente vale la pena leer todo para que entiendan mejor está excelente parte.
  • Uuuffff asta que por fin tuve el placer de leer esta maravillosa parte de la historia. Son líneas de la mejor poesía erótica. Un verdadero deleite y derroche de sensualidad.