Guía Cereza
Publicado hace 3 días Categoría: Hetero: General 179 Vistas
Compartir en:

Lo vi por primera vez entrando al salón de capacitación. Traje oscuro, sin corbata, mirada seria, y esa voz grave que hizo que todas levantaran la vista. Samuel. El facilitador. Yo ya estaba sentada en primera fila. No para aprender —al menos no solo eso—, sino porque algo en su energía me atrajo desde el primer segundo. Un hombre que hablaba con pausa, con certeza. Que sabía mirar. Que sabía hacerte sentir observada… sin exponerte del todo.

Después de dos días de tensión disfrazada de profesionalismo, la invitación fue directa, sin rodeos:

—¿Te gustaría seguir esta conversación en mi casa?

Acepté.

Antes de salir del hotel, me cambié. Me puse el vestido rojo. Ese. El translúcido. El que insinúa más de lo que muestra, pero que revela todo cuando la luz lo atraviesa. Sin sostén, por supuesto. El contacto del tejido ligero sobre mis pezones atravesados por los aros me mantenía alerta, caliente. Y mi tanga era una formalidad. Una que me gustaba romper.

Cuando llegamos, la puerta se cerró tras de mí con un clic que me sonó a encierro deseado. Samuel había preparado todo. Las luces bajas. Música suave saliendo del televisor, jazz instrumental, con un bajo que parecía latir como un segundo corazón. Había una bandeja con dos caballitos de tequila sobre la mesa de centro, ya servidos. El aire olía a madera y a algo más: algo masculino, seco, envolvente.

—¿Siempre preparas así tus “charlas extendidas”? —le dije, mirándolo por encima del hombro.

—Solo cuando sé que no voy a poder mantener las manos quietas —respondió, caminando hacia mí.

Y no las mantuvo.

Me tomó por la cintura y me atrajo hacia él. Nuestros cuerpos encajaron como si ya hubieran bailado mil veces. La música lo permitió. Su palma en mi espalda desnuda era fuego. Su otra mano, en mi cadera, firme. Me movía lento, marcando el ritmo, pero yo apenas podía seguirlo. Cada roce de mi vestido contra mis pezones los hacía reaccionar. El aro se tensaba levemente, y yo contenía un gemido cada vez que su pecho lo tocaba.

—¿Eso es…? —murmuró, deteniéndose apenas.

—Sí —le dije, tomando su mano y guiándola hasta el aro en mi pecho izquierdo. Su dedo rozó el metal y me estremecí.

—Y estás temblando…

—Porque todavía no has bajado la mano.

Lo hizo. Rodeó mi cuerpo con un gesto lento, y se agachó un poco. El vestido subió al pasar por sus muslos. Cuando su mano se deslizó entre mis piernas, encontró la humedad que lo esperaba.

—¿Así de mojada estás ya?

—Desde que dijiste “bailamos”.

Apartó la tanga con dos dedos y vio el piercing en mi intimidad. Lo acarició sin hablar. Me miró desde abajo como si me estuviera orando con la mirada. Luego lo besó. Así, de frente. Su lengua jugó con el metal, con mis pliegues, con mi aliento entrecortado.

Mi cuerpo se arqueó mientras él seguía ahí, dedicado, concentrado, casi cruel en su precisión. Mis piernas temblaban y mis manos se aferraban a sus hombros. Cuando el orgasmo me atravesó, no grité: jadeé su nombre, como si fuera un secreto que se escapa entre los labios.

Se incorporó, con la boca húmeda y la mirada oscura.

—Ahora tomamos ese tequila —dijo—, y después me muestras lo que llevas bajo el rojo.

Le sonreí, aún sin aliento.

—¿Y si me lo sacas tú?

Publica tu Experiencia

🍒 Pregunta Cereza

¿Cuál fue el último producto sexual que usaste durante el sexo?



Nuestros Productos

Trio Panty Sunny

CEREZA LINGERIE $ 59,900

Body

MAPALE $ 164,000

French Bunny

HENTAI FANTASY $ 75,900