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Me llamo Julieta, vivo en Sydney, Australia. Que soy bien puta (no una puta, porque cojo gratis) lo saben mis amigas y galanes(as). Mi mamá y mi hermana como que lo sospechan, pero lo callan. Saben de varias de mis cosas y escándalos escolares causados por mi ilimitado lívido sexual pero creen que al casarme me curé. Para la enorme mayoría soy una hija, hermana y esposa modelo.
Pero además de la puta que llevo dentro (conocen a alguna mujer que no? Al menos no dentro de mi círculo.), adentro vive otra Julieta que es la que la mayoría creen conocer. Ella es la que se levanta por la mañana para hacerle el desayuno a mi marido. Cocinarle es la forma de demostrarle el infinito amor que siento por él. Y obvio, en la cocina trato de lucirme todo el tiempo. Esa es la otra Julieta, la que lo encamina hacia la puerta para desearle un buen día laboral y lo despide con un beso de pico, la que sale a visitar a sus papás y hablarles con todo el respeto y amor que una hija mexicana puede dar. Ayudo a mamá en sus quehaceres, le hago el mandado, le doy masaje en los pies. De papá soy su sol, apenas me ve y se le alegra el día. Me bromea que si no tengo ninguna responsabilidad que cumplir, que soy muy fastidiosa. Pero su mirada lo traiciona, me ve con idolatría. Me pregunta por Jorge (mi marido, ese señor (me lleva 19 años) que le robó a su hija-sol). Hoy grandes amigos, inicialmente era el "infanticida" que se llevó su luz de la casa-hogar. Esa Julieta modelo es la que conocieron los maestros universitarios (menos uno por ahì que me cojí), la de los deberes impecables, la de los razonamientos impecables, la chica de risa fácil que le sonríe a todos y todas con las que se cruza.
Pero esa Julieta es débil y es sometida con risible facilidad por la otra Julieta, la puta que vive dentro de mí. La que tuvo pensamientos pecaminosos desde niña fantaseaba con ver cojer a su vecino y su amiga (de la cual estaba enamorada de sus tetas) para que después me cojieran a mi entre los dos. Nadie podía imaginar que esa niña de cara aniñada y vestida con largos vestidos de niña buena pudiera tener ese tipo de pensamientos. Nadie supo que por ese tiempo una prima y yo nos besábamos escondidas bajo la cama terminando con nuestras caras mojadas de saliva de tanta pasión que le poníamos. Nunca pasamos de ahí, eran sólo besos, pero muy mojados. Mi lesbianismo nació más o menos por esa época, mientras mis amigas hablaban de chicos, yo sólo tenía ojos para ellas o para alguna de mis maestras. Como Virginia, de la que me enamoré y un día inventé una escusa de un libro para llevárselo a su casa. Fui con la intención de hacerle saber lo bien que besaba, pero se dio cuenta y rápido me invitó a salir de su casa. Después hasta me bloqueó. Fue un suceso medio conocido en el colegio, que me ponía roja cada vez que hablaba con ella y que su cabellera y silueta perfecta tenían efectos hipnóticos en mi. Fue mucho después que el novio de Kati (mi mejor amiga) y Kati me quitaron lo lesbiana. Ambos confabularon para hacerme sentir el rigor al que Kati se sometía con tal fervor y que no dejaba de hablar de ello. Sí, perdí mi virginidad en trío mientras me besaba con Kati. Así comencé mi sexualidad, en trío. Y sí, desde ese entonces me supe bi. Fue con ellos que me enfrasqué en un frenesí de sexo sin desenfreno. No entendemos cómo fue que nunca nos preñó porque todo era sin protección, a pelo. Hasta que la mamá de Kati lo supo y nos llevó con su ginecóloga para cuidarnos. Ese sólo hecho de sabernos "protegidas" ocasionó nuestro desenfreno sexual total. Ambas traviesas, rebeldes, de carácter fuerte (ella, yo no) no hizo sino promover nuestra promiscuidad. Ella con chicos (yo era la única chica con quien ella sexeaba, a menos durante el primer año), yo mayoritariamente con chicas pero manteniendo ambos en justo balance, porque como todo en la vida, el balance lo es todo, y así pues sme revolcada de manera democrática y popular. Si el sexo fuera política, yo sería presidenta.
Y pues ya ven, justo lo que decía, empecé escribiendo esta historia siendo Julieta la mujer modelo y de repente, sin aviso alguno, la Julieta Puta salió a flote, desplazó a la primera, y se apoderó de la historia.