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Sobre el sugardaddyism, sugar daddies (mi marido) y sugar babies (yo): Relación interpersonal donde una persona recibe regalos o dinero, a cambio de compañía o intimidad.
Mi marido fue mi sugar, no me da ninguna pena decirlo. Con el costo de la vida por las nubes en Australia y empezando la vida laboral con una deuda universitaria que puede ir de los $40 a los $70 mil dólares (una deuda que va a estar allí por varias décadas), una buena opción es conseguirse uno (en mi caso) o varios (varias chicas que conozco) qué pueda sufragar una parte de ese crédito. El asunto es bastante popular aquí en Australia y es casi normal entre chicas universitarias hablar de su sugar.
Lo encontré por una aplicación. El trato fue que yo recibiría cierta cantidad de dinero cada mes y yo debiera darle mi tiempo (nunca mencionó sexo). Empezamos a salir un día, yo sabía que él podría querer terminar en la cama pero no fue así. Normalmente salíamos a cenar y luego me pagaba un Uber para regresar a mi casa. Así fue como por un mes, dos o tres salidas por semana para platicarme de su negocio, de sus hijos (ambos un poco menores que yo), enfin, quería ser escuchado, puesto atención, halagado, respetado, mientras veía una cara bonita frente a él (o sea yo 😉). Fue pasado el primer mes que me tomó. Y vaya forma de tomarme 👌. Fue en un baño. Fuimos a un antro de música con varias de mis amigas (querían conocerlo) y sus parejas. El desentonaba en todo, el pobre. Yo bailaba con mis amigas y al parecer eso le gustó pues en un momento me quitó de mi amiga con quien yo me contoneaba como serpientes en celo, me dirigió al baño de chicas, me metió en un cubículo ante la algarabía de varias chicas que lo entendieron todo, me bajó los calzones hasta las rodillas, me puso de espaldas a él, contra la pared, y me la metió toda de un tirón. Hasta el fondo. Me estuvo dando con todo sin ningún tipo de miramento. Me corrí casi de inmediato mientras sentía una verga muy grande dentro de mi. Ni siquiera se la pude ver (o probar), simplemente se la sacó y me la clavó estando yo de espaldas a él. Sentía su enorme verga entrando y saliendo dentro de mí hasta que sentí que se le hinchaba todavía más y empezaba a palpitar. Échamelos adentro hijo de puta, le dije como perra en brama. Se vino un montón. Desde cuando no habrá follado este pobre hombre? Recuerdo que pensé.
Me sacó del baño ante la mirada envidiosa de algunas de las chicas que orinaban o se retocaban frente a los espejos y me sacó de allí. Me dijo que me despidiera ya de mis amigas porque ahora me iba a coger 🥶
– Y qué fue lo que me acabas de hacer, cabrón? Me acabas de violar.
– Y qué, no te gustó?
– Me encantó cabron, quiero otro palo, vámonos YA!
Nos despedimos de mis amigas que me dijeron que qué bien COGIDA me veía y que veía radiante. Yo estaba en la luna y sólo le dije a Kati que le diría a mis padres que iría a dormir a su casa. Me guiñó el ojo y me paró el pulgar con cara cómplice.
Sobra decir que me cogió a placer, que era una de las vergas más grandes y gordas qie había visto hasta entonces (top 3 al menos), y que la cama donde me cogió quedó hecha un desastre, y me refiero a un desastre total.
Me cogió hasta el amanecer, después despertamos a medio día y me volvió a coger, y así hasta el sábado por la noche que me regresó a mi casa toda maltrecha. Obvio que no podía llegar así, traía la facha de una persona que viene de una orgía. Terminé en casa de Kati quien nomás me vio y exclamó: 'Pero qué COGIDA vienes, cabrona'. Cuéntamelo TODO.
A partir de esa salida me convertí en el coño donde Jorge se masturbaba. Usaba mis tres agujeros como depósito de su semen. La potencia sexual de este maduro no le envidiaba nada a ninguno de los chicos de mi edad y su maestría era excelsa. Allí empezaron los regalos aparte de mi mensualidad, me ofreció rentarme un estudio sólo para mi pero siendo hija de familia no era opción. Además, no hay nada que me ponga más caliente qué me lleven a un motel barato donde el personal me ve como si fuera un borrego listo para el sacrificio. Allí les coqueteo enfrente de Jorge que llegando al cuarto la trae tan tiesa como una barra de acero. Entonces me coje a placer, aveces con la puerta abierta con el riesgo de que nos vean.
Estudiando y cogiendo un día me supe enamorada, y él sintió lo mismo. Empezamos a viajar juntos y mi cuenta bancaria comenzaba a verse bonita. Le dije que no era necesario que continuara con los depósitos pues ya éramos pareja pero eĺ los continuó haciendo. A mi me gustaba eso, me hacía sentir puta, deseada, importante.