Guía Cereza
Publicado hace 13 horas Categoría: Tríos 67 Vistas
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Cuando iba en año 12 salía con dos chicos, eran mis follamigos. Aveces salía con uno y otras con el otro, pero una vez platicando con Kati (mi mejor amiga ya conocida de algunos de ustedes) me metió en la cabeza el porqué no juntarlos. Y pues puse mi mente a trabajar y me pareció una buena idea.

Se lo comenté a uno un día ya encamados y después de dudarlo y pensarlo un poco, aceptó con la condición de que después yo y otra chica hiciéramos un trío con él. Kati era (y lo sigue siendo) mi mejor amiga y yo sabía que ella aceptaría cojernoslo juntas.

Una semana después se lo dije al otro. Con él fue un poco más complicado pero aceptó con la condición de que después yo le daría la cola (en ese tiempo todavía era virgen de allí). Ni siquiera aceptó cuando le ofrecí el trío con Kati (que además de ser súper linda también es súper simpática y traviesa) pues siempre estuvo obsesionado con mi culo.

Como al mes después lo coordiné yo misma. Cabe resaltar que ellos no se conocían entre sí en ese momento. Al principio pues todos nerviosos, íbamos en camino a la casa de campo de uno de ellos pues en esos tiempos la opción de un motel estaba vedada para mí. Pues todos nerviosos pero yo era la más tímida. Ya tenía experiencia en tríos (los que habrán leído los demás relatos sabrán que perdí la virginidad en un trío con Kati y su pareja de entonces).

Afortunadamente uno de ellos traía fumada y eso disipó un poco el ambiente, sacaron cervezas y la tensión de repente se esfumó y Vicente me besó así nomas sin decir ni agua va. Yo me dejé besar pero tenía en mi mente un plan que quería consolidar, y mientras Vicente me besaba y me manoseaba yo pensaba. La sensación de estar siendo manoseada frente a Daniel me ponía muy pero muy mojada, cuando abrí los ojos para ver dónde estaba y qué hacía fue para verlo meneándose su exquisito pene sin circunsidar. Siempre me maravilló su pene, era grande (como de 21cms), gordo, y lleno de venas exquisitas. La escena me puso muy perra y me incorporé para irlo a besar ahora a él mientras ahora era yo quien se la chaqueteaba (masturbaba). Daniel estaba sentado en un sillón y yo de pie pero inclinada para besarlo y tocarlo.

Sentí a Vicente detrás mío arrimándome su animalote (20cms) por entre las nalgas por encima de mi mini falda de jeans rohída. Les propuse fumar un poco más y lo hicimos. Para quienes sepan ya saben que los orgasmos así son fabulosos. Fue cuando les dije que mi fantasía era hacerlo en la oscuridad y de cucharita con uno detrás mientras me besaba con el de enfrente. Y así intercalando. No se los dije dos veces cuando ambos se empezaron a desnudar enfrente de mi con sus vergas ya tiesas y húmedas. Me arrodillé, anudé el cabello en una trenza, y empecé a chupársela a ambos, primero a uno y luego al otro, y después me metí ambos glandes juntos a la boca. Estaba yo como desquiciada sintiéndome la chica más puta del hemisferio sur (en ese momento lo era porque con tanta saliva que generé sus vergas y mi cara quedaron empapadas. La cosa se estaba poniendo muy intensa y me dí cuenta que ambos estaban por eyacular por lo que me incorporé y los dejé allí, parados el uno frente al otro desconocido con las vergas bien tiesas y mojadas. Era un poema verlos así. Me desnudé frente a ellos haciéndoles un pequeño stiptrease qué los hizo quedar babeando mientras me seguían a la primera habitación que encontré y que resultó ser la de los padres de Daniel cuando visitaban la casa para pasar un fin de semana. Cerré las blinds (persianas creo), después las cortinas, cerré la habitación y les pedí que se acostaron en la cama y que me dejaran verlos jalándoselas. Me acerqué a ellos con los brazos cruzados sobre las caderas y moviéndoles la colita. Un día Kati me enseño que haciendo eso el cerebro de los chicos se desconecta, y vaya que es cierto. Ambos hicieron un movimiento brusco al levantarse tras de mi y yo sólo retrocedí un poco para apagar la luz y quedarnos en total oscuridad. De allí en adelante ya siempre me fue confuso quien me cojía y quien me besaba. Primero de pie abusaron de mi, ambos me mordían, ambos gruñian, ambos me lamían y yo sin idea de quien era quien. Me empezaron a llamar puta, zorra, slut, y todo tipo de improperios que me hacían mojar sobre mojado. Alguien tenía dos o tres dedos dentro de mi, otro me estrujaba las tetas como si quisiera sacar leche, alguien me cargó a la cama y fue entonces cuando allí me acomodé de cucharita para que uno me la metiera de manera soez mientras el otro me besaba. Pasaban dos o tres minutos y me volteaba para que el que me había estado besando ahora me la metiera. Con el que me besaba en ocasiones dejaba mi boca y se dirigía a chuparme las tetas como si fuera mi bebé. Yo jalaba la mano del de enfrente para que me tocara el guitarrón. Mis orgasmos se empezaron a suceder uno a otro en cascada o remolino. Por mi mente pasaba la idea de que en ese momento no éramos nosotros sino tres fieras sexuales en un brutal ritual de apareamiento mientras yo seguía intercalando con uno y con otro con mayor rapidez intentando postergar la inminente deslechada que se les veía venir. Los dos comenzaron a bufar al tiempo mientras yo me sentía desfallecer de placer mientras lamía a uno o al otro en un frenesí de perversión. Ahora uno me tomaba de cucharita de manera frenética mientras el otro dejó mi boca, dejó mis tetas y se subió para ponerme su verga en la boca que yo abrí con avidez para meterme esa vara con sabor a semen y a mi en mi boca. La que tenía en la boca fue la primera en explotar, un tremendo chisguete de leche salió disparado rumbo a mi garganta mientras yo sentía sus violentas palpitasiones en mi boca tomando ahora la leche del bebé que había estado amamantando y que ahora era él el que hermosamente me daba su leche a beber. Fue tal la cantidad de leche que no pude con tanto y terminé sacándomela para recibir el resto sobre mi cara, cabello, cuello y tetas. Y entonces el que tenía adentro empezó lo suyo. Justo antes de fusilarme a trallazos de leche, grunó, bufó, me maldijo por puta, me atrancó hacia él atorando mi cuerpo al suyo, y lo sentí deslecharse como nunca antes sentí a nadie más. Empezó a escupir leche violentamente lo que me produjo un último y definitivo orgasmo qué me dejó fuera de combate.

Minutos después los tres seguíamos jadeando, uno detrás mío, el otro sólo sentía su verga flaqueando sobre mis mejillas y frente. Estaba empapada en leche, sudor y saliva, por dentro y por fuera. Pero era tanto nuestro cansancio que nadie hizo por pararse e ir a limpiarse, los tres quedamos ahí varados en total oscuridad, yo todavía sin saber quien de ellos dos era quien. Cerré los ojos y me quedé dormida. Alguien prendió la luz un rato después y dijo que teníamos que irnos, que le tenía que regresar el carro a su mamá y todavía nos quedaba una hora y media de camino. Ambos se me quedaron viendo y no sé lo que vieron pero a ambos se les paró en el acto y acometieron contra mi. Esta vez no fue tan intenso, fue con la luz encendida y yo viéndolos desde arriba mientras cabalgaba a uno u otro, o simplemente me dejaba hacer de misionero para descansar. Esta segunda vez fue más bien un uno a uno con los dos más que un trío como el anterior. Media hora después los dos decidieron vaciar sus bolas por sobre todo mi cuerpo. Les pedí me tomaran una foto así, toda mojada, y se la envié a Kati. Nos duchamos y al ver la cama era obvio que no la podíamos dejar así. Sacamos la ropa de cama y la regresamos con nosotros para mandarla a la lavandería al día siguiente. Salimos con prisa de regreso.

Cuando regresé a casa de Kati (cuando andaba de aventuras prefería no regresar a casa pues me hacía sentir demasiado pecadora enfrente de mis padres y hermana) esto fue lo que me dijo:

"Te ves radiante". Y sí, así me sentí por muchos días.

Dos meses después yo saldré mis deudas (Kati y yo nos cojimos a Dani, y yo le di la cola a Vicente. No me gustó y a la fecha no lo practico mucho (quizás más de 5 pero menos de 10). Con decir que ni a mi marido se la he dado).

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