Para la celebración de cumpleaños de mi hermana mayor, hicimos una comida en la casa de mis padres. Invitamos a algunos familiares, amigos de la casa y tres compañeras del trabajo de ella. Mi hermana es profesora. 

Yo soy un apasionado de la cocina y me encargué de preparar un lomo de cerdo relleno con la guarnición de papas al perejil, ensalada y salsa. Como estuve en la cocina, no tuve tiempo de atender a los invitados. Después de repartir la comida, salí a saludar a todos. Mi hermana me presentó a sus amigas y recuerdo que me fijé en una de ellas. Era una mujer de unos 55 años, de cabello rubio a los hombros, de complexión robusta. Tenía un vestido de flores color azul clarito, medio transparente, que dejaba ver el encaje del sostén y obviamente el volumen de los senos. Tenía una sonrisa coqueta. Mi hermana nos presentó e intercambiamos un par de palabras acerca de la comida. Seguí saludando y cuando terminé de hacerlo volví a la cocina. Patricia (que así se llama la amiga de mi hermana), entró a la cocina con los platos vacíos, creo que más como excusa para hablar conmigo. De pie se veía bastante bien, en vestido le llegaba a La mitad de las Piernas, lo que dejaba ver unos muslos muy provocativos, las nalgas redondas y grandes y se notaba que tenía un hilo diminuto. Yo obviamente quedé fascinado y llevé la conversación a un plano mucho más íntimo. Después de un rato quedamos de vernos en casa de ella, supuestamente para intercambiar recetas.

Para acortar la historia, el viernes pasado fui a la casa de Patricia, me estaba esperando con un vestido de jean de tiras y cierre adelante. Nos saludamos con un beso esquiniado y mojadito, y yo inmediatamente me excité. Me hizo seguir y apenas cerró la puerta, me devolví y la besé. Tengo que decir que esa mujer sabía besar. Tenía una boca delicada, su lengua suave y mojada jugaba con la mía, me succionaba los labios, me mordía con suavidad. Yo la besaba con placer y mientras tanto la empecé a manosear. no se imaginan el placer que sentí al cogerle las nalgas y notar que eran duras, era una gordita apretada. No me aguanté las ganas y le bajé el cierre del vestido. Resulta que no tenía sostén lo que dejó al descubierto unos senos enormes, blancos, con pezones grandes y rosados. Ya estaban parados y me los metí a la boca. Tengo un vicio y es que cuando los senos son grandes, los tomo uno con cada mano,, los junto y me meto ambos pezones a la vez en la boca, succionando, lamiendo y mordiendo suavemente. Esto hizo que Patricia soltara varios gemidos después de un rato, terminé de quitarle El vestido, tenía una tanga blanca diminuta, la toqué y estaba emparamada. Volví a besarla mientras metía mi mano entre la tanga. empecé a jugar con mis dedos frotando si vulva, ella se estremecía y me mordía la boca mientras su mano apretaba mi brazo. Mis dedos chorreaban su humedad, las piernas le temblaban, de un momento a otro empezó a apretar las piernas y a gemir fuerte. Me detuve. Cuando ella reaccionó, me tomó de la mano y me llevó al cuarto. Se quitó la tanga mientras yo me quité la ropa. Me hizo acostar en la cama, se metió entre mis piernas y como una maga hizo magia desapareciendo mi pene en su boca. Era cálida, mojada y profunda. Se lo comió sin problema, haciendo un profundo retenido, luego lo sacaba y me masturbaba con la boca. Subía y bajaba la cabeza con velocidad, luego con la mano me estimulaba mientras su lengua me lamía los huevos. Incluso me hizo el beso del colibrí. Yo estaba muy excitado y sabía que si seguía así me iba a hacer venir por lo que la cogí de la mano, la tiré literalmente a la cama y me puse las piernas de collar. Debo decir que ese Toto olía delicioso, empecé a succionar el clítoris y a pasar mi lengua por su coño. Ella me apretaba la cabeza con las piernas. Empezó de inmediato a soltar sus jugos, yo los lamía y metía mi lengua lo más profundo que podía. Mientras gemía, le levanté las piernas y le pasé la lengua por el orto. Casi llora de la emoción, no solo levantó la pelvis sino también con las manos separaba las nalgas, eso hizo que mi lengua entrara dentro de su culo, era suave y se contraía con cada lengüetaso. Cuando vi que ya había recuperado el control, me puse el condón y me metí entre las piernas de ella. Puse mi pene en su Toto y lo fui metiendo suavemente. Ella estaba emparamada, su coño palpitaba, era apretado y caliente. Cuando lo tenía todo adentro, me puse en cuclillas sobre la cama, le levanté las caderas y literalmente la penetré con violencia. Esa imagen de los senos saltando, las piernas en mis hombros, mi pene entrando y saliendo de ese Toto inflamado. Ella gemía, se pellizcaba los pezones, de momento se tocaba el clítoris masturbándose. Luego empezó a contraerse y explotó. Yo sentía como inundaba su coño mientras yo seguía penetrandola. Ella no aguantó más y se volteó. Quedó acostada boca abajo y yo estaba a mil, así que me tiré de cabeza a sus nalgas, las separé con las manos y volví a meterle la lengua, ella estaba extenuada por lo que se quedó quieta. Cuando vi que estaba dilatada, me monté sobre ella, puse mi pene en su orto y dejé que la gravedad hiciera el trabajo. Me sorprendió lo fácil que entró, y cuando estaba adentro, me dediqué a bombear. En cuestión de segundos se calentó, levantó la pelvis y puso la cadera hacia adentro, eso hizo que entrara más. Con cada movimiento de su esfínter, sentía mi pene vibrar. Ella estaba llorando, me pedía que no fuera a parar, metió la mano debajo de las piernas y empezó a masturbarse. Yo estaba por llegar y cuando sentí que se iba a venir, aceleré el ritmo y exploté dentro de ella. El gemido casi grito de Patricia me hizo sentir pleno. Me tumbé sobre ella con mi pene aún metido en sus nalgas. Nos quedamos dormidos. Casi una hora después nos levantamos, nos duchamos, tomamos un café y volvimos a hacerlo. Después me bañé y me fui. Quedamos en volver a vernos la próxima semana