Guía Cereza
Publicado hace 23 horas Categoría: Tríos 114 Vistas
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Como lo prometido es deuda, pues aquí les va la historia.

Verán, esto fue después de que ya habíamos probado el tema del pegging y quedamos con esas ganas de ir más allá, de seguir explorando sin vergüenzas. Una noche, entre copas, le dije: amor, quiero verte en la mitad de un tren, pero esta vez yo no quiero ser la que esté atrás, quiero disfrutar viéndote a ti, sintiéndote, pero también quiero otra mujer, que te chupe mientras yo te clavo.

Y bueno, ya saben cómo es él, primero se quedó mirándome con esa cara de “¡te volaste la tapa de los sesos!”, pero después, como siempre, me dijo: "hablemos de cómo hacerlo realidad."

Tuvimos varias charlas de esas que se tienen sin pena, pusimos reglas, buscamos a una chica que estuviera en la misma sintonía, nada de celos, nada de posesión, todo para gozar y aprender. Y la encontramos, una chica divina, con una mente abierta y con unas ganas de jugar que encendían a cualquiera.

Así que organizamos todo. Una noche nos encontramos en un bar, los tres. La química fue instantánea. Copas van, copas vienen, risas, miradas pícaras, roces disimulados bajo la mesa… la temperatura subió rápido. No quisimos perder el momento y nos fuimos a un motel

.

Al llegar, nos desnudamos entre besos y caricias. Yo disfrutaba ver cómo ella lo besaba, cómo bajaba por su pecho, mientras yo me posicionaba detrás, acariciándole las nalgas, besándole la espalda, preparándolo para lo que venía. Me encantaba verle rendido, rodeado de nosotras, su mujer y una cómplice perfecta.

Ella se encargaba de su verga, se la devoraba con unas ganas que me hacían mojarme solo de verlos, y mientras tanto yo ya tenía el arnés puesto, lubricado, lista para entrar en acción. Él estaba en cuatro, ella delante, yo detrás. Lo miré y le dije al oído: "Ahora sí, papi, prepárate porque este tren va a arrancar."

Y empecé a darle, despacio al principio, sintiendo cómo su cuerpo se ajustaba, cómo gemía ahogado con la boca llena de la otra. Era un espectáculo de lujuria, sus gemidos, los míos, los de ella. La habitación se llenó de olores, de sudor, de gemidos mezclados con risas cómplices.

Cada embestida mía lo hacía gemir más fuerte, y ella, enloquecida, no soltaba su verga, lo chupaba con una pasión que me hacía venirme sin parar. El control era mío, yo marcaba el ritmo, y ella seguía succionando como si le fuera la vida en ello.

En un momento, él se derrumbó en la cama, agotado, pero nosotras no lo dejamos descansar, nos acomodamos, ella sobre él, restregando su coño en su cara, y yo detrás, dándole más duro, sintiendo cómo nos conectábamos los tres en un solo cuerpo. Fue una locura.

Terminamos exhaustos, sudados, satisfechos, enredados en las sábanas como si el tiempo no existiera. Él, mi hombre, mi príncipe, se entregó de una forma que me hace amarlo más cada día.

Y saben qué, lo mejor de todo es que en nuestra cama no hay etiquetas, no hay juicios, solo placer, confianza y amor.

Otro día les cuento cómo fue la experiencia de cuando hicimos un juego de dominación donde yo era su Ama y él mi sumiso total.

¿Ustedes lo harían? ¿Dejarían que su pareja les arme un trencito así? Los leo

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  • claro que si mi fantasia es que mi esposa me de en 4 con un arnés sentir que me penetra . sentirme clavado y amado . y si ese trenecito soy el vagón del medio aun mejor

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