Guía Cereza
Publicado hace 1 día Categoría: Sexo con maduros 206 Vistas
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Esta es mi historia más reciente. Recién salida del horno. Me entró mucha calentura porque tuve la oportunidad de volverme a vestir de chica, así que con ganas de revolcarme con un macho puse un anuncio en una página buscando a un hombre mayor de 60, como a mi me gustan: gorditos y peludos, bien vergones.

Bueno, muchos escribieron pero al final solo compaginé con uno. Tenía 58 años pero era como lo buscaba. Nos cruzamos unos cuantos chats y le dije que quería sexo pero solo estando vestido de mujer y que no soy travesti ni tengo buen cuerpo y que mis piernas y mi pecho es peludo, pues en mi día a día soy un nombre normal y corriente. Él aceptó y cuadramos nuestro encuentro.

Fue en un motel que nos quedaba cerca a los dos. Yo llegué casi dos horas antes. Me hice una lavativa, me bañé, me maquillé y me vestí con la ropa elegida. Me perfumé y quedé bien guapa. Me recosté en la cama a esperar a mi macho cuando sonó el citófono. Me anunciaban que mi acompañante había llegado.

Cuando entró sentí muchos nervios pero también mucha excitación, era la primera vez que hacía esto, nunca me habían visto así, excepto el borracho al que masturbé una noche. Esta vez era diferente, estaba en el papel de una mujer y tenía al frente al hombre que me iba a culiar.

Le dije que se bañara y se lavara los dientes (para evitar una mala sorpresa con un aliento desagradable compré un kit de higiene dental) y que saliera en toalla.

Creo que ese hombre a duras penas se mojó porque salió rapidísimo, pero olía bien. Se le veía su barriga, más grande de lo que se veía en las fotos, bien peluda y sus tetas grandes. El pelo era casi todo blanco.

-¿Qué quieres hacer? -me preguntó.

-¿Qué me quieres hacer? -contrapregunté.

-Comerte. Está guapísima.

-Pues cómeme.

Se quitó la toalla y apareció una polla gorda pero corta, circuncidada, bien depilada. Ya la había visto en fotos y resultó ser un poco más grande de lo que la imaginaba. Muy apetitosa. Lo detuve antes de que pasara a la acción y me bajé de la cama, me incliné frente a él y tomando su polla en mis manos, empecé a masturbarlo y a tragarme su herramienta. Se puso dura y creció en tamaño, ya no era tan pequeña, al contrario, con ese grosor, era de muy buen tamaño. Trabajé en su polla unos minutos y se sentía muy bien, olía rico y a duras penas me cabía en la boca de lo gruesa que estaba, pero me las arreglé para chupar su capullo que era realmente grande. Primera vez que chupaba una polla circuncidada y me lo estaba disfrutando mucho.

-Levántate que quiero chuparte el clitoris -me dijo.

Debo decir que eso no me lo esperaba y me pareció un detalle muy coqueto. Yo quería que me comieran vestido de chica pero no esperaba que me tratara como a una mujer, diciéndole clitoris a mi pene. Me excitó un montón y sentía como debajo de la tanga que llevaba, mi polla estaba que se estallaba.

Me levanté y mi macho me acostó de espaldas en la cama, me subió el vestido y me abrió las piernas. Yo le había dicho no quería que me quitara la ropa ni los tacones, así que me corrió la tanga y liberó mi pequeña polla que estaba dura y babosa de tanta lubricación por causa de la excitación.

-Me encanta tu clitoris todo mojado. Debe saber tan rico como hueles.

Muy cuidadosamente se metió mi polla en la boca y empezó a mamarmela con suavidad. Una mamada deliciosa. Su barba de dos días me raspaba la entrepierna y no me pregunten porque pero me calentó un montón. Me consentía las bolas y me las chupaba y parecía no querer parar.

Yo estaba en un verdadero clímax y decidí meterle más fuego al asunto diciendo cosas sucias. Le  cogí la cabeza y empecé a jalarle un poco el pelo.

-Que rico, papi, lo chupas delicioso, mira como tienes mi clitoris, me tienes muy arrecha. Quiero que me hagas tu mujer.

-Quiero lamer tu vagina.

Wow, primero clitoris y ahora vagina, ya con eso me tenía a su merced.

-Uf, si, lámela toda, escúpela y lámela.

Me dio la vuelta y me levantó la cadera. Quedé en cuatro enseñándole mi culito. Me abrió las nalgas y sentí su saliva caliente caer en mi hoyo. Luego su lengua. Era un maestro con la lengua, lograba meter la punta en mi ano y eso me subía cada vez más.

-Papi, que lengua tan rica, no pares, méteme tus dedos de macho, masturbame.

Mi macho, ni corto ni perezoso, empezó a trabajar con sus dedos. Metió uno y jugó con él. Metió dos y jugó un rato y yo no paraba de gemir y gritar como una cualquiera. Sentí que quería meter el tercero.

-No papi, quiero tu verga, méteme tu verga, desvirgame, hazme tu mujer, por favor.

-Resultaste toda una puta y yo pensando que eras una dama.

-Soy una dama pero ahora soy tu puta, papi. Me tienes tan arrecha que me volviste una perra, tu perra.

-Que bien, perra. Vamos a ver si te ganas una buena culiada. ¿Vas a ser buena con papi?

-Si, papi.

-¿Vas a hacer lo que papi te pida?

-Si, papi, lo que quieras.

-Así me gusta, perra. Me gusta que seas una perra en la cama.

-¿Qué deseas, papi?

-Papi quiere que le chupes el culo.

-Tus deseos son ordenes para mi.

Se acomodó en cuatro sobre la cama. Le abrí las nalgas y vi su hueco en medio de una maraña de pelos. Me dio un poco de asco pero luego pensé que lo puerco también puede generar placer, así que empecé a lamerle el ano a mi macho y me gustó a pesar de tanto pelo. A él lo escuchaba respirar duro y de vez en cuando soltaba un “que rico” mientras que lo masturbaba y le consentía las bolas para no bajarle la erección.

Le metí un dedo, pero solo la punta para evitar accidentes.

-Eso me encanta, perrita.

Empecé a masturbarlo con mi dedo entrando y saliendo pero sin mucha profundidad.

-¿Me gané la culiada, papi? -le dije luego de unos minutos de chuparle el culo y meterle el dedo.

-Te la ganaste. Te voy a comer tan rico que jamás me vas a olvidar. Hazte encima de mi.

Se acostó bocarriba y su pollón quedó duro como un mástil en el medio del barco. Le puse el condón, lubriqué mi hoyo, me senté despacio sobre su polla y me dolió porque era muy ancha.

-Me duele, papi, la tienes muy grande.

-Es solo al principio, porque te rompí el himen. Ya te vas a acostumbrar y te va a gustar mucho.

¿Himen? Increíble, este hombre en serio me trataba como a una señorita virgen de 15 años. 

-Bueno, papi. No me hagas tan duro para que no me duela.

Lentamente iba subiendo y bajando mientras su polla entraba y salía de mi vagina.

-Que rica esa vagina tan apretada, así me voy a venir muy rápido.

-Papi, no te puedes venir rápido porque me dejas iniciada.

-No te preocupes que eso no va a pasar.

Tras unos minutos, mi ano ya se había dilatado lo suficiente para empezar a sentir placer. Aquí fue cuando todo se puso bueno.

-Ahora sí lo siento rico, papi, lo siento muy adentro.

-¿Te gusta?

-Uy si, delicioso, papi. Lo haces muy rico.

Con mis manos le pellizcaba los pezones y le consentía la barriga. De vez en cuando le acariciaba las bolas.

-Uf, papi, quiero que me lo metas más duro.

Mi macho me levantó y me acostó de espaldas en la cama poniendo la almohada debajo de mi cintura, me abrió las piernas y empezó a embestirme con más fuerza.

-¿Te gusta, perra?

-Uy, si, qué rico, papi, sigue así.

-Que rica vagina tienes.

-Es tuya para que te la comas toda.

Siguió así unos minutos más mientras me hacía sentir cosas maravillosas.

-Métemelo más duro, dame más.

-¿Así, perra?

Y siguió metiéndola más fuerte y más rápido.

-Así, así, no pares, quiero sentirte bien adentro, quiero que me rompas la matriz.

Sentí una cachetada que no me esperaba pero que me excitó más. Le agarré las nalgas para ayudarlo a empujar.

-Más duro, papito, más duro. Méteme las huevas.

Mi macho se agitó de tanto jaleo pues ya estaba mayorcito.

-Ponte en cuatro, perra, que ahora si te voy a hacer chillar.

Obedecí. Me puse en cuatro y sin darse tiempo a restablecerse, me metió su herramienta hasta el fondo. Sentí esas cosquillas y esas ganitas de orinar que se sienten cuando te tocan la próstata y supe que se iba a poner mejor.

Me dio verga un rato y mi próstata se fue poniendo sensible. Supe que venía un orgasmo prostático porque sentía esa sensación tan placentera internamente. Esos orgasmos son muy intensos en mi, así que me puse a gritar como una cualquiera.

-Para papi, por favor que no aguanto más.

-No voy a parar hasta que te vengas a punta de polla en tu vagina.

Siguió dándome clavo y yo sentía como me temblaba todo el cuerpo por el orgasmo. Gritaba como loca por el orgasmo tan fuerte que estaba teniendo. De repente sentí que me iba a venir.

-Me voy a venir, me voy a venir.

-Vente, perra, dame tu leche.

Mi macho no paraba y al cabo de unos segundos salió un chorro de mi pene. Siguió saliendo y salía más y entonces me di cuenta de que me estaba orinando mientras él seguía taladrándome.

Deje de orinar y sentí que el orgasmo había pasado. La cama estaba mojada y mis piernas también. Mi macho no paraba.

-Ahora me voy a venir yo.

-Que rico, papi, préñame, échame toda tu leche adentro. Hazme un hijo.

-No, perra, esta leche va para tu cara.

Sacó muy rápido su verga y mientras me daba la vuelta, se quitó el condón. Puse mi cara frente a su polla y sentí el chorro tibio en mi piel. Otro chorro y otro más. Me dejó la cara llena de leche.

-Quiero tomarme tu leche, amor -me dijo-.

Me la empezó a chupar de nuevo y pronto estuvo dura. Me masturbe unos segundos y le eché toda la leche en la boca. Se la tragó toda y se relamió los labios.

-Sabe deliciosa tu leche.

-Papi, para terminar, quiero que me hagas lluvia dorada.

-¿En serio?

-Si, quiero tus orines en mi cara y en mi pecho.

-Que rico, vamos que tengo ganas.

Me quité el vestido y fuimos a la ducha, me arrodillé mientras mi macho se acomodaba frente a mí.

Empezó a salir su líquido amarillo, bien caliente y a bañarme por mi torso y por mi cara. Yo manipulaba su pene para que el chorro golpeara mis pezones y luego lo dirigí hacia abajo para que cayera en mi cosita.

Ya todo mojado, prendí la ducha para bañarme y mi macho cogió el jabón y empezó a enjabonarme. Con mucho cuidado me enjabonó el glande, mi culo y el resto de mi cuerpo. Luego hice lo mismo con él. Nos enjuagamos el jabón mutuamente y de manera un tanto cariñosa y nos volvimos a empalmar.

 Nos masturbamos un rato mutuamente en la ducha y me propuso volver a la cama. Nos secamos y fuimos a la cama para el segundo round. Cuando llegamos se le había pasado la erección. Le empecé a mamar la polla y se volvió a poner dura. Le puse el condón y le presenté mi culo para que me comiera otra vez. 

Finalmente no pudo meterlo de nuevo porque la erección no fue muy fuerte. La verdad yo no quería más, así que por dentro me alegré. Me pidió más leche, así que le puse mi polla a su disposición. Me la mamó hasta que le di los últimos restos que se volvió a tomar.

después de un rato reposando, se vistió y se fue. Yo me desmaquillé y me di una ducha más completa. Cuando cogí mis cosas encontré un billete de 50k. Salí como media hora después que mi macho y me fui a la casa a dormir.

No he querido responderle los mensajes porque no quiero repetir y por ahora no me queda tiempo para volverme a vestir. Pero cuando lo vuelva a hacer las cuento la historia.

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