
Compartir en:
Nos fuimos a tomar, dos hombres y yo, pero uno más que el otro me interesaba, como siempre el moreno, manos grandes, mirada tierna, experiencia,mayor que yo.Despues de estar tomando el otro se fue para la casa, nos quedamos los dos, nos fuimos a motel, me desvistió salvajemente,me tiró a la cama, y como un gatito con la leche me empezó a mamar la chocha, que lengua me hacía retorcer, pensé que solo me daría lengua, cuando sintió mis líquidos en su boca, me empezó a chupar las tetas, estaba extasiada le pedía chimbo, le toque por encima del pantalón logrando detallar esa verga dura y deliciosa, habida de una mamada, baje su jean y su boxer y lo empecé a mamar, halando sus huevos, volviendolo loco de placer, me quitó de ay, me tomo me boto a cama y me empezó a penetrar que faena tan rica, sentía esa verga encajar en mi gran chocha, hacerla mojar como hace rato no lo hacía nadie.Que rico sentirla adentro, cabalgue sobre ella, y de repente sentí que su leche se desbordó con fuerza en mis entrañas, mientras soltaba un gemido, de placer porque llegamos juntos, nuestros fluidos se abrazaron dentro mío.Y así quedó tumbado en mi costado, lami los restos de semen con mi boca.Senti de nuevo que resucitó su espada de acero y entró en mis entrañas habidas de sexo, me volví una perra, le pedí que me penetrara duro que me pegará en las tetas que me diera rápido, sin dejarme caer de ese éxtasis, y llegué de nuevo, sintiendo el río de su semen espeso y cálido en mi interior.El es un hombre que despertó la perra dormida que tenía en mi