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Mi nombre es Alex y soy el entrenador de Juanjo y el negro Mena, tengo 35 años, buenas piernas y un gran culo, verga normal de 17 Cms pero eso no me importa, ya que soy pasivo al 100 %. En el mundo del fútbol, se sospecha de mi homosexualidad, pero no sé puede asegurar. La siguiente es una de muchas anécdotas que me han pasado.
Vivo cerca de la cancha de fútbol de la Floresta en Medellín. Muchos de los jugadores del equipo saben dónde vivo. Un día domingo estaba en el apartamento viendo un partido de Nacional, cuando tocaron el timbre. Fuí a abrir y resulta que eran dos jugadores del club donde trabajo pero de la categoría U14, yo dirigía en ese entonces la U17, ellos eran Mateo y Simón, que venían de jugar en la cancha de la Floresta. Venían todavía con el uniforme de competencia, todos sudados y con tenis.
Yo: Hola muchachos, cómo están.
M: bien profe.
Yo: cuénteme
M: ahh profe es haber si nos deja pillar el partido del verde.
Yo: claro, entren. Siéntense
S: profe fresco nosotros nos sentamos acá en el piso, todavía estamos sudados
Yo: no frescos siéntense en el mueble
M: no profe, relajado, acá estamos bien.
Fuí y les traje Gatorade de la nevera.
Mateo, es moreno, no negro, delgado, de 1, 68 Cms, cara agradable. Y se le ve un buen paquete, para su edad. Es el plaga de ese equipo, el capitán pero también el peleador.
Simón: es el mejor amigo de Mateo, blanco, doradito, de piernas fuertes y un gran culo
Yo, y cómo quedaron
S: 2x2 profe. Este marica se comió el del triunfo.
M: uyy si profe, si me comí eso, hoy me cómo lo que sea.
S: yo no lo dudo jajaja.
Eso me pareció extraño y activó mi maricometro.
Seguimos viendo el partido. Yo sentado en el sofá y ellos en el piso. Mateo a la izquierda y Simón a la derecha. Yo estaba en pantaloneta y subí mi pie derecho al mueble. Mateo empezó a mirarme a la entrepierna y ví como los dos empezaron a tocarse con frecuencia sus vergas
En una de esas, Mateo metió su mano por la licra y se rasco las huevas.
Simón: quiubo marica, muchos piojos en ese chimbo jajaja
M: no hueva, pero me pica, debe ser porque hoy me rasuré todo y estoy como irritado.
Yo: ahh si eso es normal después de la rasurada
S: ah profe y es que usted también se rasura
Yo: claro, usted no.
S: no profe, a mí todavía no me salen casi bellos ahí, yo soy todo lampiño. No como a este que si le salen ya, hasta en el culo.
Yo: en serio Teo, ya te salen, todavía tan niño jajaja.
M: noo cuál niño profe, ya yo preño
Yo: no creo, me imagino el yupi que tienes
M: nooo profe usted que cree, pille vea
Y se sacó la verga por encima de la pantaloneta y la licra. Yo sentí morir. Era una verga hermosa, de unos 17 Cms sin pararse. Se lo sacudió y no lo guardaba.
S: uyyy este pirobo tan cochino, guarda eso respeta al profe.
Yo: normal, no me está mostrando nada que no conozco.
M: haber saqué usted que tiene, muestre.
S: vea mijo.
Simón sacó la suya. Rosadita, lampiño más pequeña.
Yo: que par de locos ustedes, dejen de molestar así.
Ambos rieron y seguimos viendo el partido. Al terminar el primer tiempo
Mateo: eyyy profe, me vas a dejar yo me pego un duchazo, es que que calor.
Simón: uy si profe, nosotros nos duchamos de afán.
Yo: si claro, hágale de una.
Ambos se empelotaron, dejando ver sus juveniles cuerpos desnudos, sus vergas y esos culos fuertes y duros.
M: espera yo me baño primero.
Y se metió al baño dejando la puerta abierta, cerrando la de la ducha que es un vidrio transparente.
Yo lo ví un rato debajo de la ducha. Ya tenía una erección que trataba de que no se me notará.
Yo: te puedes secar con esta toalla.
M; si profe, gracias.
Fuí a la sala y ahí estaba Simón, completamente desnudo, sentado en el sofá.
Me senté con el, apoyando mi mano derecha en su pierna izquierda.
Yo: vos si SOS piernón mijo.
S: ahh si profe, eso dicen.
Yo: uff mucho.
Seguí tocando su pierna y fui subiendo hasta llegar a su ingle. No decía nada, solo se extendió un poco, exhibiendo una erección que empezaba a tener. Me atreví y toqué su verga. Seguí tocando, cogía sus huevos. Me agaché y me lo metí en la boca. Estaba sudado, sabía salado. Era chico pero duro y templado. Me lo metí todo y gimió fuerte. Cogió mi cabeza y me empezó a follar. Yo estaba preocupado por Mateo pero escuchaba el chorro de la ducha y eso me tranquilizó. Me agaché en el piso para estar más cómodo, chupaba sus huevos. Me monté sus piernas en mis hombros y comencé a chupar sus huevos, bajando. Quería chupar su culo sudado pero no me dejó, me hizo señas con la cabeza que no, No demoró mucho agarró mi cabeza y me metió toda su picha cuando sentí el chorro de semen en mi boca y como se retorcía y gemía. Uff ese niño me llenó la boca con una leche sabrosa.
La ducha de pronto se cerró. Fuí y me asomé y Mateo se estaba secando. Lo miré y me sonrió, con una sonrisa pícara.
M: todo bien profe. Chimba de duchazo.
Yo: bien papi rico que te gustó
Salió del baño y se metió Simón.
Mateo empezó a buscar en su maletín, saco el uniforme de presentación, sus bóxer de rayas multicolor, y empezó a aplicarse su crema de manos. Yo estaba sentado en el sofá. El seguía desnudo y su verga empezó a pararse. Yo lo miraba. El me miró, se sonrió, montó su pierna derecha al sofá y se cogió la picha, corriendo su prepucio con sus dedos índice y medio y dejando ver su glande. Yo no dije nada, solo estiré mi mano izquierda y se lo agarré. El me lo llevo hasta la boca, yo abrí y me lo metí en la boca. Ya estaba limpio. Yo chupaba. Me llevé sus huevos a mi boca. Se subió al sofá, apoyó las manos contra la pared y empezó a follarme la boca. Era más morboso que Simón. Me daba con su verga en la cara. Me agarraba del pelo y me metía todo su chimbo. De pronto se voltio y me puso el culo en la cara, abriendo sus nalgas con sus manos. Yo empecé a chupar ese culo, a darle lengua. Para ese momento, se me había olvidado Simón, no se escuchaba la ducha, pero yo estaba en otro mundo. Chupándole el culo empecé a tocarle la verga y a masturbarlo. Me sorprendió cuando soltó sus nalgas, las paró más y se agachó y me sacó la verga a pajearme.
Al rato se voltio y me dijo.
M: saqueme la leche profe, bien chimba.
Volvió a poner sus manos contra la pared y yo me dedique a mamar esa verga normal pero igualmente dura, templada, mientras me iba masturbando. Hasta que me lo metió bien profunda, garganta profunda y me tiró toda su leche al tiempo que yo me corría.
Se bajó del mueble y siguió vistiendose.
Curiosamente, ahí mismo escuché la ducha.
Al rato salió Simón.
Terminamos de ver el partido. Yo había pedido pizza. Comimos y luego se despidieron sin hacer ningún comentario de los hechos ocurridos pero con el compromiso de volver a ver más partidos. A lo que les dije que cuando quisieran, con mucho gusto.