El miércoles, pasé por su oficina y me enteré de que estaba incapacitado. Me sentí un poco tonta por la expectativa.
El jueves, tuve una reunión con un proveedor que siempre me mira con una fijeza que me incomoda. Aunque disfruto de la atención, no hay química, y es una atracción no correspondida, muy a su pesar. La reunión estaba por terminar cuando Pablo entró para discutir los detalles técnicos de la oferta que presentaba. Intenté retirarme, pero ambos insistieron en que me quedara.
Una vez revisados los temas, el proveedor sacó de su bolsillo un monedero, un obsequio de su viaje reciente. Dijo que había pensado en mí cuando lo compró, y su sonrisa, un poco oscura, contrastaba con el gesto cada vez más serio de Pablo.
El proveedor se marchó, y yo me levanté con toda la dignidad de "el que no quiso cuando pudo". Pablo me pidió ver el monedero, a lo que cedí por su mirada insistente. Lo abrió, y asomó un encaje rojo. Me sonrojé de golpe. Él solo volvió a cerrarlo, me lo entregó y el silencio lo cubrió todo.
De nuevo, el viernes hubo un largo silencio. No estaba en la oficina para esperar su contacto, pues salí todo el día y no alcancé a regresar. Pero mientras calibraba las llantas de mi carro, recibí un mensaje en el celular: "se me ocurren formas más divertidas de verte usando un instrumento a la altura del suelo". No entendía cómo era posible, pero, como si hubiéramos pactado una cita, lo vi tanqueando en la misma estación de gasolina.
Trate de ignorarlo, pero una vez subí en mi carro le envié una foto de mi camisa desabotonada dejando entrever mi sostén rojo, y luego le respondí "también tengo ideas mas divertidas pero tu solo me has ignorado".
Dejé mi celular a un lado y retomé mi camino. Unos metros más adelante, estancada en el tráfico de un viernes en Bogotá, sonó el teléfono. Contesté de inmediato desde el mando y escuché a Pablo decir "aun tienes la camisa abierta, sacate esas tetas"
Me sonreí al notar que Pablo me había alcanzado y rebasado en el tráfico, así que así lo hice además pensando en los otros conductores que podrían notarlo...
Luego de una conversación obscena y detallada me pidió que saliéramos de la vía principal y al desvíar, comenzamos en un camino de calles cerradas y conjuntos residenciales hasta que encontramos un espacio donde parquear lejos de posibles peatones y vías de acceso.
Acomodé mi blusa y esperé, lo vi cambiar de silla en su carro hacia la parte trasera, así que salí del mío y me senté del otro lado, sin decir nada se abalanzó sobre mi me besó y abriendo mi blusa buscó mis senos para besarlos y chuparlos, antes de continuar me preguntó si tenía una relación parecida con el proveedor con el que nos reunimos esta semana, solo lo negué con mi cabeza, yo estaba expectante a qué quería hacer él, bajó mi pantalón y comenzó a lamer y estimular mi vagina de forma que yo quería que me tomara ahí mismo... sin embargo, paró y me dijo, " no pude dejar de pensar que ese idiota estaba disfrutando de ti por no aprovechar mis oportunidades" luego me mordió un seno.
Senti su miembro creciendo con mi pierna, entonces me preguntó "¿quieres tomarte mi leche de nuevo?" Y era mi turno de ir sobre él, comencé a chupar y lamer con bastante energía, yo solo quería que estuviera lo suficientemente duro para cabalgarlo, sin embargo me detuve, mirando a sus ojos y presionando sus huevos le pregunté "¿me vas a coger bien la otra semana?" me respondió que la otra semana me iba a convertir en su perrita... así continué con el ritmo que llevaba y recibí toda su leche en mi garganta.
Acomodé mi ropa y salí, bastante divertida porque me sentía como una adolescente sin embargo pienso: vamos a ver quien va a ser la perra de quien. 😉