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Inseminando a mi propia madre
El apoyo incondicional entre un hijo y su madre provocan un deseo prohibido.
Papá dijo: “Tu mamá perdió al bebé”.
Lo miré y le dije: “No puede ser…”. Entonces, lloré.
*************
Fueron tres meses después del accidente automovilístico que envió a mamá al hospital con dolores abdominales. Esos dolores resultaron ser un aborto espontáneo de un embarazo que había durado solo dos meses.
“Vamos a intentarlo de nuevo”, dijo mamá. Se veía muy contenta de pie en la cocina.
"¿Intentar qué, mamá?".
“Quedar embarazada, por supuesto. Pronto voy a cumplir cuarenta, y tu padre ya está en sus cincuentas. Nos queda muy poco tiempo para poder tener otro hijo. ¡Fue un milagro quedar embarazada este año, y espero aun quede un poco de esa magia!”.
Mamá siempre había querido otro hijo después de mí, había pasado 18 años desde que nací y todavía no tenía hermanos ni hermanas. No pudieron concebir.
Finalmente, después de muchas visitas de papá a la clínica de fertilidad y de intentos de inseminación artificial, hubo éxito.
“Tu padre irá a la clínica de fertilidad mañana para hacer 'su parte'. Mi ovulación es al día siguiente, así que será ese día cuando ocurra la inseminación”.
Debería estar feliz, pero no lo estaba. Debería haber alentado a mamá, pero no pude.
Todo lo que sentía era culpa. Quizá miedo también.
“Daniel, te lo tomaste muy mal cuando perdí al bebé. Pensé que estarías emocionado al escuchar las noticias.
“Mamá, yo…”
"¿Qué pasa, Sr. Tristezas?"
Ella sonaba tan alegre. Nunca quise hacer nada que le causara dolor o angustia. Mamá es de tez clara, alta y con un físico bastante cuidado producto de su constancia en el gimnasio, parecía que estaba en sus veintes y todo lo que quería era tener otro bebé para poder darle el mismo amor que me dio a mi toda la vida.
“Nada, mamá. Es solo que...”
“Daniel. Sé cuándo algo te incomoda. Ahora, dile a mamá qué es”.
"Es solo que no quiero que te decepciones si... ya sabes".
“Daniel, Sabias que todos estos años que tu papá y yo no pudimos concebir, nunca necesité ninguna prueba de embarazo para saber que no había funcionado. Algo muy dentro de mí pudo sentir de inmediato que no había funcionado desde el principio. Pero, esta última vez, cuando llegué a casa después de ser inseminada, ¡Pude sentirlo! No te puedes imaginar cómo me sentí. ¡sería mami de nuevo!"
"Eso fue esta última vez, mamá y…".
“¿Y qué ha cambiado? Eso fue hace solo cuatro meses, solo un par de días después de tu cumpleaños 18. Le trajiste buena suerte a papá cuando lo llevaste a la clínica.”
La culpa entró en acción. Tenía que tomar una decisión, probablemente la segunda decisión más importante de mi vida: ¿debería decírselo a mamá?
“No quiero que te hagas ilusiones, mamá. Probablemente no vuelva a suceder. Si sucede, genial, pero realmente no creo que vaya a suceder”. Ni siquiera pude mirarla cuando dije eso.
“Daniel, esto no es propio de ti. Ven aquí. Ven con mamá. Abrió los brazos y me derretí en ellos, como de costumbre. Puse mis brazos alrededor de ella mientras ella me abrazaba. Se sentía cálida, hizo un pequeño movimiento de balanceo maternal.
Luego me retiro a la distancia de sus brazos y preguntó: “¿Qué pasa? ¿Qué no me estás diciendo?”
"Nada, mamá".
“Daniel, sé cuándo mientes. Siempre lo se. Dime. No hay nada tan malo que no podamos resolver juntos, como siempre lo hemos hecho”.
“No esta vez, mamá. Esto es un factor decisivo”.
"Está bien, ahora me estás asustando".
"Ni siquiera sabría cómo decírtelo", murmuré. Eso podría haber sido lo más cierto que he dicho.
“Vamos a Segregar”, dijo mamá. Así es como ella hace las cosas más fáciles, por lo general.
"Mamá, no funcionará así esta vez".
“Sí lo hará. ¡Observa!: ¿Se trata de la escuela?
"No."
“¿Se trata de la universidad? No hiciste nada para arruinar tu beca, ¿verdad? ¡Tu padre te mataría si lo hicieras!”
“No, todavía tengo mi beca.” Sin embargo, eso no impediría que papá me mate.
“¿Se trata de dinero? Hacemos lo que podemos por ti, y tienes ese trabajo de medio tiempo”.
“Tampoco es dinero, mamá. Vamos a olvidarlo."
“Ni lo sueñes, Jovencito. Esto se llama “Segregar”. Vamos a ver. ¿Se trata de chicas?
"Ah…"
"Ya veo. Se trata de chicas. Recuerda, Daniel, puedes decirle a mamá cualquier cosa. Nada es tan complicado o vergonzoso que no puedas confiar en tu mamá”.
"No se trata de esto, mamá".
Mamá dio un paso adelante y me abrazó de nuevo. “Daniel, tienes a una chica en problemas, ¿verdad? Dejaste embarazada a una chica.”
"más o menos," dije, sin saber cómo continuar desde allí.
“No existe un ‘más o menos’ en un embarazo. ¿Es tu ‘supuesta’ novia, Paula? Sabía que era demasiado liberada para ti. Pude verlo en—“
“No, mamá, no es ella”.
Mamá me miró a los ojos y dijo: “Dame el número de teléfono de su madre y comenzaremos a arreglar todo esto. Estoy contigo en esto, Daniel. Ya no tienes que preocuparte solo”.
“Mamá …"
“El número de su madre. ¡AHORA!" Mamá había sacado rápidamente su teléfono de su bolsillo trasero.
Dicté 10 dígitos y mamá los marcó uno por uno, luego se acercó el teléfono al oído. Ella indicó que colocaría el teléfono en altavoz y el timbre fue audible. Una voz dijo: "¿Hola?"
"Hola, esta es la madre de Daniel, la Sra.-"
"¿Lisa?" vino la voz de mi abuela. "¿Es acaso esto una broma?"
"¿MAMÁ?" mi madre dijo. "¡Te llamare más tarde!"
Mi madre colgó y me miró con ojos molestos. “Deja de hacerte el tonto. Quiero el número de la madre de la jovencita que dejaste embarazada.”
Me encogí de hombros. “Esta es la parte difícil, mamá. Ya te di el número.”
"No haces ningún sentido, Daniel".
“¡NO LO ENTIENDES! ¡ERES TU!" Grité, la tensión había convertido el miedo en ira. Después, con calma dije: "Eres tú, …mamá".
“No entiendo”, dijo mamá.
“En la clínica ese día. Cuando lleve a papá. Cambié su semen por el mío”.
El rostro de mamá se volvió larga y pálida, su boca trató de funcionar, pero no lo hizo. Extendió la mano hacia el respaldo de una silla y falló una o dos veces al intentar sacarla. Saqué la silla para ella y ella se sentó.
“No puedo creer lo que escucho”, dijo en un tono de voz apenas más audible que el ruido del motor del refrigerador.
Acerqué otra silla frente a ella. Quería sacar todo esto lo más rápido posible ahora.
“Mamá, papá hizo ‘su parte’ y estábamos saliendo de la clínica, y dijo que olvidó su abrigo, así que volví a la habitación y pude ver dos contenedores que le dieron, no pude evitar ver que el que uso papá contenía tal vez una pequeña gota y no lo suficiente para hacer inseminarte, así que decidí tomar el otro contenedor lo llené con mi semen, le puse la tapa y limpié el de papá con un pañuelo, así pensarían que papá solo usó un contenedor ¡así usarían mi contenedor para inseminarte!”
Creo que dije todo de golpe, pero estaba prácticamente inconsciente en ese momento.
Mamá también podría haber estado inconsciente por todo lo que estaba diciendo. Estaba sentada allí sin parpadear, y tal vez sin respirar tampoco. Me callé y esperé. Ella esperó también, hasta que dijo:
“No lo puedo creer. Esto no puede ser cierto.”
Esta vez saqué Mi teléfono, me tomo un momento encontrar el video e hice algo que nunca en un millón de años pensé que le mostraría a mi propia madre: ¡A mi masturbándome!
Giré la pantalla del teléfono hacia ella y pulsé el botón de reproducción.
El video mostraba una mano masturbando vigorosamente mi polla erecta y apuntándola a un contenedor de plástico con una pegatina impresa en un costado. No pasó mucho tiempo hasta que largos chorros de semen impactaron en el contendor e hice todo lo posible para llenar el pequeño recipiente. Expresé un cortante "¡Ah!" con cada chorro. Inconscientemente contamos en silencio juntos, nuestros labios moviéndose al unísono. Contamos hasta ocho.
En el video la mano soltó la polla aún dura y el contenedor. Luego lo cogió y enfocó la cámara en la etiqueta impresa. Tenía el nombre de mi papá y su información personal.
Mi voz dijo: “Hoy es miércoles, veintitrés de enero, y estoy en la Clínica Angelex…”
Mamá todavía no se había movido ni dicho una palabra.
"¿Mamá? ¿Mamá?"
Comenzó con un susurro, pero rápidamente se convirtió en histeria: “Oh, Dios mío… oh, Dios mío… oh, ¡DIOS mío!… ¡OH, DIOS MÍO!… ¡OH, DIOS MÍO!”
"¡MAMÁ! ¡MAMÁ!"
“¡TU ME EMBARAZASTE! ¡TU ME EMBARAZASTE!
"¡MAMÁ! Lo siento. Lo siento. Nunca quise que lo supieras. Nunca pensé que tendríamos que saberlo.”
“Ese bebé que llevaba en mi vientre, ¡Ese bebé! ¡Llevaba en mi vientre al BEBÉ DE MI PROPIO HIJO!” Sus palabras llenaron la casa, cada rincón de ella.
Empezó a levantarse y yo tenía miedo de lo que haría, así que le puse las manos en los hombros para sujetarla.
Fue entonces cuando me abofeteó, fuerte. Duro en la cara. El sonido no fue estruendoso como sus palabras, pero no tenían el mismo coraje. La bofetada me tiró hacia atrás en mi silla, y mis ojos se empañaron con lágrimas. No tanto por la bofetada, pero esta actuó como un interruptor que dejó salir las lágrimas de mis emociones.
Esa misma bofetada llevó a mamá a una calma extraña y espeluznante, como si esa bofetada la hubiera dejado sin energía.
"¿Estás bien?" preguntó con su voz cuerda.
"Estoy bien", dije, frotándome la cara y sin mirarla.
"Dime, ¿Quién ha visto eso?" Señaló mi teléfono.
"Nadie. Esa la primera vez que yo lo veo”.
“¿Por qué grabarías esa inmundicia? ¿Por qué lo guardarías?
“Pensé que podría ser importante. Como si alguna vez tuviera que comprobar algo dentro de cien años.”
"¿Comprobar que era tuyo?" Mamá preguntaba sin juicio. Miraba a la distancia mientras hablaba.
"Sí. Supongo."
“¿Daniel? ¿Por qué? ¿Por qué?"
“Quería que tú y papá fueran felices. Poder tener otro bebé que se tanto deseabas. Y pensé que todo iba a ser genial. Papá estaba tan orgulloso y Tú cantando todo el tiempo feliz porque al fin estabas…”
“Embarazada”, terminó mamá.
“No quería que te decepcionaras de nuevo. Como cada vez que lo intentaban. Te deprimiste mucho por tanto tiempo, mamá. Cuando vi el contenedorde papá… todo sucedió tan rápido antes de que pudiera pensarlo”.
"Eso fue. ¡No pensaste! No pensaste en todas las consecuencias, las implicaciones… la moralidad de todo”.
“Tu viste lo que papá dejó allí. Mamá. Y Tomé una decisión. Y Puedo ver ahora que estuvo mal. Ahora que todo salió mal. Muy mal."
“Tu padre nunca, nunca debe ver este video. Eso lo destruiría como hombre. ¿Comprendes?"
“Sí, mamá. Por supuesto que entiendo. Conozco a papá. Por eso pensé que hice lo correcto cuando vi lo feliz que estaba. Él es feliz en este momento pensando que va a funcionar de nuevo. El asegura que volverá a funcionar por algún milagro debido a lo que te paso en el accidente.
Mamá pensó en mis palabras durante mucho tiempo y no la interrumpí. Finalmente dijo: “Dame tu teléfono y vete a tu habitación y no quiero que salgas hasta que te lo indique. Necesito procesar esto”.
Le entregué el teléfono y dije: “Lo siento, mamá”. Estaba seguro de que no sería la última vez que diría eso en los próximos días.
Me la pase sentado en mi habitación durante la siguiente hora y media, toda una eternidad, -a excepción que estuviera viendo deportes o jugando un videojuego. Pero, me senté y pensé todo el tiempo, sin siquiera moverme.
Pensé en mamá y en ella teniendo a mi hijo dentro de ella. Pensé en papá pensando que era ‘su’ hijo dentro de ella. Pensé qué pasaría si mamá no pudiera ocultarle esto. Pensé en el pobre de papá, cómo se sentiría si supiera que su hijo pensaba que era un hombre tan debilucho que había decidido intervenir para poder dejar embarazada a su mujer.
“¡Daniel! ¡Daniel!
Abrí mi puerta un poco y llamé: "¡Sí, mamá!"
Ven a sentarte conmigo en la cocina. Sonaba casi normal.
"¿Cómo sigue tu cara?" Puso su mano en mi barbilla y la levanto hasta que el rosa brillante de mi mejilla se mostró a plana vista.
"Estoy bien. No duele.” Mentí.
"Supongo que, no golpeo tan fuerte como antes", dijo.
Se sentó con los brazos cruzados y me miró durante mucho tiempo. Mi teléfono se encontraba en la mesa de la cocina entre nosotros.
“Desde que te mandé a tu habitación, observé este video desde muchos ángulos. Algunos de esos ángulos son repugnantes, perturbadores. Absolutamente vergonzoso. Me enfermaron y me enojaron.”
“Lo sé, mamá. Puedo ver eso ahora y no sé qué me pasó para volverme loco ese día y hacer lo que hice fue el impulso del momento. Me equivoqué cien veces, pero mientras estabas embarazada, pensé que había hecho lo correcto”.
“Daniel, tenías una opción frente a ti, y siendo joven e impetuoso, te lanzaste hacia adelante sin todos los hechos y actuaste”. Esta era la madre que conocía todos los días, tranquila y racional. Es por eso que su explosión anterior fue aún más aterradora.
"Mamá, no volveré a hacer nada como eso nunca". Pensé que esa afirmación abriría la puerta al perdón en algún momento en un futuro lejano, si es que eso llegaba a ocurrir.
“Pero, Es ahí donde estas equivocado”, dijo. En tono serio.
"¿Equivocado? No entiendo."
“Tu declaración de ‘no volveré a hacer nada como eso nunca’. Es mentira. No es verdad, porque mañana quiero que hagas EXACTAMENTE lo mismo”.
"¿Qué?"
Mamá se inclinó hacia mí y susurró como si no quisiera que nadie en el mundo supiera lo que iba a decir a continuación: “Mañana, vas a llevar a tu padre a la clínica ‘otra vez, encontraras un camino de regreso a su habitación. Y-remplazaras su esperma con el tuyo- Otra vez.”
Mi boca debe haber estado abierta porque mamá puso su dedo índice debajo de mi barbilla y aplicó presión hasta que cerré la boca.
"¿Comprendes?"
Una palabra vino a mi mente: “No”.
Mamá respiró hondo, se miraba enfadada. “Cuando me dijiste por primera vez lo que habías hecho, estaba en shock. La idea de que habías hecho algo tan audaz, tan salvaje, tan imprudente fue algo que me arrancó de la realidad. Estaba en blanco. Estaba furiosa. Me sentí violada. Me quitaste la decisión más importante e íntima posible para una mujer: Elegir al padre de mi hijo.”
"Lo siento mamá. Es solo que…” Mamá levantó la mano.
“Así lo miré al principio. Luego, lo miré desde la perspectiva de nuestros fracasos, el de tu padre y el mío. Todos los años que pasamos sin bebes. Todos fueron por su culpa”. Me miró como si estuviera a punto de decirme un secreto íntimo.
Entonces se decidió. “Tu padre es mucho mayor que yo. Al principio, cuando éramos más jóvenes, no parecía tan evidente. Pero, con el paso de los años, digamos que su vigor ha disminuido. Ha perdido el interés total en el dormitorio.”
"¡Mamá!" Definitivamente no necesito escuchar esto.
“Es importante que lo sepas. Quiero darte la decisión que no me diste. Y estoy presentando todos los hechos tal como son. Tu papá, dijeron los médicos, tiene un conteo de esperma muy bajo. Dijeron que la última vez fue… ¿cómo lo llamaron? Un accidente feliz. Funciono y ambos le agradecimos a Dios que así fuera”.
“Pero ahora que ya conoces la verdad, me odias por ello.” dije
“No te odio. Sabes, No lo pensé ni dos veces sobre la anomalía, el milagro o el accidente feliz, nada. Cuando escuché que estaba embarazada, ese fue el momento más feliz de mi vida desde que TÚ naciste”.
Se inclinó y besó mi mejilla, la lastimada.
“Estar sentada aquí pensando y viendo ese maldito video nuevamente, me hizo pensar que, dado ah que ya he sido impregnada con el bebé de mi hijo, ¿Por qué no hacerlo otra vez? Ahora sé que no hubo ningún milagro y que no existirá ningún milagro en el futuro con tu padre. Nunca podre tener otro bebé”.
Mamá puso una cara seria y determinada, apretó los dientes y gruñó: "¡Y QUIERO otro bebé!"
“¿Puedo decir algo al respecto? ¿puedo tener tiempo para pensarlo?”
“Tienes todo el día hasta mañana cuando lleves a tu padre a la clínica, eyaculas en el recipiente y lo remplazas. ¿Entendiste lo que vas a hacer? ¿o tengo que explicártelo más sencillo?
“No, mamá, creo que estoy bien. Pero, fue solo suerte lo que sucedió la última vez. ¿Qué pasa si no puedo...?
“Sencillo, Llevas a tu padre a la clínica, Eyaculas y haces el remplazo. Llevar, eyacular, remplazar. ¿Cuál es el plan?"
“Llevar, eyacular, remplazar”. Mamá sonaba estricta con el orden en su plan.
"Estupendo. Otra cosa que NO quiero que hagas desde ahora hasta ese momento es: nada de masturbarse. ¿Entendido? Crees que no veo esos pañuelos en el cesto de basura. ¡Porfaavooor!”
"¡Mamá! ¡Mi habitación es privada!”
“Mi útero es privado, pero fue invadido por tu esperma. Y aléjate de esa zorra, Paula. Nunca me agrado y no permitiré que te sientas tentado a perder esa carga de semen hasta que esto termine. ¿Entendido?
“Paula es mi novia, mamá. No deberías hablar así de ella.”
“Me alegra que vayan a distintas universidades. En unos meses no tendré que preocuparme más por ella”.
Nuestra discusión sobre Paula habría continuado, pero papá entró por la puerta de la cocina, sonriendo.
"¿Hablando de mí?" preguntó.
Mamá y yo nos miramos. De habernos observado papa se habría dado cuenta que nos veíamos como culpables. Pero no debimos preocuparnos, porque eso era lo que él siempre decía cada vez que entraba en la casa.
“Llegas temprano”, dijo mamá.
“Sí, un cliente canceló esta tarde, así que llamé a la clínica y ¡moví mi cita, Bum! Un día antes. ¡Todo listo! Además, calcularon tu ciclo y dijeron que mañana será tu día más fértil, ya programé tu cita”.
*************
Papá estaba feliz. Mamá no. Y yo aliviado.
Esto significaba que no tenía que intentar un espionaje de fertilización que muy probablemente hubiera salido mal y me hubiera metido en problemas de los que no podría salir hablando. La primera vez que lo hice fue un crimen de oportunidad. Esta vez, la oportunidad se perdió por completo.
Cuando papá salió de la cocina, mamá dijo: “Nuevo plan. TÚ me llevas a la clínica mañana y de alguna manera haces el intercambio antes de que me inseminen”.
"Mamá. Eso es una locura. ¿Qué se supone que debo hacer, robar una bata de laboratorio y un portapapeles y deambular hasta que encuentre exactamente el recipiente de papá?, ¿cómo en las películas? Me voy a quedar esperando en la sala de espera y eso es todo lo que voy a hacer”.
“Haremos que funcione”, dijo. “Solo recuerda, nada de jalársela esta noche y aléjate de Paula.”
“Ya tenemos una cita, mamá. ¿Qué quieres que le diga, ‘No puedo verte esta noche porque mi mamá necesita que guarde mi semen en caso de que tenga que inseminarla en la clínica?’”
"Suena bien para mí. Sólo mantenlo en tus pantalones esta noche. ¿Te dije que no me agrada esa chica?”
*************
“No creo que le agrado a tu madre”, dijo Paula.
“Es solo tu imaginación”, dije.
Terminamos nuestras hamburguesas y papas fritas del autoservicio. Paula tenía esa mirada, la mirada que normalmente me gustaba.
“Mis padres están en una recaudación de fondos toda la noche, tenemos mi habitación grande y cómoda libre sin nadie que nos vigile”. Me susurró eso al oído seguido de mordisqueó.
Por lo general, habría tenido mis manos sobre ella, incluso en un estacionamiento bien iluminado con familias estacionadas a cada lado de nosotros. No esta noche. La voz y el rostro de mi madre me perseguían.
"¿Por qué no vemos esa nueva película de la que has estado hablando?"
"¿Desde cuándo prefieres ver una película que ver mi ropa interior?" Parecía una combinación de dolor y sorpresa.
"No quiero que tus padres nos atrapen".
"Eso nunca te ha detenido antes".
“Además mañana mamá—“
“¡Tu mamá, tu mamá! Sé que es porque tu papá no puede hacer bien ‘su parte’, pero esto se vuelve aburrido de escuchar.
"Paula, mamá acaba de perder a-su-bebé, lo sabes" Quería decir ‘nuestro bebé’, pero no lo hice, por razones obvias.
“Eso fue hace meses”, dijo Paula, desde ese momento la vi desde un ángulo totalmente diferente.
Yo también me vi en un ángulo diferente.
"Te llevaré a casa".
"Es por el grano, ¿verdad?"
"¿Qué?"
Paula miró por el espejo retrovisor y se señaló la frente. "¡Esto! ¡Este grano! ¡Es asqueroso y estás asqueado esta noche por eso! Admítelo."
“Es el grano”, dije y la llevé a casa.
*************
Papá nos sorprendió de nuevo, dos veces en dos días. Ya estaba listo para robar esa bata de laboratorio, ponerme anteojos de montura oscura para parecer mayor, encontrar un contenedor vacío y salvar el día masturbándome con él tiempo justo para que el médico tomara mi corrida aún caliente e impregnara el ovulo de mamá.
Es decir, estaba a punto de llevar a mamá a la clínica y ver si se presentaba una oportunidad.
Fue entonces cuando papá entró de nuevo. "¿Hablando de mí?"
Respondí "¡PAPÁ!" y mamá dijo "¡Mark!" al mismo tiempo. Luego, al unísono, "¿Qué haces en Casa?"
"Aquí vivo. Cuando no estoy en el trabajo. Así que pensé ya que estoy aquí, ¡debería llevarte a la clínica y luego saldremos a celebrar!
Papá me miró y agregó: “¡Solo los enamorados, Tigre!”.
Me pregunté por enésima vez si pensaba que me gustaba que me llamaran "Tigre".
“Enserio, Mark, Daniel puede llevarme. No tienes por qué molestarte.”
“No quiero oír una palabra más al respecto. Este es el gran día. ¡Tengo un buen presentimiento!”
Solo uno de tres que tuvo un buen presentimiento.
Nunca olvidaré la cara de mamá cuando se fue con papá. Tenía el mismo aspecto que cuando descubrió que había perdido al bebé.
“Buena suerte, mamá”, le dije antes de que cerrara la puerta. Pero, sentí que toda la suerte iba a ser de otro tipo.
*************
Su cita había sido a las 4:30. Llegaron a casa alrededor de las ocho.
Tan pronto como escuché la puerta, salí de mi habitación. Mamá había dicho que en el pasado ella pudo sentir inmediatamente si había funcionado. Busqué esa respuesta en su rostro. Todo lo que vi fue tristeza. Ni siquiera le hice la pregunta, o cualquier pregunta.
“Tu papá se bebió una jarra entera de vino en el restaurante Bertello’s. Lo ordenó antes de recordar que una mujer embarazada no puede beber. Nos traje a casa.”
"Bueno, ¡es una celebración!" La cara de papá, por otro lado, estaba sonriendo y roja por el alcohol. “Esta es una noche especial que recordaremos. ¡La noche en que se concibió una nueva vida!”
Papá se veía tan feliz. Mamá me miró fijamente, debió haber visto reflejada su propia decepción. Voy a acostar a tu padre antes de que se caiga o se duerma y tenga que cargarlo hasta nuestro dormitorio.
“Nada de cargar”, cantó papá. "¡Nada hasta nueve meses a partir de ahora!"
Mamá lo tomó del brazo y lo guio hacia su dormitorio. Cuando pasó junto a mí, dijo en voz baja: “nuevo plan”.
Estaba jugando un videojuego en el televisor de la sala cuando mamá entró y se sentó a mi lado.
“Pon un canal de noticias o algo con gente hablando. Y ponlo alto para que podamos hablar sin que papá nos escuche. Ya sabes, incluso borracho, tiene orejas de conejo.”
Había un panel especial de expertos hablando de algún proyecto de ley que no debería ser aprobado por el Congreso. Pensé que estaría bien.
"Daniel, ¿recuerdas cuando dije que podía sentir si había funcionado?"
Asentí, mamá continuó. “No funcionó. No sentí nada."
“Debemos esperar, aún falta-…”
“Lo sé, Daniel. Lo sé. Esta era mi última oportunidad. Nuestra última oportunidad. Si no es hoy, entonces nunca. ¿Entiendes cómo me hace sentir esto?
"Mal. Pero qué podemos hacer. Papá lo arruinó.”
“Sí, papá lo arruinó. Es un buen hombre. Y un gran padre, pero estropeó todo el plan de -Embarazarme- durante años. Y ahora tengo que sentarme pacientemente a esperar algo que no va a suceder y poner mi mejor cara. Estoy cansada de esto.”
"No estamos seguros aun de eso, mamá". Ella me miró. Ella estaba a punto de perder la cabeza, y yo iba a ser el único con quien se desquitaría. “Mamá, sabes que yo haría cualquier cosa para poder arreglarlo, pero ahora es imposible”.
"Me alegra que hayas dicho eso, Daniel".
"¿Que es imposible?"
“No, que ‘harías cualquier cosa para arreglarlo’. Porque voy a pedirte precisamente eso: Quiero que lo arregles.”
“Eso es una locura, mamá. La clínica está cerrada. ¿Qué se supone que debemos hacer, forzar las puertas y hacer otra inseminación nosotros mismos?
“No”, dijo mamá. “Nada de forzar puertas... a menos que la puerta de tu habitación esté trabada.”
“No entiendo”.
“Daniel”, dijo mamá, “quiero que nosotros… tú y yo, tengamos sexo esta noche”.
"¡Mamá! … ¡No! … ¿Qué?"
“Quiero que esta noche me impregnes con tu esperma Daniel. Y la única forma es teniendo Sexo. Ya estuve preñada de ti una vez, así que para mí eso es un gran obstáculo superado. Admito que será un poco incómodo para los dos.”
" ¿¡UN POCO!?"
“¡Shh! ¡Tu padre!" Mamá susurró.
"No puedo. ¡No podría! ¡No lo haré!
“Dijiste qué harías cualquier cosa. ¿Viste lo feliz que estaba tu padre? Y no finjas que no se trata de la idea de tener un hijo. Tu dejaste salir al genio de la botella cuando decidiste remplazar su esperma por el tuyo la última vez. Me habrías dejado tenerlo sin dejarme saber quién era el verdadero padre. Admítelo."
Me encogí de hombros. Esto era demasiado complicado para mí como para pensarlo de manera lógica.
“La clínica dijo que esta noche es mi día más fértil para ser inseminada. Esta es nuestra última oportunidad, nuestra mejor oportunidad. Además, esta fue la última vez que podremos usar el seguro médico en la Clínica. Esto es todo. Daniel, No puedo obligarte, pero puedo suplicarte. Esta es tu madre suplicándote que me des otra oportunidad de ser mamá de otra pequeña vida. Por favor, Daniel, por favor... ¿lo harás?
Dejé de mirar el suelo, por unos segundos miré a mamá a los ojos y después asentí con la cabeza. “Lo hare.”
No hubo una gran reacción como esperaba. Mamá estaba en su modo profesional. Ella dijo: “Bien. Voy a darme una ducha. Toma una también y te vere en tu habitación en media hora.”
Antes de que se retirara alcance a preguntar a sus espaldas: "Mamá... ¿y si no puedo... tú sabes...?"
"Déjame los detalles a mí". Dijo sin siquiera voltear.
Estuve sentado allí por un minuto aturdido. Mientras en la televisión un tipo con traje gris y corbata dijo: "Ambos partes lograron un acuerdo..."
Dije en voz baja: "Voy a follar a mi Madre".
*************
Después de unos minutos mamá toco la puerta de mi habitación "Adelante", le dije. Me había duchado y cambie las sábanas sucias de mi cama. No necesitaba que mamá realizara una inspección a las sábanas.
Mamá entro lentamente y en silencio a mi habitación, hizo un esfuerzo para no dejar que la puerta crujiera o se cerrara de golpe.
“Recuerda, sin hacer ruido. No queremos que tu padre despierte y venga a buscarme.”
Yo traía unos pijamas limpios. Mamá tenía puesto un camisón corto y una bata.
“Déjame establecer las reglas, Daniel. Sabemos por qué estamos haciendo esto. Podemos terminar todo en unos minutos. Después, tienes que darme otros cinco minutos para quedarme recostada boca arriba para... -solo para asegurar que las cosas funcionen con la máxima eficacia”.
Supuse que necesitaba quedarse unos minutos boca arriba para dejar que mi semen llegara a donde debía sin que se saliera de ella.
"De acuerdo. Pero no sé si—”
“Sin negatividad. Todo Positivismo. ¿Entendido?"
Mamá retiró la colcha y la manta, dejando solo la sábana azul claro.
“Esto va a ser lo más médico y clínico posible. Haremos el trabajo con el menor contacto posible. Recuerda, el objetivo principal es introducir tu esperma en mi vagina. Punto. Sin besos, sin abrazos, sin hablar. Me dejaré la bata puesta, me subiré el camisón y me meteré debajo de la sábana. Tú te quitaras la ropa interior, te subes encima de mí, haces lo que la naturaleza te ha enseñado y luego te bajas. ¿Entendido?"
Esa iba a ser su palabra de mando, supuse: Entendido.
"Por cierto, por mucho que te he dicho que no lo hicieras, Esta no es tu primera vez, ¿verdad?"
Negué con la cabeza "no. aunque si es mi primera vez sin codon”, dije.
“Entonces se sentirá diferente. No tengas miedo de acabar rápido, ¿entiendes a lo que me refiero? Solo pido que cuando llegues al clímax, lo hagas lo más profundo que puedas para que tengamos la mejor posibilidad de éxito. ¿Entendido?"
Volví asentir.
“De acuerdo…aquí vamos”, dijo y se subió a mi cama, se cubrió con la sábana y pude ver cómo se subía la bata para que la parte inferior de su cuerpo quedara libre y sin obstrucciones.
"¿Mamá?"
Mamá solo señaló con un dedo sobre dónde estaba su vagina. Entendí el punto, y dejé caer mis pantalones de pijama. Mamá no miró en mi dirección. Me senté en la cama y cerré los ojos. Luego levanté la sábana y me puse encima de mamá.
Ella dobló sus rodillas y coloco la planta de sus pies sobre la cama. Luego sentí su mano por debajo de nosotros rodeando mi pene. Mi pene flácido y desinflado.
“Ponlo duro”, ordenó mamá.
"Lo estoy intentando", dije. “Pero, no puedo. ¿Qué pasa si no puedo?
“¡No hagas eso! No te enfades. Eso solo te presionará y empeorará más las cosas. Créeme, lo sé por experiencia. Acuéstate de espaldas.”
Obedecí, mamá envolvió sus dedos alrededor de mi pene flácido. “Cierra los ojos y no pienses en nada. Solo inhala y exhala. Ese será tu trabajo. Yo me ocuparé del resto.”
Mamá comenzó a masturbarme suavemente moviendo su mano arriba y abajo, arriba y abajo. Después de un minuto, dije: “¡No puedo, mamá!”.
“No te des por vencido… todavía”, dijo mamá. La sentí inclinarse hacia adelante y luego sentí algo húmedo. Mamá había cubierto todo mi pene con su boca.
"¡Mamá!" Exclame al sentir por primera vez que me la chupaba.
Eso estaba activando algo en mí y pronto estaría con una verdadera erección. Mamá comenzó a mover su cabeza al mismo tiempo que mi polla crecía, pronto la base de mi polla salió de su boca. Ya no podía comérsela entera. Por un momento sacó mi polla de su boca mientras continuaba masturbándome con su mano, era la primera vez que contemplaba con sus propios ojos el tamaño de mi erección, justo antes de soltarla, mamá inclinó su cabeza una última vez, lamió alrededor de toda la cabeza de mi polla, e hizo que su lengua pasara sobre la punta.
"Listo", es todo lo que dijo mientras se recostaba de nuevo sobre su espalda.
Me puse nuevamente en encima de mamá, sentí como su mano tomaba mi polla y comenzaba a guiarla como un pincel hacia arriba y hacia abajo contra algo cálido, peludo… y mojado.
“Empuja… pero ve despacio”.
Obedecí, y por primera vez en mi vida, penetré un coño sin condón. El hecho de que fuera el de mi madre no parecía importar en este momento.
Se sentía más apretada que Paula. ¡Increíble, mamá tiene el coño más apretado que mi novia!
"Con cuidado", susurró mamá. “La tienes más grande que- …” mamá pareció reconsiderar lo que estaba a punto de decir, y terminó con un “…despacio”.
Fui con cuidado, primero se la clave hasta la mitad, luego se la saqué hasta la punta. Después en la segunda penetración a las profundidades de mi madre, se la clave hasta el fondo sin detenerme hasta que mi vello púbico se enredó con el de ella.
Mamá dejó escapar un continuo "¡Aaaahhhhh!" durante todo el trayecto. Fue más ruidosa de lo que esperaba.
Sus ojos estaban cerrados con fuerza, tenía una sonrisa forzada que supongo sería una mueca en su rostro. Se la saqué toda nuevamente y se la metí hasta el fondo otra vez, lento y constante. La cabeza de mamá miró a la izquierda y luego a la derecha, manteniendo un movimiento cíclico. Sus caderas chocaron con fuerza con las mías. Pensé que se quedaría inmóvil. Me equivoqué.
A los treinta segundos de habérsela metido entera, los pies de mamá se habían estirado para engancharse en mi trasero mientras que sus brazos me rodeaban la espalda atrayéndome hacia ella.
En esta posición aumenté mi ritmo, mamá dijo: “¡Eso es cariño, así… sigue así!” nuevamente en voz alta. Comencé a penetrarla con mayor fuerza fue entonces cuando comenzó a gritar: “¡OH DIOS MIO! ¡Demasiado profundO! ¡Demasiado profundO!"
El cuerpo de mamá se retorcía y temblaba debajo de mí. "¡Mamá! ¡No hagas ruido! ¡recuerda a Papá!" Susurré.
"¡Me voy a correr! ¡puedo sentirlo! ¡Estoy muy cerca!" mamá comenzó a jadear con un grito ahogado de “¡AAGGH! ¡AAAAGGGGH!” Luego su cuerpo se puso rígido, sus ojos se abrieron y gimió: “¡Me estoy corriendo! ¡Me estoy corriendo! seguido por lo que sería un largo y fuerte gemido.
Apenas comenzaba a gemir cuando decidí cubrir su boca con la mía para evitar que el sonido hiciera eco en todo el vecindario; y que sin duda traería a papá corriendo.
La lengua de mamá se volvió loca en mi boca, rivalizando apenas los movimientos retorcidos de su cuerpo. Como consecuencia a la reacción de su cuerpo, mi cuerpo también perdió el control.
Comencé a follar a mamá con todas mis fuerzas lo más rápido que pude Al mismo tiempo que mi lengua saboreaba y lamia la saliva de mi propia madre.
Dentro en la profundidad de la boca de mamá, jadié, “¡MMMMMMMMMM!” fue en ese momento en el que disparé el primer chorro potente de semen dentro de ella. Me corrí con toda la fuerza que tenía mi cuerpo de 18 años una y otra vez. Tan profundo de ella como pude.
Ella se quedó flácida. Continué penetrándola durante otros treinta segundos para después quedarme en silencio encima de ella.
Nuestras bocas se habían despegado, aun así, decidí mantener mi polla dentro de su húmedo coño. El único sonido ahora era nuestra acelerada respiración, que se silenció después de un rato.
Mamá me aparto con mi hombro derecho, rodé fuera de ella. No dijimos nada durante unos minutos.
"Te dije nada de besos", dijo.
"¡Mamá! No quería que papá te escuchara”. Pensé que eso lo explicaba todo.
"¿Escuchar que?"
“Tus jadeos. Estabas en medio de un fuerte gemido.”
"¿Por qué iba a gemir, sabiendo que teníamos que quedarnos callados... jadear?" preguntó mamá.
"Mamá, estoy seguro de que no era tu intención, pero cuando empezaste a correrte..."
"¿Estás loco? ¿De qué estás hablando? Estaba acostada allí, tratando de estar lo más quieta y callada posible hasta que tu terminaras”.
Me senté y la miré. "¡Mamá! Tenías tus piernas enganchadas alrededor de mí. Estabas prácticamente vibrando debajo de mí. Cuando estabas corriéndote, tuve que…”
“¡Yo no tenía tal cosa! ¿Por qué estás tratando de hacer que parezca que disfruté esto? ¿Crees que realmente me excité sexualmente por lo que pasó? Hice esto con un solo propósito. Hacer un bebe.
Estaba totalmente confundido. Pero no por mucho.
“¡Lisa! ¿Dónde estás?" La voz de papá se elevó por el pasillo y sonaba como si viniera hacia aquí. "¿Lisa?"
Mamá se levantó con calma, se enderezó y se volvió a atar la bata, y volvió a llamar: “Estoy con Daniel”.
Arrojo la sábana sobre mí, Aun me encontraba desnudo en la parte inferior y con el pene empapado de sus fluidos vaginales. Siguieron la manta y la colcha.
Papá llamó a la puerta y entró. "¿Hablando de mí?"
“Estaba aclarando algunas concepciones erróneas que tenía Daniel”, dijo mamá.
“Las concepciones son importantes”, respondí. “Espero concebir lo correcto en el futuro”. Me gustó jugar con esa palabra esta noche.
Mamá me lanzo una mirada muy seria. Papá no tenía ni idea.
"Ven a la cama", dijo. "Deberías estar descansando". Luego le dio unas palmaditas en el vientre a mamá con orgullo.
"¡Tengo un buen presentimiento sobre hoy, papá!"
"Yo también, hijo".
“Hablaré contigo en la mañana”, finalizo mamá.
Papá coloco su brazo alrededor de mamá, alrededor de su esposa, de su mujer que caminaba con el coño lleno con la corrida de su hijo.
Me senté mirando la pared. “Joder, Mamá es una zorra caliente en la cama”, le dije a la pared.
*************
“Me retiro a la conferencia,” dijo papá a la mañana siguiente. Mamá le había preparado desayuno temprano porque tenía que viajar dos horas para una gran reunión. “Ustedes dos cuiden el castillo. Llegare tarde.”
Mamá ya estaba vestida. Era voluntaria tres veces por semana en el hospital.
Nos quedamos en silencio mientras ella me preparaba unos huevos y una tostada. No quería ser el primero en mencionar lo que hicimos la noche anterior. Tal vez ella tampoco.
“Creí que era el alcohol”, dijo mamá.
"¿Qué pasa con el alcohol?"
“En la universidad, nunca podía recordar lo que había hecho con mi novio hasta el día siguiente. Pensé que era porque había estado bebiendo”.
"Y …?"
“Ahora sé que fue el sexo y no el alcohol. Así que eso está aclarado. El sexo es lo que borra mi memoria a corto plazo”.
"Así que esta mañana recuerdas…?"
“Ahora recuerdo cada detalle de anoche.”
"¿Eso es bueno o malo?"
“Tengo que irme al hospital. ¿Qué planes tienes hoy?" preguntó mamá. Cogió las llaves del coche del mostrador.
“Iré a nadar a casa de Paula.”
“Que lo pases bien”, dijo ella. Por primera vez no menciono nada desagradable de Paula.
*************
Paula vestía puntos azules y amarillos brillantes en un bikini a dos piezas. No sabía la diferencia.
“No atrapaste la pelota”, dijo.
“No lo vi venir”.
La pelota de playa roja encontró el camino de regreso a sus manos, e hizo un gesto juguetón como si fuera a golpearme con ella. No reaccioné.
“No eres divertido hoy. Es un hermoso día y lo estás desperdiciando sentado en esa silla. ¡Vamos a nadar, juguemos al bádminton, subamos a mi habitación!
Cualquiera de esos, especialmente el último, me habría hecho cobrar vida. Hoy no. Todavía estaba reviviendo y repasando la noche anterior. Ahora estaba reproduciendo cada detalle: cómo se veía mamá, cómo olía, cómo se sentía, el sonido de su voz. No había suficientes horas en el día para procesar todo lo que compartimos.
Y realmente no había suficiente de mi atención para dedicarla a Paula. De repente, me pareció una niña. Un niño mimado que exigía toda mi atención. Hoy me encontraba distanciado y era una larga distancia. Muy lejos de Paula.
"Oh, Dios mío", dijo. “Se soltó mi top”. Miré hacia arriba para ver que lo tenía colgando de su mano. Sus bonitas y pequeñas tetas sobresalían al sol. Ella no tenía líneas de bronceado. Yo habría estado sobre todo eso en cualquier otro día.
Hoy, me hizo recordar sentir los grandes 36D de mamá aplastados contra mi pecho mientras me corría dentro de ella. De hecho, de alguna manera todo me recordaba a mi corriéndome dentro de mamá. Todo excepto cuando algo que me recordaba a mamá chupándome la polla.
“Si solo vas a estar sentado ahí, ¿por qué no te vas a sentar a tu casa, con tu madre?”.
"¿Qué quieres decir con eso?" Mis ojos deben haberse oscurecido.
"¡Nada! solo estaba hablando ¿Por qué estás tan sensible hoy?
Paula se acercó de puntillas con sus pequeños pies descalzos y se sentó en mi regazo, sacudiendo su trasero como hacen las niñas cuando quieren anidar en la polla de un chico. Besó mi nariz y luego mis labios. Le devolví el beso.
Pero, no era lo mismo. Nunca volvería a ser lo mismo después de besar a mamá. Lo intenté durante otro minuto.
"Será mejor que me vaya", dije. "Tengo algunas cosas que hacer".
“Ni siquiera hemos nadado. Ni siquiera hemos follado. Recordaras este momento cuando estés en esa tonta universidad en otoño y desearás poder revivir hoy”.
“Tal vez, Paula. Tal vez." me fui.
*************
El auto de mamá estaba en la entrada cuando me estacioné.
"¡Daniel!" Mamá llamó cuando escuchó la puerta de la cocina.
“Sí, mamá. Estoy en casa."
"Llegaste temprano ", grito. Parecía que estaba en su dormitorio.
“Paula estaba siendo un fastidio, y no tenía ganas de aguantar sus cosas hoy. Tú también llegaste temprano a casa” —grité desde el pasillo.
“Parece que nada salió bien el día hoy, y no creerías lo estúpido que estaba actuando la gente. Hice lo que tenía que hacer y me fui. Pensé en volver a casa y lavar la ropa”.
"No tienes por qué gritar", le dije mientras entraba en su habitación.
Ella río. Fue reconfortante ver una sonrisa en su hermoso rostro nuevamente. "Pensé que seguías en la sala ". Mamá estaba inclinada sobre la cama, alisando la sábana ajustable. Llevaba un jersey azul suelto y una falda suelta que le llegaba hasta las rodillas. Tenía grandes flores blancas y azules.
"¿Cambiando la cama otra vez?" Siempre discutíamos cuando ella lo hacía porque era una obsesión con ella.
"Sería genial que entendieras mi indirecta y siguieras con el ejemplo".
“Especialmente después de anoche,” dije sin pensar. Era mi forma habitual de bromear, pero cuando un ligero ceño frunció los labios de mamá, supe que había cometido un error.
"Acerca de eso... supongo que deberíamos hablar".
“Mamá, realmente no tenemos que hacerlo. Yo estoy bien, Tú estás bien. Continuemos con nuestras vidas normales."
“Y, sin embargo, henos aquí. Ambos sin poder lograr actuar normal. Ambos con dificultades para hacer frente a nuestras llamadas vidas ‘normales’.”
No pude responder. Ella me dio la oportunidad para expresar lo que estaba sintiendo. Si tan solo supiera lo que estaba sintiendo, tal vez hubiera respondido.
Mamá llenó sus pulmones de aire y dijo: “Supongo que voy a empezar. Lo de anoche fue, a mis ojos, necesario. Fue mi última oportunidad. Nunca puedo decirte lo agradecida que estoy contigo por... llamémosle ‘darme una mano'. Pero, siendo realistas, tengo que admitir que me siento culpable, siento que te obligué a pasar por algo por lo que ningún hijo jamás debería pasar.”
Le dije: “Mamá-”, pero ella levantó la mano para detenerme.
“Daniel, mi hermoso hijo, mi adorable y precioso hijo. Tú sabes cuánto te amo, y yo sé cuánto me amas. Todo estaba tan claro para mí hace apenas unos días. Nuestros roles: tú, yo y tu papá. Luego, me contaste lo que habías hecho en la clínica y todo se volvió borroso”.
Asentí, pero no podía pensar en una sola respuesta que pudiera decir que lograra hacer esto más fácil para mamá o para mí.
“Me embarazaste por inseminación artificial. Una madre preñada con él bebé de su propio hijo. Pero, el accidente… eso lo cambió todo. Perdimos algo. Lo perdimos como familia. Yo como madre, tu padre, pensando que iba a ser padre por segunda vez; y tú, el verdadero padre de mi bebé… de Nuestro bebé. No me extraña que te lo tomaras tan a pecho. También perdiste un hijo, no solo un embrión que iba a ser un hermano o una hermana”.
“Mamá, solo quería mejorar las cosas”.
“Y lo lograste. Mira lo felices que estábamos todos”.
Mamá se sentó en la cama, como si de repente estuviera exhausta.
“Cuando me dijiste lo que habías hecho, todas mis esperanzas se desvanecieron. Mi mente no podía lidiar con la realidad de no tener otro hijo. Si no me hubiera forzado en aceptar la idea de embarazarme de mi propio hijo, nunca te habría obligado a hacer lo que hicimos anoche”.
"No me obligaste, mamá".
"Puede parecer así ahora, pero en el futuro, es posible que tengas una visión diferente".
Me senté a su lado, tomé su mano entre las mías. "Mamá, me alegro que lo hayamos hecho juntos anoche".
Mamá se inclinó y puso su frente contra la mía y se meció hacia adelante y hacia atrás. Por lo general, hacía esto cuando compartíamos cosas que necesitaban tiempo y comprensión para expresarse.
“Te agradezco, Daniel. Pero, hay algo más. Otra cara de lo que pasó que no puedo negar, de la que no puedo huir, y que no podré olvidar nunca: la forma en la que mi cuerpo me traicionó”.
"¿Traicionó? ¿Cómo?"
“Debí haber estado tranquila, profesional y distante. En control. No fue así. Mi cuerpo reacciono de una manera que no había hecho en mucho tiempo. Tanto es así que mi mente consciente lo negó hasta que toda la experiencia se me vino encima esta mañana al despertar. Tal vez dormir le dio tiempo a mi inconsciente para poder procesar mi reprobable comportamiento. Daniel, estoy tan avergonzada y me siento tan culpable”.
"Mamá, no deberías".
“Ya es bastante malo haberte obligado a hacer lo que hicimos, pero ver que tu propia madre se halla excitado sexualmente, la manera en la que mi cuerpo respondió, y haber llegado al clímax… eso es totalmente inaceptable, y solo puedo pedirte perdón a ti y a tu padre a quien siento ahora que he traicionado física y emocionalmente, y a Dios, quien debe ver esta acción como el más profano de todos los pecados”.
Mamá era profundamente religiosa, algo que mis abuelos habían impuesto estrictamente. Parte de eso fue hacerla sentir culpable por cada “pecado” que cometió.
De pronto, encontré las palabras que quería decir: “Mamá, me alegra que hayamos hecho el amor. Me alegra que mi esperma se encuentre en este momento dentro de tu vientre. Y, mamá, me alegra haber hecho que te corrieras anoche”.
“Daniel, no hables así. Por favor."
“Mamá, tu diste tu opinión. ¿Quieres que sea honesto? ¿Quieres que me abra contigo? ¿O quieres que me calle y me lo guarde?
“Por supuesto que quiero que seas honesto. Es que estas cosas son tan difíciles para mí de escuchar. Sé gentil conmigo Daniel, te lo suplico.”
“Admito que cuando empezamos anoche, no sabía si podría hacerlo. Tú lo viste y te encargaste de eso”. La cara de mamá se puso roja, debió recordar el momento en el que comenzó chuparme la polla para ponerme duro. “Comenzamos como un hijo y su madre, pero eso duró poco. Tan pronto iniciamos, tan pronto estuve dentro de ti, te vi como una mujer hermosa, una mujer que deseaba un bebé. Mi cuerpo también reacciono, mamá. Yo también quería hacer ese bebé y correrme dentro de ti. Pero también quería hacerte feliz, también quería hacer que te corrieras. Cuando lo hiciste, fue el sentimiento más grande de mi vida. No querría cambiar eso por nada. Y tampoco era cosa de 'ego' de hombres. Estaba haciendo lo correcto con la persona correcta”.
"Daniel, mi querido hijo". Mamá me abrazó fuerte.
“Cuando papá dijo que calcularon que la noche anterior era la noche, supe que era importante para todos nosotros como familia”.
“La clínica de fertilidad no dio una fecha exacta. El conteo desde mi último período todavía dice que hoy es mi día más fértil. Sin embargo, hoy cuando desperté-...”
Una idea se disparó en mi mente antes de que mamá pudiera terminar su pensamiento. “Mamá, ¿por qué no?”
"¿Por qué no qué?"
"¿Por qué no asegurarnos?"
Cuando mamá me lanzó esa mirada perpleja con la cabeza ladeada, dije: “Papá llegara hasta tarde esta noche. Estamos tu y yo solos. El conteo dice que hoy sigue siendo tu día más fértil. Es lógico que nos aseguremos”.
“Asegurarnos te refieres a…”
“Hagámoslo de nuevo. Así tendremos una mejor posibilidad”.
"¡No! ¡Definitivamente no! Te estaba diciendo… cuando desperté esta mañana—“
“¡Tiene todo el sentido del mundo, mamá! Mira por todo lo que hemos pasado. Ya estuviste embarazada, ya tuvimos sexo. No estaríamos haciendo nada diferente que no hayamos hecho antes, es como una póliza de seguro para asegurar lo que estamos tratando de hacer”.
Mamá parecía confundida. "Daniel, sabiendo lo que ya se ahora, no es-"
"¿Es esa la pila de ropa sucia?" Pregunté, señalando las sábanas y la ropa en el suelo. Mamá asintió, de nuevo luciendo confundida. Me quité la camisa y la tiré a la pila. “Eso necesita lavado,” dije. Dejé caer mis pantalones y los pateé en la pila. “Esos también.”
—“¡Daniel- basta!” Mamá se estaba riendo cuando lo dijo.
Dejó de reírse cuando bajé mis calzoncillos y mi erección salió de un salto.
Ahora desnudo, dije: “También esos”.
Me acerqué a ella y tiré de ella para que se pusiera de pie. Sus ojos no volteaban a ver los míos hasta que le extendí mi mano y la acerqué junto mí. Sus ojos se habían concentrado en mi dura polla.
"Mamá, Tú sabes que necesitamos hacerlo".
“No, Daniel, Yo sé que NO NECESITAMOS hacerlo. El problema es que… lo haces sonar como si fuera lógico y necesario”.
“Mira cómo estoy, estoy listo para ti mamá. Mira lo que solo pensar en ti me ha hecho. Tomé la mano de mamá y la guie hacia mi polla. Al principio se apartó un poco, luego sostuvo mi polla con firmeza.
"Daniel... no hagas esto". Tenía una mirada suplicante.
“Dijiste que anoche tu cuerpo te había traicionado. ¿Por qué no solo te dejas llevar y dejas que tu cuerpo te guíe hoy? Déjalo libre."
“Daniel, Soy tu Madre.” Dijo mientras mi polla seguía en su mano.
“Y estamos tratando de hacer un bebé, lo único que quiero es que tú y yo -hagamos lo necesario- para poder hacer un bebé”.
Antes de que pudiera responder besé a mamá en la boca. Ella giro su cabeza, pero cuando dejé mis labios en su mejilla, mamá volteo y me devolvió el beso con los labios cerrados.
Tenía sus ojos cerrados. Le di pequeños besos, luego toqué sus labios con mi lengua. Ella frunció el ceño, pero finalmente abrió su boca. Fuimos despacio y con calma hasta que nuestras lenguas se volvieron a encontrar. La escuche gemir suavemente.
Me separo a la distancia de sus brazos mirándome directamente a los ojos: “Sal al pasillo hasta que yo te llame. Me pondré la bata como anoche.”
"No mamá. Esta vez quiero verte desnuda. Quiero ver ese hermoso cuerpo que mantienes en excelente forma”. Mamá asistía al gimnasio cinco veces por semana y los fines de semana practicaba Yoga en casa.
"¿A plena luz del día? ¿En mi dormitorio? ¿Con el sol entrando por las ventanas? ¿Frente a ti?"
“Sí, mamá. Aquí. Yo desnudo, y tú desnuda." La besé una y otra vez. Su boca ya no oponía resistencia.
“Tu jersey, mamá. Está listo para el lavado.”
“Daniel, no lo sé… no sé si pueda…”
Tomé la parte inferior del jersey azul, la levante hasta sus axilas, me incliné y le di otro beso, mamá levantó los brazos para que pudiera retirarlo por su cabeza. Lo tiré a la pila mientras mamá cubría con sus manos el sostén de encaje azul que apenas podían sostener sus enormes tetas 36D.
“No puedo creer esto”, Mama dijo.
Ahora tu falda. Tenía una banda elástica en la cintura. Lo estiré alrededor de sus caderas y lo dejé caer al suelo. Mamá no hacia contacto visual.
Mis ojos se concentraron en sus tonificadas piernas y su firme culo trabajo de años de constancia en el gimnasio. Mamá mostraba unas delicadas bragas azules que hacían juego con su sostén.
Mi madre se encontraba de pie en ropa interior frente a su hijo desnudo.
Di un paso adelante y la abracé. “Daniel, no sé si debamos--…”
“Yo si lo sé, mamá”, dije mientras desenganchaba el primero de tres. "Te ves tan hermosa." El segundo gancho se abrió. “No puedo esperar a ver esos enormes pechos que tienes”. El último gancho fue liberado.
Retrocedí, pero mamá sostuvo el sostén contra su pecho.
“Déjalo ir, mamá.”
Así lo hizo, Y por primera vez mamá me regalo mi primera mirada a sus dos magníficas pechos, coronados con un par de pezones parados, duros y centrados en una aureola de color marrón claro.
"¡Oh mamá!"
—¿Daniel... cariño...!? ¿era una súplica? ¿Una aprobación? No lo se. Supuse que era una expresión de aprobación de algún tipo.
"Son Preciosas, mamá".
Ella sonrió y pareció aliviada.
"¿Quieres quitarte las bragas o prefieres que yo...?"
“Yo no…Yo no puedo Daniel.”
Lentamente me acerqué, puse mis manos en su cintura y comencé a deslizar las bragas de mamá hasta el suelo. El aroma de su coño invadió el dormitorio.
¿Paula se depila? preguntó mamá.
Asentí y luego agregué: “Eso la hace parecer aún más joven de lo que es; Mamá, eres una mujer. Una mujer natural, Madura. Me encantas." Me refería al triángulo espeso, exuberante y enredado entre las piernas de mi madre. No era tan claro como el cabello en la cabeza de mamá. Era de un color marrón oscuro.
Con mi mano alcancé y pasé mis dedos por el vello púbico de mamá. Un toque ligero que nunca llegó a la piel bajo la jungla. Mamá jadeo.
Nuestras bocas se unieron en un apasionado beso, así continuamos hasta que ambos nos quedamos sin aliento. La abracé fuerte y le susurré al oído: “Quiero que hagamos el amor, Mamá”.
“Hazme el amor, Daniel.” Su voz era un sueño.
Nos guiamos y nos apoyamos mutuamente todo el camino hasta la cama. De pronto, mi mente capturo la escena de lo que estaba ocurriendo, Me encontraba en la cama de mi padre con mi PROPIA MADRE DESNUDA. En ese momento además de ser madre e hijo, también éramos hombre y mujer reunidos con el único propósito de realizar el acto más primitivo y natural que es el apareamiento. Y eso iba hacer. Sobre esta cama iba a poseer a la mujer de mi padre. Besé su rostro y con mis manos recorrí todo su cuerpo... una y otra vez.
Sus enormes pechos ocuparon mis manos, luego mi boca. Chupé y mordí apasionadamente cada una de ellas. "¡Oh Dios mío!" jadeo mamá atrayendo mi rostro a sus pechos. Al parecer eran de sus partes más sensibles.
“Mamá, quiero que guardes en tu mente cada segundo de esto. No para después, no para mañana, sino para siempre. Quiero que estes consciente de todo lo que está pasando y que estés tan despierta como nunca lo has estado. Quiero que disfrutemos esto juntos.
“Daniel cariño, no puedo creer lo que estamos a punto de hacer. Lo intentaré. Lo intentaré, mi hermoso hijo.”
Acomodé a mamá sobre su espalda y me coloqué entre esas largas y torneadas piernas. Bajé mi cuerpo sobre el de ella, miré unos segundos a los ojos. Sentí como con su mano intentaba dirigir mi polla, pero negué con la cabeza diciendo "no". Podía sentir la punta babeante de mi pene clavada en un lugar cálido.
Con una penetración lenta, constante y gloriosa, pude penetrar el coño completamente empapado de mi madre. No me detuve hasta que nuestros huesos púbicos se besaron.
"¡Aaaahhahhh!” mamá gimió de sorpresa, note como su pupila se había agrandado. Creo que no se esperaba que la penetrara tan profundo de una sola embestida. ¿Habrá sido placer? Decidí dejarle toda mi polla adentro por un momento.
“¡Daniel! ¡Estoy despierta! ¡Estoy aquí contigo! ¡Estoy totalmente aquí contigo! ¡Hazlo! ¡Hazlo! Puedo sentir cada pulgada de ti”.
"¡Mamá! Estas tan apretada y mojada. Adoro estar dentro de ti.”
Mis caderas entraron en modo de repetición: lentamente hacia afuera, todo el camino hasta la punta, luego todo el camino de regreso a las profundidades calientes y lubricadas del coño de mi madre. Sólo variaba la velocidad. Eso aumentó en armonía con las propias caderas de mamá.
"¡Aaagh!… Daniel!", susurró. "¡esto…esto es el cielo! ¡No merezco sentirme tan bien!”
“¡Te lo mereces, mamá!” Pensé en los últimos meses. Ella perdiendo al bebé. Lo que le costó tomar la decisión de volver a quedar embarazada de su propio hijo. Toda la presión y la agonía y todas las dudas de ida y vuelta para poder llegar a esta decisión. No quería nada más que darle algo que de alguna manera borrara el dolor y la duda del pasado.
“Se siente tan bien, Daniel”, susurro mamá.
Mamá estaba susurrando en lugar de gritar.
"¡Mamá! ¡No te limites! Deja que tu cuerpo responda por ti”.
“Esa era otra yo, la que se hizo cargo en el pasado. no sé si pueda…”
“Dime ¿Quieres correrte? ¿Quieres que tu hijo se corra dentro de ti, mamá?
"¡Sí! ¡Por favor! ¡Sí!" De nuevo un susurro.
“Entonces pídemelo,” la penetré con más fuerza y aceleré.
“¡Sí, Daniel, sí! ¡Oh dios,…SI QUIERO CORRERME! ¡Y SI QUIERO TE CORRAS DENTRO DE MI! ¡QUIERO QUE SENTIR TODA TU CORRIDA DENTRO DE MI!” Fue un grito que resonó en la habitación.
Sus caderas se movieron hacia arriba, levantándome de la cama. Mamá estaba totalmente arqueada, sostenida por sus hombros y pies. Mamá sostuvo esa posición por unos segundos y se dejó caer, solo para enganchar sus piernas alrededor de mí y sujetar sus pies en mi trasero.
Fue en ese momento cuando las cosas se volvieron intensas y mamá saco a la zorra caliente que llevaba adentro.
“¡AAAHH! ¡DANIEL... SI! ¡SIGUE ASI! ¡MAS FUERTE! ¡ESTOY CERCA! ¡PUEDO SENTIRLO!"
Uno siempre debe obedecer a su Madre. Y eso hice, mi recompensa por obedecer fue su grito desgarrador y escuchar sus propias palabras:
“¡OH DIOS! ¡DANIEL, ME ESTOY CORRIENDO! ¡ME ESTOY CORRIENDO!” lágrimas corrían por los costados de su rostro al mismo tiempo que el cuerpo de mamá se dejaba llevar por todo. Tomo de mi cabeza y comenzó a besarme, nuestras lenguas no paraban de moverse dentro de la boca del otro.
La penetré lo más profundo que pude, mi cuerpo se puso rígido y perdí el control. Me corrí dentro de ella mientras nos besábamos, inundé a mamá con todo el esperma y el semen que tenía en mi cuerpo. Disparé chorros de semen caliente, tan profundo de ella como pude. Seguí follando a mamá mucho después de que la última gota había salido de mí.
Nos abrazamos durante mucho tiempo, después nos besamos y comenzamos conversar. El tipo de conversación en la que dices cosas que no tienen sentido, pero que tienen todo el sentido del mundo.
Las sombras se habían movido bastante. Esa fue la única forma en que mi mente registró que había pasado mucho tiempo.
Mis manos recorrieron el cuerpo mamá. Sus manos se deslizaron sobre el mío, finalmente reposando y sosteniendo mi polla. Comenzó a masturbarme hasta que volví a tener una erección. Supuse que quería su última dosis de mis fluidos-para-hacer-bebés antes de que papá llegara a casa.
Estaba a punto de acostarla de nuevo cuando me sorprendió. Esta vez, mamá me acostó en la cama y se sentó encima mí. Los enormes pechos de mamá se balanceaban en mi rostro, implorando por mi boca.
"Mamá, ¿no es esta la posición incorrecta para hacer un bebé?"
"Así es. Cuando la mujer está arriba, es menos probable que el esperma penetre tan profundamente”.
"Entonces, no debería-"
Mamá puso un dedo en mis labios para detenerme. “Shhh… ¿Recuerdas cuando te dije que dos veces en mi vida pude sentir inmediatamente cuando quedé embarazada?”
"Sí."
Mamá dejó escapar un largo y suave "¡AAhhhh!" mientras hundía mi polla por completo en su coño empapado de semen. Ella movió sus caderas y lentamente comenzó a montarme mientras decía con una voz suave y placentera:
“Tuve esa misma sensación por tercera vez cuando desperté esta mañana … ¡Papi!”