Siempre he tenido una inclinación por las mujeres, me fascinan, sin embargo, siento que la sexualidad es un espectro amplío donde no hay una sola manera de disfrutarlo, en la variedad está el placer y quien quiere ver el cielo tiene que atreverse a experimentar los pecados terrenales.

Un día estaba tomando con unos amigos y la vaina se termino temprano, ese día me dió tremenda calentura y como no sabía que hacer, termine descargando la famosa app. De regreso a mi casa, me detuve en un punto y empece a ver quién escribía, pero nada me llamaba la atención, hasta que alguien que prometía darme una suculenta mamada me dijo que le llegará. Estaba cerca, así que eso hice.

El man me dijo que me dejaba todo abierto, que solo entrará y él me esperaba de rodillas. Así fue, entre y ahí estaba, con un video porno en el computador, prendí un porro y le hice una seña para que comenzara. Se abalanzó salvajemente sobre mi, me bajo la sudadera y la ropa interior, sin mediar palabra comenzó a succionarme la verga.

No nos digamos mentiras, a quienes les gusta la verga, tanto hombres como mujeres, cuando ven una verga de buen tamaño no la quieren soltar. Y ese man tenía una maestría para chupar, me la baboseaba como dios manda, recorriéndola con su lengua desde los huevos hasta la cabeza. Se la tragaba completa hasta llegar a los huevos. En medio de la oscuridad y de los pocos rayos que atravesaban una ventana, yo solo escuchaba las arcadas y la saliva humectándome la verga mientras yo me fumaba mi porro, estaba tan satisfecho que hasta había cerrado el computador.

Cuando se la metía toda, podía sentir su garganta masajeando la cabeza de mi vergo, apretaba y soltaba mientras subía y bajaba con facilidad gracias a la lubricación de la saliva. Solo dos mujeres y ese man han logrado darme tal placer oral. Ese man estuvo como veinte minutos haciendo garganta profunda, a veces lo detenía para no venirme, porque el placer era tan delicioso que no quería acabar todavía. La mezcla de sentir la mamada y de escuchar los sonidos de ese man atragantándose me inundaban de placer. En una de esas se la introdujo hasta los huevos, al fondo, podía sentir las paredes de su garganta y empezó a masajearla por varios minutos sin sacarla. No aguante y le dije que me iba a venir, pensé que la iba a sacar, pero todo lo contrario, la introdujo más y dejo que le soltara mi semen a chorros directamente en su garganta.

Tuve que recuperar el aliento para levantarme y marcharme, pero quedé satisfecho, y esa ha sido una de las pocas mejores mamadas que me han dado. Es una sensación de satisfacción y de lástima, porque uno compara el resto de mamadas con las buenas y se percata que no todo el mundo es capaz de comerse con tal maestría una buena verga. Solo esa experiencia he tenido con un hombre, si se llegará a repetir tendría que ser igual o mejor…