Guía Cereza

UN FIN DE SEMANA DE PUTEO - 2do amante: Fabio - Segundo polvo

Publicado hace 1 día Categoría: Sexo anal 48 Vistas
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Me dormí profundamente en los brazos de mi amante. No sé si roncó o no, pero a la madrugada me desperté y me levanté al baño a orinar. Sentí un poco de molestia en mi colita por el pene tan grande de mi amante. Hice pipí y estando sentada en la tasa vi a Fabio desnudo en la cama con su penesote expuesto. Me volvió a subir la calentura y me empalmé al imaginarme que me gustaría hacerle a mi amante. 

Fui a la cama y me acosté a su lado, nuevamente recostada en su pecho. Hacía frío por el aire acondicionado, pero Fabio estaba desarropado. Con la mente volando del morbo, empecé a consentirle, con cuidado de nos despertarlo, los pezones y el pene. Se le puso duro, pero no se despertó. Suavemente, lo empecé a masturbar y noté que su respiración se agitó pero seguía dormido. Un rato le manipulé el pene hasta que llegó el momento esperado. Fabio empezó a reaccionar, pero no estaba del todo despierto. Puso su mano en mi pene, sobre la tanga y el baby doll y empezó a frotármelo. Cuando se me puso duro, me lo saqué, por un lado, y Fabio siguió masturbándome mientras yo hacía lo mismo con él. Mi amante seguía medio dormido, pero nos estábamos masturbando mutuamente de manera deliciosa y su penesote gigante se veía más grande que antes.

Fabio se giró hacia mí y con sus brazos me giró. Quedé de espaldas a él y sentí que doblaba mi pierna hacia delante. Con su mano corrió mi tanga y empezó a intentar meterme su pene. Seguía dormido y actuaba instintivamente intentando culearme. Dejé las cosas en calma y se volvió a dormir. Me levanté y fui por el lubricante que él había traído. Me puse un poco en el ano para que empezara a hacer efecto y me acosté de nuevo, pero esta vez al revés, de tal manera que pudiera darle una mamada.

Le empecé a chupar el glande, ya la erección se le estaba bajando, pero con mi boca logré levantarlo de nuevo. Cuando estaba en esas sentí nuevamente a mi amante agarrarme fuerte pero esta vez para acercarme a él. Me corrió la tanga y también me empezó a chupar mi cosita. Ahí estábamos los dos en un rico 69 en medio de la oscuridad y en completo silencio y entonces me montó sobre él. Mi culo quedó a su merced, me abrió las nalgas y empezó a meterme los dedos gordos después de ensalivarlos, creo que se dio cuenta de que estaba lubricado porque no volvió a echar saliva. Me dolió cuando me metió los dedos porque mi culito estaba maltratado, pero no dije nada y aguanté. Mientras yo le mamaba el pene él me masturbaba mi colita. Un par de minutos después y ya bien despierto, me acomodó nuevamente en cucharita, dobló mi pierna hacia mi pecho y metió su miembro en mi ser. Tan solo haber metido el glande, sentí como ardió mi hoyito y un dolor me recorrió la espalda. Mi culo había sufrido con el pene de mi amante, pero no me amilané y seguí adelante sabiendo que poco a poco el dolor pasaría. En ese momento me di cuenta de que no habíamos usado condón, pero estaba tan arrecha que no dije nada. Fabio me hizo el amor esa noche, despacio, con calma, y mientras me besaba el cuello me cogía los senos y el pene, me hizo su mujer, y en silencio me entregué completamente a él. Me puso boca abajo, abrió mis piernas y me introdujo su miembro con ternura y delicadeza y así, mientras escuchaba su respiración en mi oído y él, mis tímidos gemidos de placer, supe lo que siente una mujer al ser penetrada por su hombre una y otra y otra vez. Y en medio de nuestro acto casi inocente, supe cuando mi amante dejaba su semilla en mi humanidad y la sentí recorriendo mi interior, abriéndose camino por mi matriz para fecundar el óvulo que allí yacía, generando el milagro de la vida dentro de mí. Sentí su miembro haciéndose flácido, y cuando lo sacó, me giró y me dio un beso. Me volvió a abrazar y me dormí nuevamente en su pecho mientras jugueteaba con sus pezones. Cuando me desperté, estaba sola. Mi hombre me había abandonado. Sin despedirse.

Me di una ducha, me puse mi bikini, desayuné algo ligero y volví al agua.

Al salir de la piscina vi que el anuncio tenía muchos mensajes. Me lo pensé varias veces antes de responder porque tenía mi hoyito adolorido, pero también pensé que esa oportunidad no se repetiría pronto. Decidí escribirle a otro hombre para que me visitara antes de mi partida.

En la última parte les contaré esa historia.

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