Guía Cereza
Publicado hace 2 semanas Categoría: Lésbicos 835 Vistas
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Lo que a continuación os cuento, no pertenece a la imaginación ni a la invención de una ficción de parte mía. Cada palabra nace de un recuerdo verdadero, de algo que ocurrió y me dejó huella. No es un relato inventado: es una historia real. Desde hace unos 5 años trabajo en un banco. Trabajo en servicio al cliente, es decir, ayudo a los clientes con trámites como cambiar su tarjeta de débito o crédito, solicitar préstamos... cosas así. El año pasado, un viernes casi a medio día, llegó al banco una chica muy joven y hermosa: rubia, de ojos claros, de 1,70, tetas medianas y muy redondas y un culito redondo y respingón, (venía en ropa de gym, por eso me di cuenta, jeje), y se veía muy alterada. Cuando le pregunté en qué podía ayudarla, me dijo que alguien había retirado una gran cantidad de dinero de su cuenta de ahorros, y no sabía quién había sido. Esa historia es muy común y por lo general es una mentira para tratar de sacarle dinero al banco. Le hice todas las preguntas que el procedimiento requiere. Mientras revisaba la información en el sistema, ella no dejaba de mirarme con esos ojos claros que parecían pedir ayuda, pero también esconder algo más. Yo trataba de mantenerme profesional, aunque confieso que la energía que desprendía me ponía nerviosa. Después de unos minutos de preguntas y comprobaciones, confirmé que todo estaba en orden: No había fraude, solo algunos movimientos programados que ella misma había olvidado. Se sonrojó, se mordió el labio y empezó a reír de los nervios. "Entonces... me preocupé por nada", dijo mientras se mordía el labio, jugando con su cabello. "Menos mal que tú estabas aquí para calmarme, ¿como te lo puedo agradecer?". Noté cómo se inclinaba un poco hacia mí, como si buscara mi complicidad. Intenté mantener la compostura, pero su perfume, sus tetas luchando por no salir de su top deportivo y la cercanía me estaban desarmando. "Es mi trabajo ayudarte, no tienes que hacer nada", le respondí con una voz que sonó más suave de lo que esperaba. Ella sonrió, apoyando los codos sobre el escritorio, acercándose más. Sus ojos recorrieron los míos y bajaron, solo por un segundo, hacia mis labios. "Pero quiero hacerlo, eres muy amable y no quiero quedarme con ganas de.. seguir hablando contigo, pero fuera de este banco si tu quieres...". Sacó un papelito y un bolígrafo de su bolso de deporte, escribió algo y me lo entregó: La nota decía nombre (Valentina), y su número telefónico. Al hacerlo, sus dedos se deslizaron sobre mi mano, quedándose un instante más de lo necesario. Esa chispa hizo que me recorriera un calor inesperado. "Llámame cuando salgas", me dijo. Salió caminando con una sonrisa traviesa, y yo me quedé con el corazón acelerado. El resto del día se me hizo muy largo, y cuando finalmente terminó, lo primero que hice fue llamarla, y para fortuna mía ella vivía a solo 2 manzanas del banco. Llegue a su casa tras sus indicaciones, vivía en una segunda planta. Llegue a su puerta y ya estaba medio abierta, llame y entre. Después de saludarla me dijo, "Hace calor y estaba por entrar a la ducha, ¿me acompañas?" y me alargó la mano para que yo se la agarrara. En ese momento, pensé, "¿de verdad me esta pasando esto?". Al oír eso, mis piernas empezaron a temblar y mi coño a palpitar. Yo me quede sin palabras, así que se acerco a mi, me agarro de la mano, se dio media vuelta y nos dirigimos al baño. Rápidamente nos desnudamos y entramos las dos en la ducha. Al entrar, cerro la mampara y abrió la llave del agua fría, y sus pezones y los míos se pusieron muy duros. Nos estuvimos besando un rato, y nos acariciamos bajo el agua tibia. Mis manos se aferraban a su hermoso culo, duro por el ejercicio, pero suave como durazno, mientras sus manos acariciaban mi coño por encima. Se detuvo, se puso de rodillas y mirándome a los ojos me dijo: "Levanta tu pierna y ponla en mi hombro, ha llegado la hora de empezar a agradecerte todo lo que hoy has hecho por mi". Y así fue... me comió el coño con mucha pasión, como una necesidad que no admitía espera. Lo hizo tan bien, que me hizo tener dos orgasmos en menos de 10 minutos. Luego, sin decirme nada, me cogió de la cintura y me puso contra la pared, y me comió el culo mientras me metía los dedos en el coño. Alcancé el tercer orgasmo, y fue tan fuerte, que por poco caigo de rodillas junto a ella. Cuando se puso de pie la besé muy apasionadamente y le chupé las tetas. Quise bajar a su coño a devolverle el favor, pero me dijo: "Aun no, todavía tengo que hacer más por ti". "¿Más?", le dije. "Ya me diste tres orgasmos increíbles, ¿que más vas a hacer?". "Ya verás". Terminamos de ducharnos, nos secamos y nos fuimos a la cama. Me hizo acostar con las piernas algo levantadas y abiertas y con los ojos cerrados. Cuando sentí su lengua en mi coño los abrí y vi que además me iba a meter un consolador por el culo. "Me encanta eso", le dije, "solo asegúrate de ponerle bastante lubricante". El lubricante no fue nada mas y nada menos que su saliva, le hizo un deepthroap al consolador espectacular... lo baño bien en saliva, y empezó a follarme por el culo mientras me comía el coño. Me hizo gemir primero y luego gritar como poseída hasta que me corrí como una loca. Sin descansar la tomé de los brazos, la besé, y la hice que se sentara en mi cara para comerme su coño hermoso y rosado hasta que se vino en mi boca. Luego hicimos el 69 y terminamos con una rica tijera. Nos besamos y me dijo que tenía algo que decirme. "Lo del dinero fue solo la excusa para ir al banco a verte". "No te entiendo", le dije. "Mira, te veía pasar caminando todos los días frente a mi piso y me gustaste, un día tomé la decisión de seguirte y resultó que trabajas en el banco donde tengo mi cuenta, como no podía simplemente llegar y presentarme, me inventé la historia del dinero robado de mi cuenta, y como por rumores sabia que te gustaban las mujeres pues...". La miré y me reí. No podía creer que hubiera hecho todo eso por mí. "Estás loca tia", le dije, "Pero me alegra que lo hicieras". Nos besamos, me vestí y me fui a casa. Tuvimos sexo durante casi cuatro meses casi todos los fines de semana, hasta que se fue a estudiar a otra ciudad, y aunque es verdad que ya nos vemos poco, nuestros encuentros son muy apasionados. Espero les haya gustado chicas, y nos vemos en una próxima cita, que hay muchas vivencias por contar. Besos y más besos.

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🍒 Pregunta Cereza

“Lo más excitante que me han hecho sin quitarme la ropa…” A veces lo más erótico no necesita piel desnuda ¿Qué fue lo más excitante que te hicieron sin tocarte directamente? ¡Cuéntanos!

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