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Pues aquí de regreso, jugando a la madre y esposa ejemplar a mis 21 añitos (ya pronto 22), y ya panzoncita. Pues como se lo prometí a mi ex-cornudo marido, ya me he portado bien, que re bien la verdad. Pero eso no quita que tenga memoria y ahora relate mis recuerdos, para que mis recuerdos me delaten sino antes yo los acuse a ellos porque hay mucha tela de dónde cortar y sé que si me retan, ellos saldrán perdiendo. Sí, mis recuerdos.
Ahora paso a contar de Kati, mi mejor amiga de toda la vida, mi confidente, no digo que mi amante porque sería mentir, sino mi novia (yo fui su novia, pero ella no la mía). Para quienes me han leído sabrán que Kati fue mi primer amor (chica a chica), la chica mexicano-australiana que me recibió con una sonrisa de oreja a oreja y que me cedió espacio en aquella banca escolar para que me sentara junto a ella.
Entrando a año ciete me costaron sinco segundos para enamorarme de ella. Al segundo se convirtió en mi mejor amiga, al minuto ya se había convertido en mi traductora oficial (yo llegué a Australia con 3% de inglés (jaja), mi asistente académica (hacía mis tareas y me decía de qué trataba la clase y qué tenía yo que hacer). Fue con ella con quien empecé a hablar inglés, era ella quien corregía mis deberes y fueron ella y su infinita paciencia quienes hicieron que al tercer o cuarto mes en Australia yo ya hablara el idioma fluidamente. Como mi ángel de la guarda a quien mis abuelos me indilgaron cuando me fui de México.
Las maestras (asombradas) fueron testigas no mudas de la magia de esa amistad. Éramos las únicas a quienes dejaban conversar en clase pues sabían que Kati me traducía y corregía mi torpe escritura en inglés. Pasamos el año ciete tomadas de la mano, para el año otcho ya nos besábamos de pico y fuimos nosotras mismas quienes un dia decidimos enseñamos a besar, que para estar preparadas cuando llegara el chico ideal, según ella, por ya estar enamorándome de ella sin siquiera yo saber.
Para quienes ya habrán leído mis anteriores relatos, sabrán que Kati y sus pecas me rompieron el corazón cuando me "abandonó" por ese chico que me la arrebató y se la comió, y con quien eventualmente yo a la postre también perdí mi virginidad en aquel trío prohibido que me incrustó de vuelta en la vida de mi querida y amada amiga. Fue ese sexo clandestino quien me la trajo de vuelta a mi vida y que de una forma u otra nos unió permanentemente esquivando sabiamente mis celos.
Éramos todavía unas chicas (precoses) cuando nos besábamos desnudas en su cama sin darnos cuenta que su mamá ya nos había descubierto dos veces (a la postre nos enteramos a raíz de un escándalo escolar qué ella y yo protagonisamos) cometiendo pecado santo jugando al sexo mientras explorábamos nuestros cuerpos con curiosidad morbosa. Ni siquiera sabíamos el significado del lesbianismo cuando ya o ejercíamos a cabal plenitud. Fue con Kati con quien descubrí que en las piyamadas de dos no está prohibido no usar piyama. Una puede empezar la piyamada en piyama, pero si el clima y las circunstancias lo obligan, las piyamas pueden terminar en el suelo bajo la cama, o en la cocina, o en el salón, incluso de vez en cuando en el garaje 🫣
Fueron esas piyamadas sin piyama que evolucionanaron naturalmente y que terminaron lamiendo nuestros nacientes senos o que me descubrieron una mañana despertando con mi cara entre sus muslos y la suya entre los míos. Qué rica vagina tiene, pensé mientras mi lengua de gatita volvía a lamer lo ya lamido la noche anterior. 😋
Era despertar despeinadas y lagañosas para ya volvernos a besar y otra vez volver a empezar.
Fines de semana en su casa (sólo madre e hija) porque allí teníamos más libertad que en la mía (con papás, hermana y hermano) para besarnos con desenfreno juvenil.
Empezamos a hacer nuestras actividades justo cuando nuestros cuerpos empezaron a cambiar, a florecer como flores campestres después de un invierno eterno en esa primavera que se llena de flores donde antes había lodo, de repente retoñan senos con pezones donde antes sólo había tetillas. Cuerpos marchitos de tanto invierno dieron paso a flores en un edén. Jugábamos a ver nuestros cuerpos florecer como cambiando cada mañana. Es que mira cómo tu seno va saliendo y tu pezón floreciendo, nos decíamos con una naturalidad totalmente inocente. Cuando mi tía (así llamo a la mamá de Kati) no estaba, Kati y yo andábamos por toda la casa desnudas con toda naturalidad, conocíamos de sobra todos los sonidos de cuando su madre llegaba y eso nos daba tiempo suficiente para vestirnos y actuar como si nada hubiera pasado sin saber (todavia) que mi tía lo sabia TODO y que ella simplemente nos daba espacio y tiempo de sobra para que su hija y yo descubriéramos, explorásemos y amáramos nuestros cuerpos y almas libremente en nuestro particulat jardin del Edén.
Fueron esos los tiempos de conexión cósmica entre Kati y yo, cuando Kati y yo formábamos una constelación propia que las estrellas veían con envidia. No había un segundo que no estuviéramos juntas y fueron los tiempos en que si ella no estaba a mi lado por un segundo mi equilibrio existencial se desvanecía y me sentía caer con el vértigo aturdido.
En el colegio todas sabían que éramos "lesbianas", las únicas que no lo sabíamos éramos Kati y yo. Nosotras sólo nos queríamos y adorábamos sin saber de etiquetas o adjetivos. Mis padres sospechaban cosas obvias pero nuestra inocencia era tal que nadie se atrevía a blasfemar.
SU CUERPO, MI ALTAR. NUESTRA BODA.
Una vez mi tía (su mamá) tuvo que ir a Nueva Zelanda en cosa de trabajo y se ausentaria por una semana entera. Mi tía abogó (ella lo sabía TODO) porque en lugar de que Kati se quedara en mi casa (como hubiera sido lo natural y obvio) durante su ausencia, yo me fuera a la suya pues estaba al lado del colegio y eso evitaría traslados sonsos cada mañana en auto para que mi santo padre nos llevara a la escuela.
Fue el lunes mismo (lo tengo clavado en la memoria como tornillo en mi cerebro) cuando le propuse nos matrimoniáramos y que fuera Stiva (nuestro amigo gay y único conocedor factual de nuestro idilio) fuera el sacerdote que nos uniera en santo matrimonio. Como a Kati en ese tiempo le gustaba vestirse de blanco no se nos complicó la vestimenta (ambas en short y ombliguera en pleno verano a 32°C) pues llevamos a Stiva ya vestido de negro para la ocasión y con mi propia biblia en mano (aquella que mi abuela me regaló con su santa dedicatoria la vez que me fui de México), nos declaró marida y mujer, y por primera vez nos besamos frente a un extraño. Recién nos matrimonió, lo despedimos con prisas y fue la primera vez que tuvimos sexo de verdad. Ya no hablo de nuestros normales besos y caricias sonsas, sino sexo pasional de ese que hace hablar sucio y todo lo moja. Después de nuestra boda hicimos el amor toda la noche, nos dormimos hasta al amanecer y obviamente no fuimos al colegio. Al despertar desnudas, despeinadas, y lagañosas, vimos un WhatsApp de mi tía diciendo que había recibido el clásico email del colegio avisando de nuestra ausencia, pero que por ella no había problema si nos tomábamos la semana entera, que ella nos cubriría. En mi casa yo dije que Kati estaba mala y que yo me quedaría a cuidarla. A regañadientes, mis padres aceptaron sin quedar claros porqué no las dos nos íbamos a mi casa con .I familia para "cuidar" a Kati, a lo cual yo aduje cataclísmicas consecuencias de contagio qué habría que evitar como misión divina 😂
Esa fue nuestra luna de miel, fue allí cuando ambas pasamos de los besos y caricias inocentes (aveces no tan inocentes), al sexo de verdad. Pasamos de martes a sábado desnudas (mi tía llegó hasta el sábado por la noche) haciendo el amor, comiendo, viendo series Hentai y tomando limonadas con sal muy buenas para refrescar el cuerpo, más no el alma, que en esos días sufrió de calores históricos.
Fue cuando me supe lesbiana-lesbiana. Quién hubiera dicho que la hija de familia modelo con cara de aniñada de ángel divina resultó ser una total lesbiana más pervertida que la misma perversión y que hacía gemir de placer a mi mejor "amiga" (entonces esposa)? Me exitaba sentirme sucia frente a Kati y verne ángel frente al espejo. Era una dualidad qué me mareaba y exitaba.
El regreso de mi tía a Sydney rompió nuestro idilio mágico. Por primera vez odié a mi tía. Su regreso resultó traumático para mi, no sólo porque para mi su regresó significó separarme de Katisha, sino porque me di cuenta que todo lo vivido en esos días de máximo glamour para mi, para Kati (nuestra unión religiosa) había sido sólo un juego el cual había llegado a su fin.
Mis celos la empalagaron, de repente ya no la quería ver hablar CON NADIE 🥶 La empecé a ver coquetear con chicos y por primera vez vía que los prefería a ellos que a mi. Le pedí hiciéramos público nuestro idilio (que nos oficializáramos como pareja ante la "sociedad" (así se lo dije 😂), o sea el colegio, pero ella se negó y dijo no ser LESBIANA COMO YO! 😡🤬👹
— Yo TAMPOCO soy lesbiana, recuerdo que le dije con una FURIA que nunca había sentido.
— Y entonces qué eres si estás enamorada de mi? Me contestó cínicamente con una sonrisa macabra qué aún hoy me TALADRA el cerebro.
— Y tú qué? Le contesté, no tú también estás enamorada de mi?
— "Discúlpame PERO NO. Eres mi mejor amiga y te quiero como hermana, pero no estoy enamorada de ti, AMORCITO!", dijo en tono burlón 😰
Ante esas palabra, AMORCITO!, me quedé callada, atónita, paralizada. Mi mente se nubló y de mis ojos salió una cascada de lágrimas qué inundó mi cara e hinchó mis ojos. Corrí despavorida fuera del colegio con el único deseo de que Dios me mandara un rayo que me partiera en dos. Sin tener destino ni idea, mi carrera me condujo instintivamente a casa de Kati donde fui a caer a los brazos de mi tía bañada en lágrimas acusando que su hija me había roto el corazón y que estaba allí para que me matara porque ya no quería vivir y que quería que fuera ella (la madre de Kati) quien me quitara la vida. Me abrazó y me llenó de besos de tristeza y consuelo y que no estaba para recibir. Me condujo a casa y le contó no sé qué historia a mi mamá y que mejor no me hiciera preguntas. De esos días y sólo recuerdo que me quise morir y que pasé dos días en una sala de terapia intensiva porque me quise matar tomándome no sé qué drogas que fui a comprar a la city y que por un milagro y la espectacular reacción de Kati (que me socorrió y me llevó ella misma al hospital cuando yo me sentía desvanecer) que hoy puedo contar esta historia el día de hoy.
Desperté intubada (me pusieron en coma inducido) y lo primero que vieron mis ojos fueron los ojos de miel de Kati, y sus pecas traviesas que me enamoraron el dia que la vi. Después me enteré que estuvo a mi lado durante 36 horas.
Saliendo del hospital los doctores me enviaron al psiquiátrico por 2 días pensando que era yo una suicida en potencia. Me enviaron a casa cuando se dieron cuenta que Kati y yo reíamos de alegria estando juntas y que mi única medicina era ella.
Mis papás se quedaron con la versión de que me quise matar por un chico que Kati, mi tía y yo tuvimos que inventar junto con la participación de otras chicas del grupo de amigas.
Ahora una disculpa porque empecé escribiendo esto con la idea de escribir un recuerdo erótico, pero después los recuerdos se robaron mi deseo y escribieron su propio relato que supongo de una u otra manera algún día tenían a manera de grito y confesión.
Al día de hoy Kati y yo seguimos siendo mejores amigas y hermanas. Yo de ella me considero su eterna novia y vampira, pero ella no de mi, pero ya lo he aceptado y asimilado y así continuamos nuestro peculiar idilio. Yo felizmente casada y embarazada, y ella de novia con un australiano envidia de todas y una amistad-romance conmigo que va y viene dependiendo de las estaciones del año y las constelaciones de allá arriba en el cielo de la noche que Diosito nos da.
Para Kati, con AMOR 💘
P.D.: Prometo un verdadero relato erótico lésbico entre Kati y yo para la siguiente ocasión.