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Del hombre y empresario que había llegado al hotel ya no quedaba nada, era simplemente un dador de placer, el temor al juicio y al rechazo se había convertido en un carnaval de vida y de deseo.
Me sentía pleno; estar sujetado por la cabeza y por la barbilla engullendo una verga tan gruesa, rígida y calientita, me hacía alucinar. Mi cuerpo era un hervor de placer, pero sentía mas placer ver a esa morena tan rica poseída por el placer de verme succionar la verga de su hombre, su cuerpo desnudo; de tetas tan ricas y hermosas, las curvas de su cadera, su abdomen, sus pies y el aroma de su cuerpo se mezclaba con el aroma de verga y de testículos. Mi lengua y mi olfato estaban repletos de señales, por momentos pensaba que era un sueño.
Mi dominatrix me levanta la cabeza y empieza a quitarme la camisilla, se fue derecho a mis tetillas como una cazadora, empezó a lamer mis tetillas, no fui capaz de controlar el deseo de gemir a sentir esa lengua tibia y húmeda en mis pezones. Terminó de arrancar la camisilla y continúo bajando mi pantaloneta, ella estaba buscando algo mas pare sentir y dar placer.
Descubrió mi verga y sin pensarlo degustó mi glande con una fuerte chupada, de esas que le quita todo el liquido seminal a la piel, sus ojos se cerraban como para atrapar el estallido de placer. Apretó mis glúteos y dejó pasar sus dedos en medio de mis glúteos; quizás quería probar si también mi ano estaba dispuesto a dar y recibir placer.
Lo que ella no sabia era que desde que vi esa verga tan hermosa, mi culo ya estaba lanzando señales de placer. Ahora, ella degustaba de tener dos vergas en su boca lamia y succionaba. La plenitud de su cara era evidente, de momentos empuñaba las dos vergas y nos besaba, un acto de gratitud por complicidad.
Ella, seguía dominando la escena, nosotros dos éramos sus fetiches de placer, nos acostó de frente y puso los penes juntos, sentir el rose de esos huevos con los míos me ponían más caliente, cuando su verga tocaba la mía, tría mis recuerdos de infancia y adolescencia cuando jugaba a las espadas.
Ella junto las vergas y las convirtió en un solo órgano de placer. Seguido, en cuclillas y dándome la espalda procedió a introducir ambos penes por su vagina, su mirada al techo y sus exhalaciones fuertes daban cuenta del enorme placer que sentía.
Se podía notar la piel de su vagina estirada, ella cabalgaba y se sentaba hasta el fondo, gemía casi como rugidos de placer, acariciaba a lado y lado los testículos, los pechos y emitía expresiones de placer “que rico”.
Se puso de pie, se quedó en la mitad esperando la llegada de sus machos, los dos nos arrodillamos; él empezó a lamer su vagina y yo empecé a chupar su culo, le abría las nalcas para poder lamer ese rico ano, ella acariciaba nuestro cabello en señal de gratitud placentera, los dos alternábamos lamidas, besos y chupadas, de momento se encontraban nuestras lenguas justo en la entrada de su vagina lamiamos los dos, y terminábamos en un rico beso de lenguas frente a su genital, ella explotaba de placer al ver ese cuadro de dos lenguas dándose placer justo en su orificio vaginal.
Ella volvió a tomar el control; …Continua