Guía Cereza

De como hice que mi esposa me pusiera los cuernos (resumido).

Publicado hace 2 semanas Categoría: Tríos 1K Vistas
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Llevaba muchos años intentando que mi preciosa esposa tuviera sexo con otro hombre (-Es una fantasía que me caliente la sangre, me acelera el corazón y me hace tener una erección inmediata). Durante mucho tiempo seguí todos lo consejos de expertos cornudos para hacerlo bien. Y luego de tanto tiempo, lo máximo que obtuve fueron juegos de palabras y fantasías. Yo sabía que la idea le gustaba porque cuando hacíamos estos juegos se mojaba mas, gritaba mas, se ponía mas salvaje y se reía mucho, pero de ahí no pasaba. A pesar de tener una comunicación sexual excelente y de demostrarle a ella mi excitación genuina cuando me hablaba de como la lisonjeaban en su trabajo o en la calle, no la podía convencer.

Hasta aquel día que desperté contemplando su cuerpo desnudo, curvilíneo, de piel tan blanca, cálida y de aroma embriagador. Y como siempre, empecé a fantasear que un hombre la acariciaba y la penetraba. ¡Un relámpago de inspiración atravesó mi mente!. Era el plan mas descabellado que hubiera podido imaginar. Le iba a demostrar que no había nada de malo en tener sexo con otro hombre haciendo que me penetraran a mi mientras ella solo miraba. Era mi última jugada, si fallaba, me juré que jamás le hablaría del tema y lo encerraría para siempre en el mas recóndito rincón de mis olvidos. Llevaba camino andado, pues a ella le encantaba usar un dildo doble con su arnés, con el que nos divertíamos de vez en cuando. Era feliz dándome, utilizando un lenguaje muy vulgar y excitante. Así que me armé de valor y en cuanto se despertó, le conté mi "nueva fantasía", me dijo: -Definitivamente estas loco, pero ya me lo esperaba por la manera como gozas cuando te meto el dildo. -Bueno mi amor, si es tu fantasía te la voy a cumplir, ¡pero soy yo la que voy a escoger el tipo!. Si antes mi cabeza centelleó con la idea, ahora estaba que explotaba con sus decididas palabras, no lo podía creer!. Inmediatamente le llevé el portátil, buscó por mucho rato hasta que dijo: -Éste es el que quiero!. Lo contactamos y le gradó mucho! Mi plan estaba listo!

Llegó el día, en el hotel, le expresé mi eterna gratitud por complacerme, la besé muchísimo, sonó la llamada esperada y entró el tipo, lo saludamos formalmente y entre copa y copa hablamos un poco mas (-Noté que ella, aunque nerviosa, estaba excitada). Aproveche un momento que ella fue al baño para preguntarle al hombre si aceptaría penetrar también a mi esposa si ella lo quería y para mi suprema alegría me dijo que estaría encantado (-¡y yo mas!). En cuanto volvió ella, dejamos en claro las condiciones: preservativos imprescindibles, nada de besos ni sexo oral, me iba a penetrar solo de espaldas o en cuatro, pues yo no quería ver al joven, quería mi imaginación, mi mente y mis ojos solo para mi esposa, para ver si me daba aunque fuera un signo positivo. Ella me preguntó infinitamente si estaba seguro y un largo etcétera de prevenciones. Me mostré firme y decidido, a lo que ella repuso: -Bueno, pues que empiece el espectáculo!.

Se sentó muy nerviosa al lado de la cama, con los ojos mas grandes y luminosos que de costumbre, como para no perderse ningún detalle, se le notaba la lujuria en sus gestos y movimientos. Me quité la ropa y me puse en cuatro en la cama, escuché al hombre quitarse la ropa y vi los ojos traviesos de mi esposa corretear por el cuerpo del tipo y detenerse con un gesto de aprobación en su masculinidad. Mi alegría fue máxima al ver que no le despegaba la mirada! -Vamos bien, pensé. El Joven empezó suavemente y yo me mantuve tranquilo pues me imaginaba a mi esposa con el dildo, empezó a penetrarme con cuidado, pero yo estaba concentrado en la mirada absorta y perdida de mi esposa contemplando a otro hombre, veía con gusto como se fijaba en el cuerpo del tipo y se relamía los labios. -Por fin voy a cumplir mi sueño! pensé, mientras el hombre empezaba a bombear cada vez mas rápido.

Para mi sorpresa, mi esposa se empezó a acariciar y masturbar, su mirada era absolutamente lasciva y lujuriosa, dejé que tuviera 4 o 5 orgasmos y le hice una seña al hombre. El tipo entendió inmediatamente y le dijo: -Si quieres también te puedo dar placer a ti. Mi esposa me miró entre espantada e incrédula y le devolví la mirada mas tranquila y amistosa del mundo, diciéndole: -Mi amor, tu sabes que por mi encantado, si tu lo quieres y solo si tu lo quieres y me harás el hombre mas feliz del mundo viendo tu placer. Se levantó, caminó, me miró, lo miró, caminó otra vez, nos miró (-El tipo no dejaba de penetrarme mientras la miraba), y de repente dijo: -Que hijueputa yo también quiero!. Se empezó a desvestir nerviosamente, noté que el hombre dejó de moverse, la contemplaba extasiado y además sentí que la verga se le puso mas dura y gruesa en mi pobre ano. En cuanto ella estuvo desnuda, el hombre se separó de mi, se cambió el preservativo a indicación perentoria mía y se aproximó hacia ella que lo esperaba con actitud tímida, pero no dejaba de mirarlo a los ojos. El joven la besó suavemente... ¡Y ella le respondió salvajemente!, con un beso devorador!, lo acarició con sus manos temblorosas que luego se tornaron en garras, con un abrazo estrecho y profundo así como sus lenguas y labios entrelazados. Mi pene estaba a punto de estallar de la erección y mi mente a punto de enloquecer de la excitación y la felicidad infinitas que me invadían.

El la llevó a la cama y la recostó suavemente, ella lo atenazó con sus brazos y sus piernas y nuevamente lo besó apasionadamente. Por un instante me miró, sus ojos incriminadores me decían: -Es tu culpa! ahora atente a las consecuencias, ya no hay vuelta atrás!. Los míos le dijeron: ¡estoy feliz, muy feliz! y ella entonces le gritó al hombre: -Métemela ya! -No aguanto mas!. El tipo la empezó a penetrar suavemente (-Todo un profesional y muy caballero), pero ella gritó nuevamente: Méteme la verga duro hijueputa!. El hombre obedeció y empezó a bombearla con furia, sus pelvis chocaban con ese sonido hermoso de aplausos húmedos que desde entonces adoro. La poseyó incansablemente, con furia, con pasión, con violencia, ella correspondía ardorosamente, moviendo sus poderosas caderas con la fuerza de sus deseos reprimidos. El ruido de las caderas chocando se confundía con los gemidos, gritos y hermosas vulgaridades que salían a borbotones de la insaciable boca de mi esposa y con los gruñidos y rugidos masculinos al compás de cada penetración profunda. El hombre la puso en varias posiciones, le haló el cabello, la atenazó por el cuello, le palmeó sus grandes y redondos glúteos, le exprimió y chupó sus preciosos senos, le abrió hasta el infinito sus largas y níveas piernas, muchas veces tuvo que detenerse para no eyacular y reponerse besándola, acariciándola, haciéndole sexo oral, elevándola al placer de diferentes formas (-Excelente profesional! pensaba yo). El sudor de ambos empapaba las sabanas, los orgasmos de mi esposa eran interminables, encadenados, uno tras otro (-Yo siempre sospeché lo poderosa que era como hembra, -¡Yo sabía que estaba al lado de una Diosa del sexo! ¡que digo!, ¡a sus pies!, adorándola mas con cada penetración, con cada grito, con cada orgasmo de sus divinas entrañas). Por mas que lo intentó, el pobre hombre no pudo mas y eyaculó gritando fuerte y largamente y cayendo de bruces sobre mi esposa que en ese momento estaba siendo penetrada boca abajo y le ordeñaba su miembro con sus poderosos glúteos. Con el tipo exhausto, recuperando la vida sobre la espalda de mi esposa, ella me miró, tomó mi mano y la apretó fuertemente, en sus ojos descifré muchísima culpa que logré atenuar dándole las gracias y repitiéndole infinitamente que me había hecho el hombre mas feliz del mundo. Ella me sonrió...

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“Lo más excitante que me han hecho sin quitarme la ropa…” A veces lo más erótico no necesita piel desnuda ¿Qué fue lo más excitante que te hicieron sin tocarte directamente? ¡Cuéntanos!


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