Publicado hace 1 semana Categoría: Fantasías 86 Vistas
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El murmullo del agua era constante, un eco de nuestro propio silencio. Mis pulgares trabajaban el trapecio de Ana, notando la firmeza ceder lentamente al calor del aceite y mi presión. Ella inclinó la cabeza hacia un lado, liberando una suave exhalación. Sentí el aliento cálido en mi muñeca, un roce que me hizo consciente de la cercanía.Mientras tanto, mi otra mano se había posado con más firmeza en la espalda baja de Elena. Ella se había movido para ofrecerme más acceso, una invitación sin palabras. El contorno de sus costillas era sutil bajo mi palma; la piel, suave como la seda calentada.Comencé un movimiento lento, rítmico, trazando la curva de su columna con el canto de mi mano, sintiendo cada vértebra. La seguí con mis dedos, que se abrían para masajear los músculos largos que flanqueaban su espina dorsal. Cada caricia era una promesa; un gesto de alivio que se transformaba en algo más.El aroma de las esencias en el aire se mezclaba con el perfume natural de sus cuerpos. Era un cóctel embriagador que me envolvía, intensificando la concentración. Estaba absorto en el tacto, en la textura de dos pieles distintas bajo mis dedos, en el peso de mi responsabilidad y el placer de mi posición.Levanté la mirada. El reflejo del agua danzaba en las paredes y en el rostro de Elena. Sus ojos, antes cerrados, me miraban con una intensidad tranquila. La sonrisa se había desvanecido; ahora había una mirada profunda y paciente, que me preguntaba, que me invitaba a seguir explorando.La presión que ejercía sobre Ana se hizo más lenta, más deliberada. Ella giró un poco la cabeza para ver a Elena también, y una corriente invisible, cálida como la brisa tropical, fluyó entre los tres. No eran solo las burbujas; era una tensión palpable, deliciosa, que nos mantenía a todos suspendidos en ese momento de intimidad compartida. Mis manos se movían ahora con un propósito dual: relajar y, al mismo tiempo, encender la anticipación de lo que podría venir.
“Lo más excitante que me han hecho sin quitarme la ropa…” A veces lo más erótico no necesita piel desnuda ¿Qué fue lo más excitante que te hicieron sin tocarte directamente? ¡Cuéntanos!