Guía Cereza
Publicado hace 6 días Categoría: Hetero: Primera vez 378 Vistas
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Déjenme que les cuente una anécdota que pasó hace dos años más o menos.

Estaba buscando un reloj en el Marketplace de FB y lo encontré en el perfil de una chica que se llama Mariana, la contacté y todo. Acordamos la entrega en su local porque me dijo que también vendía joyería y una vez la asaltaron, y para ella era más seguro así, aparte su local no quedaba lejos de mi casa (como 20 minutos en carro) así que fui.

Llegué al local, que más bien era el garaje de su casa, me recibió muy amable y me invitó a pasar.

—¿Se te dificultó llegar?—. Preguntó con gusto.

—No, de hecho me queda cerca.

—¿En serio? ¡Qué padre!—. Se me quedó viendo con una mirada muy coqueta.

—Tengo más relojes aparte del que viste y si compras dos te puedo hacer un descuento, espérame aquí voy por ellos.

Me gustó de entrada; de piel pálida, cabello ondulado y negro, de aproximadamente 1.64 m.

Esperé, regresó con los relojes. Me hice wey viéndolos, me los probé varias veces mientras le hacía plática. Me dijo que tenía 23 años, que había estudiado Ciencias Políticas, que le gustaba mucho Green Day y que vivía sola. Rápidamente agarramos confianza igual porque ella es muy extrovertida y respondía a preguntas random que yo le hacía.

—También tengo bazar de ropa, zapatos, cosillas en general, ven.

Entramos propiamente a su casa, específicamente a un cuarto en donde había un ropero, varias cajas grandes de cartón y un sofá.

Me llamó la atención una caja que estaba llena de zapatos de dama: flats, tacones de varios tipos, sandalias...

—¿Todos esos zapatos son tuyos?

—Unos son míos y otros eran de mi hermana, por la carrera que estudiamos, mi hermana es abogada, siempre teníamos que ir con tacones pero ahora muchos ya no nos quedan y por eso los vendemos, si tienes hermanas o novia puedes decirles que los vendo.

—No tengo novia tal vez a mi hermana le interesen algunos.

—Ahí está, puedes decirle que los vendo.

—¿Me vas a dar comisión si los ofrezco? jeje.

—Si vendes por los menos 5 pares sí.

Ambos nos reímos.

No podía dejar de mirarla; tenía unos jeans ajustados que resaltaban sus nalgas grandes y paradas, y sus anchas piernas, una playerita negra de tirantes y unas havaianas negras que dejaban ver sus hermosos pies y sus uñas pintadas de negro, pero lo que más me gustó fue su sonrisa coqueta e inocente.

—Creo que te debes ver muy guapa con tacones.

—¿En serio lo crees?—. Respondió y bajó la miraba hacía sus pies.

Caminó hacia la caja de zapatos y sacó unas zapatillas negras cerradas, se quitó las chanclitas y se puso las zapatillas, dio una vueltecita como si estuviera modelando un vestido.

—¿Cómo me veo?

—Muy linda, formal.

—Estas me las ponía para los exámenes.

Fui hacia la caja y saqué unas zapatillas doradas con tiras que vi desde que entré al cuarto.

—Me gustan más estas—. Con la mirada le di a entender que se las pusiera.

Se sentó en el sofá para ponérselas con calma. Volvió a dar una vueltecita más sensual que la primera.

—¿Te gustan?—. Dijo con una voz muy sexy.

—Me encantan.

Me acerqué a ella, la tomé por la cintura, la acerqué a mí y la besé.

La acosté en el sofá, quedé encima de ella pero no dejando caer mi peso para poder acariciar sus piernas.

Le quité delicadamente las zapatillas, empecé lamiendo el dorso y por entre los dedos de su pie derecho, tomé una zapatilla y la lamí por dentro al tiempo que ponía sus tobillos sobre mis hombros.

—¿Qué haces?—. Dijo un poco excitada.

No respondí, tomé su otro pie y lamí cada uno de sus dedos dando pequeñas mordidas, luego pasé a su planta calientita y un poco áspera, tenía un sabor saladito y a tierra, tal vez porque andaba en havaianas. Me miraba con extrañeza y a la vez excitada. Continúe con su otro pie.

La verga se me empezó a marcar debajo del pantalón, no me importó y seguí adorando sus pies; recorriendo con mi lengua desde su talón, que es en donde tiene cosquillas, hasta sus dedos, mientras ella gemía y con su otro pie me acariciaba la entrepierna.

Tomé ambos pies y me los restregué en la cara, Mariana gemía más fuerte.

De repente se levantó.

—¿Sólo me vas a lamer los pies?

—No madame.

—Ven—. Me tomó del brazo con fuerza y me llevó a su habitación.

Se quitó la playera junto con el sostén, y los lanzó al piso, pude admirar mucho mejor sus tetas redonditas.

Le quité los jeans, tenía un bonito cachetero, me arrodillé y comencé a besar y lamer sus muslos, a dar pequeñas mordidas en sus pantorrillas y besar los dedos de sus pies.

Tuve una hermosa vista de su cuerpo desnudo antes de que me hiciera una señal para que me levantara.

Mariana me desabrochó rápidamente el pantalón y lo bajó junto con mi bóxer. Fue directamente hacia mi verga y empezó a chupármela, después de se levantó y terminó de desvestirme.

Me tiró en la cama y se subió en mí. Me inmovilizó y comenzó a cabalgarme, se movía deliciosamente y gemía con los ojos cerrados.

Después de que ella tuvo un orgasmo cambiamos de posición; se tumbó en la cama y me hice una paja con sus pies, después la puse de a misionero y continuamos teniendo sexo hasta la madrugada, terminó dejando marcas de arañazos en toda mi espalda.

Al final no compré el reloj pero sí sus zapatillas doradas y unos flats color plata, las chanclitas negras me las dio como un recuerdo de aquel día.

Le mandé un mensaje dos o tres días después de aquel encuentro y me dijo que era la primera vez que tenía sexo con un vato que le gustan las pies pero que había sido una linda experiencia.

Aunque sé en donde vive no me animo a buscarla, creo que estas experiencias se recuerdan mejor o valen más cuando sólo ocurren una vez, es como una magia que no es posible repetir.

Mejor sí la buscaré.

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🍒 Pregunta Cereza

“Lo más excitante que me han hecho sin quitarme la ropa…” A veces lo más erótico no necesita piel desnuda ¿Qué fue lo más excitante que te hicieron sin tocarte directamente? ¡Cuéntanos!

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