Guía Cereza
Publicado hace 3 días Categoría: Tríos 71 Vistas
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Hola a todos. Soy nuevo en la comunidad y quiero compartirles mi primer relato.


Esto me ocurrió cuando tenía unos 23 años. Aún estaba en la universidad, en esa etapa en la que uno empieza a explorar sin miedo sus fantasías y a descubrir hasta dónde llegan sus límites.


Una noche, navegando en Badoo, encontré el perfil de Andrea, una mujer que decía tener 37 años. Piel morena brillante, de cabello negro, con un cuerpo que no era atlético, pero sí voluptuoso y tremendamente provocador. Había algo en su mirada y en la forma en que se describía que me despertó un morbo inmediato.


Me llamó la atención que en su perfil mencionaba a su marido, así que inicié la conversación. Le dejé saber que me interesaba y le pregunté por su pareja, ella me explicó que contaba con su “permiso” para divertirse. En ese momento no lo podía concebir, aún tenía llena mi mente de estereotipos y prejuicios, pero hubo una buena conexión desde el inicio así que seguimos la conversación por un par de días mientras nos compartimos fotos cada vez más subidas de tono. Ella siempre me molestaba y me decía que yo era un “bebé” y me preguntaba por qué buscaba “mujeres más grandes” así que alguna vez le respondí que al menos yo estaba soltero y engañaba a nadie, así que ella me dijo:


—Perfecto, entonces habla con mi marido.


De repente, empezó una conversación con él, era Carlos. Honestamente no creí nada, ya no sabía quién estaba al otro lado del teclado así que seguí la conversación como quien no quiere la cosa.


Él fue muy directo y me dijo que yo le atraía a su esposa y que si yo estaba de acuerdo tenían la fantasía de compartir la cama con otro hombre, Yo solo le dije que me gustaba la idea, pero no le confirmé nada, en realidad en ese momento era demasiado para mi darme me cuenta que me encontraba portas de mi primer trio. Otra vez escribió Andrea y me dijo algo como —bueno Bebé si crees que me aguantas el polvo nos avisas. Yo siempre he sido muy competitivo y esas palabras me resonaron en orgullos de macho Alfa, jajaja. Así que acepté sin saber en lo que estaba metiendo.


Las cartas quedaron sobre la mesa. Hablé con Carlos, y desde el principio fue muy claro: todo debía hacerse con respeto, cuidado y consentimiento. Insistió en que la prioridad era que ella se sintiera cómoda y que nada debía forzarse.

Finalmente, Llegó el día y me citaron en un motel directamente. En este momento de mi vida nunca haría eso, es simplemente demasiado riesgoso, pero era joven, ingenuo y me pudieron más las ganas, así que acepté.


Para calmar los nervios, me tomé un par de tragos de tequila en un bar al que nunca más volví. Cuando llegué al motel, sentí una mezcla de emoción y vergüenza; me daba algo de risa pensar que la recepcionista pudiera ser testigo de mi primer trio ajajaja.


se abrió la puerta de la habitación y ahí estaban los dos, ya no había marcha atrás. claramente se veían mucho mayores que así que fue un poco intimidante para mí, pero enseguida el me hizo entrar y nos presentamos, me ofreció algo de tomar y ellos se sentaron en la cama uno junto a el otro. Ella traía una mini falda y una blusa negra con escote, llevaba el cabello suelto y se veía muy Sexy, La miré de arriba abajo y sentí como mi pene empezaba a hincharse lentamente al roce de mis muslos.


Carlos tenía una presencia tranquila. De complexión media, algo corpulenta, con algunas canas que le daban un aire de madurez. Después de un rato de charla para distender el ambiente, me entregó la cámara y comenzó la sesión de fotos. Pude notar que ellos ya estaban algo tomados y empezaron a besarse mientras se desvestían prenda por prenda hasta quedar totalmente desnudos. Mientras intentaba tomar algunas buenas fotos, no podía quitarles la mirada a las enormes tetas de Andrea y sus prominentes areolas cafés, sus pezones erectos reflejaban el placer del momento y sus caderas anchas encajaban perfectamente con su buen culo merecedor de lo que estaba por venir.


También era la primera vez que veía a otro hombre desnudo y erecto frente a mí y era inevitable detallarlo. Su verga estaba a reventar, debía medir unos 15 centímetros de largo, no más larga que la mía calculé, pero si más gruesa y totalmente recta. —Esto va ser interesante, pensé ya que mi pene erecto alcanza unos 17 cm, pero tiene una curva hacia abajo que algunas mujeres disfrutan y tal vez otras no tanto. parecíamos un buen dúo para ofrecerle el merecido placer a Andrea que, para ese momento, ya estaba empapada en sus jugos que se deslizaban entre su vagina totalmente depilada para la ocasión.


Carlos empezó a hacerle sexo oral a Andrea y ella dirigió su atención hacia mí. Mi pene estaba a reventar y ya no podía ni quería disimularlo. Andrea me hizo la seña para que me acercara con una sonrisa pícara en sus labios. Solté la cámara y me acerqué, no hubo besos ni juego previo, ella solo deslizó el cierre de mi pantalón mientras me miraba fijamente a los ojos, yo solo tuve que mover mi bóxer hacia abajo y sentí como mi pene erecto se liberó de golpe frente a la cara de Andrea. La erección era potente, Sentía toda la sangre bombeando por las venas hinchadas de mi pene fluyendo hacia la cabeza que estaba ya roja e hinchada. Ella lo miró con ganas y expresión de sorpresa e inicio a masturbarme suavemente mientras me lubricaba con mis propios líquidos. Carlos mientras tanto, solo miraba curiosamente mientras devoraba el clítoris ya bien conocido de su mujer.


Andrea gemía muy levemente mientras me pajeaba con mirada malvada, Me quité el resto de mi ropa y mi cuerpo de veinteañero quedó al descubierto, se notaba la diferencia entre el cuerpo de Carlos y el mío que denotaba un poco más de juventud y cuidado, eso debió gustarle a ella porque de inmediatamente procedió a deslizar la punta de su lengua desde mis testículos hasta la punta de mi pene, para finalmente tragárselo de una bocanada, así empezó la mejor mamada de mi vida hasta ese momento. Intenté agarrarla de la cabeza y embestirla un par de veces, pero ella me quitaba las manos y en cambio me agarraba las nalgas con una mano mientras empujaba mi verga con algo de rabia con la otra, como haciéndome sentir que era ella la que me estaba follando. Y en realidad así era, en ese momento yo no era más que un juguete sexual para una esposa insaciable.


A veces tenía que detenerla porque sentía iba a estallar en su boca y me costaba seguir el ritmo de sus bocanadas. Como pude aguanté porque sabía que la única razón por la que estaba ahí en ese momento era para proveerle mi miembro joven y erecto.

Para mi fortuna, Carlos la puso en cuatro y la penetró de golpe, eso me ayudó un poco, porque las envestidas arrítmicas de su marido rompían el ritmo de la mamada perfecta de Andrea, que ya para ese momento me tenía al borde de estallar en su boca. El la penetraba con fuerza, pero Andrea no saltaba aun gemidos de placer, ella parecía estar diseñada para el sexo, empujaba su culo hacía atrás como exigiendo ser castigada con más fuerza.


Carlos no pudo evitarlo y tal vez a los 10 minutos terminó, —Ahora sigues tú, me dijo Andrea mientras él se dirigía al baño con el condón repleto de semen. —Acuéstate, me dijo. Me acosté boca arriba mientas ella alistaba un condón que me puso con mucha destreza. —Ahora si vamos a ver, susurró mientras agarraba mi pene erecto como un juguete más. Me montó de espaldas y pude ver como mi miembro que estaba en su máxima expresión se desvanecía entre las voluptuosas nalgas de Andrea. Se la metió de golpe, Estaba muy húmeda y podía sentir el olor del sexo previo con Carlos. —Está rico, me dijo mientras me miraba y sonreía. Sin previo aviso, empezó a embestirme con desesperación, y con cada sentada sentía su culo rebotando en mis testículos mientras yo intentaba abrir sus nalgas e introducir la totalidad de mi pene que parecía no ser suficiente en ese momento.


Andrea movía muy bien sus caderas y hacia retorcer mi pene la profundidad insaciable de su vagina, se notaba la experiencia comparada con las veinteañeras a las que en ese entonces estaba acostumbrado a follar. Solo soltaba leves gemidos mientras sentía como cerraba su vagina y me apretaba con fuerza, para ese entonces Carlos ya era un espectador y Andrea lo miraba fijamente como culpándolo de verla fallándose a otro. cuando se cansó de montarme, Carlos ya estaba recuperado y erecto. Así que la puso en cuatro y empezó a bombearla nuevamente, esta vez no estaba solo así que cuando él se acercaba del clímax,  intercambiábamos casi con una sincronía perfecta para que no pudiera sentir diferencia alguna, esta vez Andrea empezó a gemir como una verdadera perra, una sola verga nunca le habría sido suficiente pero esta vez ya éramos dos y nos concentramos solamente en ella, no pude calcular cuánto tiempo pasó pero ya estaba totalmente desinhibida y sumisa, yo tiraba su cabello mientras le marcaba algunas palmas en las nalgas , su primer orgasmo vino conmigo, mientras le introducía casi todo mi pulgar en el ano, se retorcía entre culpa y placer mientras agarraba la mano cómplice de su marido, fue una sensación de poder y dominio total. No hay mejor sensación que cazar los gemidos de placer de la mujer ajena, no hubo compasión y la retuve de las caderas envistiéndola hasta que tuvo que salirse de mi completamente, y huir hacia su marido que ya nada podía hacer para evitar los espasmos involuntarios del vientre de su esposa.


La noche siguió por un rato más entre turnos para follarnos a Andre, yo ya estaba relajado y había cumplido mi objetivo de complacerla. Así que no aguanté más, me quité el condón como pidiendo permiso para terminar y ante una sonrisa de aprobación reventé en un chorro de semen tibio y descontrolado que fue a parar en todas las tetas de Andrea y hasta su cuello ante la mirada atónita de Carlos. Mientras descansábamos hablamos un rato y siempre me sorprenderá la madurez de los dos para manejar esa situación sin que se volviera incomodo.

Esa Fue la primera y última vez con ellos, pero el inicio de otras experiencias.



Gracias por leer, espero poder conocer y contactar con personas interesantes para compartir nuevas experiencias, ¡saludos!

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🍒 Pregunta Cereza

“Lo más excitante que me han hecho sin quitarme la ropa…” A veces lo más erótico no necesita piel desnuda ¿Qué fue lo más excitante que te hicieron sin tocarte directamente? ¡Cuéntanos!

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