Guía Cereza
Publicado hace 1 semana Categoría: Hetero: General 92 Vistas
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El viento de la terraza trajo un leve olor a lluvia, pero no era el clima lo que erizaba la piel.

Era la cercanía, ese espacio diminuto donde las respiraciones se mezclan y el pulso se acelera sin permiso.

Ella lo miró con esa calma peligrosa, como si supiera que bastaba un segundo más de silencio para que todo se desbordara.

Él no necesitó palabras; la tomó de la mano y la guió hacia un rincón donde las luces del bar apenas llegaban, donde la ciudad se veía a lo lejos, encendida y cómplice.

Ninguno hablaba. Solo el sonido del corazón marcaba el ritmo.

Los dedos se rozaron primero, luego las miradas volvieron a encontrarse… y ahí se sintió esa chispa que no se controla, la que enciende el aire y hace olvidar el resto del mundo.

Ella apoyó la cabeza sobre su pecho, como si el ruido de su respiración fuera refugio. Él la abrazó despacio, con la firmeza de quien quiere cuidar y, al mismo tiempo, perder el control.

En ese instante, Medellín brillaba abajo como un cielo invertido, pero para ellos no existía nada más que el calor compartido, la tensión suspendida, el deseo disfrazado de ternura.

Era un juego de miradas, de suspiros, de promesas no dichas.

Un secreto que la ciudad guardaría entre sus luces y la lluvia que empezaba a caer.

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🍒 Pregunta Cereza

“Lo más excitante que me han hecho sin quitarme la ropa…” A veces lo más erótico no necesita piel desnuda ¿Qué fue lo más excitante que te hicieron sin tocarte directamente? ¡Cuéntanos!