Guía Cereza
Publicado hace 3 semanas Categoría: Hetero: Infidelidad 585 Vistas
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Afortunadamente la última conferencia terminó a la 1 de la tarde y pasamos el resto de la tarde durmiendo. A las 8 de la noche abrí los ojos y escuché la ducha, me amodorré un poco mientras oía la faena de embellecimiento de mi Diosa. Salió del Vestier como en cámara lenta, sus largos tacones negros sonaban a sexo, tenía la minifalda negra, la blusa de malla y debajo un top muy pequeño también negro y debajo de la minifalda, ¡Nada! (¡El sueño de todo cornudo!). Me apresuré a bañarme y vestirme pero ella me dijo con una mirada pícara: -Tómate tu tiempo y espérame aquí, ¡Te voy a dar una sorpresa!.

Luego de una hora, se abrió la puerta, para mi agradable sorpresa, para mi increíble sorpresa, ¡mi esposa entró de las manos de Juan y Juanito!. (¡Mi sueño dorado!, ¡Ver a mi esposa con dos hombres!), yo no cabía de la dicha y ella, al darse cuenta de mi alegría, me abrazó y me besó diciendo: -¡Sorpresa! riéndose conmigo a carcajadas, como buenos compinches y amigos que somos.

Los invité a sentarse en la sala, les llevé las bebidas que deseaban, hablamos y nos reímos, el ambiente era excelente, de amistad, de familiaridad, de confianza, de alegría genuina. Mi esposa tomó la iniciativa y besó a Juan mientras acariciaba el bulto de Juanito, yo entendí que debía hacerme invisible y me quedé quietecito y calladito. Las ropas fueron cayendo, entre sonidos de besos compartidos, el roce de las pieles y los gemidos de los tres, quedaron desnudos y como un ballet, los hombres la levantaron y llevaron hasta la cama. (Lo que yo vi fue una Diosa volando por encima de todos los mortales).

Empezó el sexo oral al uno, mientras masturbaba al otro. Juanito otra vez estaba a media asta y de pronto sentí la mirada aguda y perentoria de mi Diosa que me ordenaba acercarme y me dijo: -¡Mi amor ayúdame con Juanito!. Juanito me ofreció su alfanje con una tímida sonrisa, obedecí a mi hotwife y empecé a magrearlo, la respuesta fue instantánea, su glande ya apuntaba al cielo y Juan nos miraba incrédulo.

Mi Diosa se acostó boca arriba e invitó a sus machos que la llenaron de besos, caricias y lisonjas, su sonrisa era tan hermosa como excitante y lujuriosa. Los hombres se repartieron su cuerpo, bien besándola en la boca el uno y el otro le hacía sexo oral, bien lamiéndole el ano el uno y el otro le succionaba sus senos. (Yo comencé a masturbarme deliciosamente). Juanito fue el primero en penetrarla mientras ella succionaba la verga de Juan entre gemidos de placer, luego fue Juan el que la penetró mientras ella se ahogaba literalmente con el alfanje. Después mi bella Diosa tomo el control, hizo acostar boca arriba a Juanito y su hermosa vagina se estiró en todos los sentidos con esa inmensa verga, una vez se acostumbró, le ordenó a Juan que la penetrara analmente, yo corrí a preparar su ano para recibir a Juan y cual no sería mi sorpresa al ver que mi adorada Diosa del sexo ya tenía puesto su plug anal favorito, el de acero, el grande, el de corazoncito rosado.

Amorosamente fui sacando el plug anal mientras le aplicaba abundante lubricante y le indiqué a Juan que apenas saliera el plug la fuera penetrando, Juan entró fácilmente con un gruñido lascivo. (Era el segundo hombre después de mi, que tenía el placer de gozar de ese poderoso esfínter anal). Una vez estuvo adentro, los hombres empezaron a penetrar desordenadamente a mi esposa, la cosa no estaba saliendo bien, así que acudí nuevamente en su ayuda. Le dije a Juanito que cerrara las piernas, a Juan que se arrodillara con las piernas abiertas y tomara a mi esposa por las caderas, les ordené que se quedaran quietos y le dije a mi esposa que se moviera adelante y atrás, ¡Perfecto!, ¡Hermoso!, ¡Divino!. Me sentí un director de porno.

Mi Diosa se movía a su antojo y hallaba un orgasmo tras otro, uno cual más intenso que el otro, gritaba enloquecida: -¡Me encanta el sexo!, -¡Me encanta el sexo!, -¡Soy una puta!, -¡Soy una perra y me encanta!, -¡Soy una malparida Diosa del sexo!, -¡Ninguna malparida es mas mujer que yo!, supe inmediatamente lo que debía hacer y les dije a los bulls que le dijeran palabras del mismo calibre, Juan hizo caso inmediatamente tratándola de perra, puta, halándole su hermoso cabello rubio y hasta dándole nalgadas (¡el muy maldito!), eso le encantó ¡y pidió mas!, también la atenazó por el cuello hasta casi hacerle perder el sentido, yo intervine asustado y ella gritó: -¡Que rico! ¡hazlo otra vez Juan! (¡Otra cosa que aprendí en el congreso!). Juanito en cambio, le decía que era su Diosa, que era la mujer mas hermosa, que no había mujer en el mundo como ella, que nadie hacía el amor como ella, además nunca la penetró analmente aun cuando ella le rogó (En serio, Juanito me caía mejor a cada instante).

Yo quedé súper contento porque mi bella hembra estaba recibiendo no solo un buen par de vergas diferentes si no también diferentes tratos que la excitaban de una y otra manera. Más perfecto no pudo ser!. Siguieron adelante con la deliciosa doble penetración en diferentes posiciones, hasta intentaron hacerlo de pie pero Juanito era mas alto de Juan así que solo quedó en el intento. Juanito si le dio vulgarmente: ¡bastante verga de pie, fueron 20 minutos maravillosos, donde mi esposa parecía una marioneta sexual colgada al cuello de Juanito, luego se la pasó a Juan que la sostuvo solo un poco, se cansó y se tuvo que ayudar con la pared.

Juanito me susurró que le ayudará con su eyaculación nuevamente y así lo hice las cuatro veces que terminó sobre mi esposa durante esa hermosa noche. Al final, mi linda esposa estaba llena de semen, sus grandes y redondas pompis, sus pechos de areolas rosadas y pezones en punta, su linda barriguita y hasta su preciosa carita donde Juan, tomándola rudamente por el pelo le eyaculó por última vez, el salvaje quería eyacularle dentro de su boquita pero ella no quiso. pobrecita, no podía ni abrir los ojos y su cabello rubio le quedó todo empastado, presto, le limpié sus hermosos ojos y su bello rostro con toallitas húmedas y ella me agradeció con un beso con sabor a vergas, a semen, a sexo.

Despedimos a nuestros invitados, la llevé al jacuzzi tibio y espumante y la bañé con ternura, llenándola de besos y halagos por lo valiente que había sido y lo feliz que me había hecho al disfrutar tanto del sexo. ¡Se dormía solita mientras la bañaba! La llevé cargada hasta la cama, la sequé, le puse su pijama y le acaricie su cabello hasta que quedó completamente dormida.

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🍒 Pregunta Cereza

“Lo más excitante que me han hecho sin quitarme la ropa…” A veces lo más erótico no necesita piel desnuda ¿Qué fue lo más excitante que te hicieron sin tocarte directamente? ¡Cuéntanos!