Compartir en:
“Lobo Domesticado”
Este relato narra una historia real contada a través de las palabras de quien llamaremos Adriana, por motivos de privacidad. Los hechos ocurrieron en el municipio de Garzón, Huila, y ella misma le dio el título “Lobo Domesticado”, pues así solía llamarme: su Lobo.
Todo comenzó una noche, una de tantas llenas de pasión y lujuria. Pero esa, en particular, marcaría el inicio de algo distinto. Así fue como Adriana decidió contar su historia, con sus propias palabras…
Y ahí estaba él, asediándome Cuál lobo a su presa me sentía indefensa y un tanto cansada por todo lo que había ocurrido la noche anterior, pero él es insaciable a la hora de amar, siempre Tan pasional y lleno de deseo, Acostumbrado a conseguir lo que quiere, en el fondo sabe que no. ¿Puedo negarme a su frenética manera? De hacerme suya. Sabe que lo deseo tanto como él a mí y que mi cuerpo reclama. Con vigor el suyo´. pero no quise hacerle. Fáciles las cosas, Quería verlo sometido, rendido y gozando. De lo que me imaginación, deseaba lograr…. hacerlo mío.
Su cálido cuerpo cubierto solamente por su bóxer, reposaba sobre la cama junto al mío.
Antes de que él pudiera percatarse Ya está encima Él. empecé devorando sus labios con los míos llenando su boca con mi lengua, mientras mis manos lo agarraban por el cuello, Quería entregarle mi alma en un beso……
cómo era de esperarse, Sus manos quisieron. Aventurarse por mi cuerpo, pero no se lo permití, mis planes eran otros….
Me paré sobre la cama, encima de él y me desnudé, Tomé sus manos. y las anudé con mi bufanda, con pericia lo até a la cama….
Ahora el lobo era mi presa. Verlo ahí disponible para mí, sujeto a mis reglas y disponible para realizar mis fantasías hizo que un volcán explotara en mí, está muy húmeda, me postré encima de él descargando de vez en cuando mi cálida y babosa humedad sobre su piel, veía a su rostro sus gestos como si le quemara. Estaba muy excitado. Mis besos y mis caricias. Recorrieron su delicioso cuerpo, podía notar como luchaba para poder soltarse y tomar el control, Se retorcía y sudaba, era fascinante ver sus gestos y sentir que no era ajeno a mi locura en mi mente, sólo reposaba. la Idea de enloquecerlo de deseo llevarlo al límite, me gusta provocarlo porque me hace sentir deseada.
Llenaba su boca con mis tetas, hice que las chupara a mi entero gusto. ni más ni menos, ahora mandaba yo.
Trazando un camino con mis besos llegué hasta su erección su bóxer iba a reventar su pene mostraba un brillo por la humedad que brotaba del como el nacimiento de un rio, pasé mi lengua por encima de esa delgada tela que lo hacía prisionero, daba cortos mordiscos y lamidas, estaba tan duro que de recordarlo Se extrémese mi vientre.
Nuevamente, me posé me dé pie Sus ojos se clavaron en mi entrepierna donde metía mis dedos para provocarlo, me tocaba suavemente y sin un afán. Su lengua salía de su boca suplicando por una probadita.
No podía ser tan cruel. Me arrodillé descargándome en su cara, permitiéndole saciar su sed con mis jugos. su lengua jugueteaba de arriba abajo, se metía en mis orificios que deseaban ser llenados por su carne dura y firme. Decidí dejar en libertad su erección, lo desnude para mí, estaba tan duro, Grueso y firme, que no dude en probarlo.
Pasé mi lengua caliente de arriba abajo, dejando a cada paso un camino de saliva, Bajé por sus bolas hasta llegar a su entrepierna, abrí más sus piernas y me sumergí para besarlo desde su nacimiento. Se estaba volviendo loco de placer y no podía hacer nada. Estaba sujeto a mis reglas a mis tiempos y a mis antojos. para provocarlo más, me senté encima de semejante dureza y pasaba la punta de su pene por mi sexo, presentándole mi clítoris y haciéndole creer que lo dejaría entrar por completo dentro de mí. Todo era un juego de placer.
Bajé nuevamente y no aguanté más lo metí por completo en mí boca, hasta mi garganta no paré chuparlo Cual niña con su golosina favorita. Subí mi mirada para encontrarse con la suya que nos vigilaba con dolor y envidia.
No tuve que esperar mucho para que saliera de sus labios y a forma de lamento esa frase que llenaría de satisfacción mi espíritu…. “Me voy a venir” Gloriosa frase que solo hizo que mis embestidas fueran más rápidas y llenas de deseo, quería verlo correrse, explotar que me diera su lechoso néctar y allí estaba… saliendo como lava de un volcán que brota de lo más profundo de su ser. Caliente y espesa.
Fue así como lo hice mío, Un logro con mi lobo salvaje acostumbrado a salirse con la suya






