Guía Cereza
Publicado hace 13 horas Categoría: Hetero: Infidelidad 140 Vistas
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Ya muchos de ustedes han tenido la oportunidad de leer mis relatos y saben que somos una preja de esposos de 40 años, mi esposa bajita, de cara linda, senos medianos, cola paradita y piernas muy lindas es una perra en celo cuando se lo propone. Yo soy un esposo cornudo empedernido y me encanta ver como se la cogen o al menos saber que se la están comiendo y que me relaten el paso a paso, pero a diferencia de las demás aventuras, esta no me la contó ella, me enteré por mi cuenta.

Normalmente los encuentros de mi esposa con otros hombres son de previo aviso a mi parte o de alguna manera son imprevistos, sin embargo, lo que paso a relatarles hoy no fue ni concertado, ni consultado y eso lo hace aún más diferente a todo lo demás, porque incluso ella no sabe que yo se, lo que sé.

Un día cualquiera llegué a casa al medio día más temprano de lo habitual y mientras buscaba un lapicero que se me cayó noté un detalle inusual. Encontré una bata de dormir de mi esposa tirada casi debajo del sofá-cama de la sala, por debajo de lo que normalmente ocupa el espaldar, ella es muy ordenada y se me hizo extraño, el tema se me olvidó y nunca lo mencioné.

Otro aspecto que noté curioso es que el sofá tenía los cojines amontonados en un lado, ese día ella me abrió sorprendida de mi hora de llegada pero no noté nada inusual salvo que estaba recién bañada y organizada, aunque eso no era raro porque como permanece en casa a veces se organiza más tarde de lo habitual.

La cosa es que la bata y los cojines no tenían mucho sentido, ella era casi furibunda por el orden de la sala.

Días después pasó algo que prendió mis alarmas, a la casa va un chico que pasea al perro, es un muchacho normal, no es tan bien parecido, delgado de unos 22 años, muy atlético por el trabajo que desempeña pero muy normal, su labor solo consistía en timbrar y mi esposa sacaba al perro, el lo recibía buenos días y salía, y al llegar casi la misma rutina, eso sucedía los lunes, miércoles y viernes.

El hecho es que ella me preguntó insistentemente que tenía que hacer por esos días y como no es ningún misterio le conté sobre mi agenda, siendo particularmente ocupado el día jueves porque tenía varias reuniones todo el día.

Usualmente cuando me cancelan una reunión me busco un café abro mi computador y me pongo a trabajar, la casa a veces es un lugar muy difícil de concentrarse y a veces estando en esos lugares uno se encuentra con conocidos y va haciendo relaciones y ofreciendo servicios.

La noche anterior al jueves escuché a mi esposa hablando con alguien diciéndole que no podía hacer algo el jueves porque tenía que estar pendiente del paseador de perros. Yo no dije nada, especialmente porque ella no se dió cuenta que la escuché, pero ahí empezó mi plan.

Yo compré hace un tiempo una cámara GoPro que honestamente nunca había usado, así que esa noche me quedé trabajando y estuve probando la cámara, pensé en algún lugar en la sala en donde la pudiera dejar para ver que pasaba en casa y verificar cuánto tiempo de grabación me daba, tiene buena memoria y si no funcionaba algo más me inventaría.

El hecho es que a la mañana siguiente la dejé muy escondida detrás de una mata apuntando al sofá y de paso el ángulo me mostraba el ingreso a la casa, la puse a grabar, me despedí y me fui.

Toda la mañana estuve pensando en la dichosa cámara pero solo hasta por la noche ya muy tarde la pude revisar en mi estudio.

Todo parecía normal, ella estaba en pijama, usa pijamas corticas que se le ven las nalgas, pero esa en particular deja ver también los senos porque es casi transparente, la usamos cuando queremos noche de sexo. Estaba haciendo oficio normal cuando de pronto timbraron y Oh sorpresa: el cuidador de perros, pero sin perros, el tipo entró cosa que nunca pasaba y tan pronto la puerta se cerró el la tomó del cuello y la besó (nuestro perro ladraba en algún lugar de la casa, seguro encerrado en alguna de las habitaciones), sin ningún asomo de verguenza o timidez le agarró las tetas por encima de la pijama mientras ella le sobaba la verga por encima de la sudadera y seguían besandose, el liberó sus tetas del encierro y le empezó a lamer los pezones, se las lamía y mordía mientras ella cerraba los ojos sintiendo todo el placer.

De pronto ella no se aguantó más, le bajó la sudadera y Oh sorpresa, el no tenía ropa interior, lo único era un miembro totalmente parado que ella no dudo ni por un instante en meterse a la boca y empezarlo a chupar, parecía que su vida dependiera de ello, se lo metía completo a la boca y ella lo miraba desde abajo con lujuria.

El la tomaba del rostro y le daba cachetadas no muy fuertes. En un momento el se quitó la camiseta la movió, se quitó rápidamente zapatos y medias y cuando iba a quitarle la pijama y las tangas ella le dijo, déjemela puesta que quiero que me lo metas así mueve la tanga para un ladito, el movió el sofá haciendo que se convirtiera en cama la acosto, le abrió las piernas y flexionando las rodillas tomando ambas piernas bien abiertas se la metió tal cual.

Ahí empezo un vaiven salvaje, ella estaba colorada, gemía y trataba de sofocar los gritos, el pene del paseador se metía adentro y golpeándole la vágina con los testículos arrancaba cada vez más gemidos. Ella miraba hacia la puerta ocasionalmente imagino que vigilando que yo no llegara.

El se cansó, se acostó y ella de nuevo a chupárselo hasta que se le montó encima y empezó a cabalgarlo, era una verdadera bestia, gemía y el le agarraba las tetas mientras esa verga entraba y salía, hasta que el en un sofocado gemido se le vino adentro dejándola bien empapada.

Ella no dejó que lo sacara y tuvo también un orgasmo que aún me retumba en la memoria. Los dos cayeron exhaustos.

rápidamente se incorporaron, ella dijo que lo mejor era vestirse porque no fuera que yo llegara y los pillara.

Hablaron un momento ya vestidos en el sofá y el le propuso que se dejara llevar a la cama, ella le dijo que por respeto a mi no lo hacía en la cama matrimonial, pero que esperaba que volviera muy pronto. El le propuso que mejor salieran, que dijera que iba a salir con unas amigas y se amanecian juntos para hacerlo varias veces. Luego el se fue y mi esposa se fue a organizar.

Hace poco me dijo que una amiga estaba de cumpleaños la próxima semana y que no podía faltar.

No se si decirle que yo se o dejar que siga gozando con el paseador, solo que esa historia tendrá que ser reconstruída con mi imaginación.

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