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Recuerdo unos días después llegue a donde vivo y en la portería tenían un paquete para mí, era lo que estaba esperando con frenesí, así que lo recogí y con ansiedad llegue a mi apartamento, cerré con llave la puerta y corrí todas las cortinas, no quería miradas indiscretas.
Deje el paquete encima de la cama mientras terminaba de acomodarme, me quite toda la ropa y me di una buena ducha, quería hacer las cosas con calma y sin afanes.
Después de salir del baño y haberme secado muy bien me aplique algo de perfume y me senté en la cama, deje pasar unos momentos y decidí abrir el paquete, lentamente, quitando las sucesivas capas de papel.
Venían unos ligueros negros y una tanga también negra, era un hermoso conjunto, lo llevé a mi nariz y lo olí un buen rato.
Los puse sobre la cama para verlos bien, los toque y los sentí tan suaves en mis manos.
Me levante y lo primero que me puse fue la tanga, la deslice suavemente por mis piernas hasta que quedo ajustada en mi cuerpo, se sentía raro, pero a la vez tan delicioso, sentía muchísimas cosas en mi interior, y la verdad me estaba excitando mas de lo que pensé.
Me mire en el espejo, dando vueltas, tratando de verme desde todos los ángulos, me encantaba ver el bultito que se formaba en la tanga y la forma en que se metía por atrás, dejando ver la bonita forma de mi cola.
Después empecé a ponerme los ligueros lentamente, que rica sensación cuando empezaron a cubrir mis piernas, me excitaba tanto el roce de la suave tela en ellas.
Termine de ponerme los ligueros, los ajuste bien en mis muslos, y de una vez me mire en el espejo, la verdad me sentía raro, pero me gustaba lo que veía, mis piernas se veían bien.
Empecé a dar vueltas por la habitación, con cada movimiento sentía que me iba excitando mas al sentir la tela de los ligueros rozando mi piel y ni que decir de la sensación de tener esa hermosa tanga rozando mi pene y mi ano.
Me senté en la cama y empecé a hacer varias poses, como si estuviera posando para alguien, me miraba en el espejo y cada vez me gustaba más lo que veía.
Empecé a tocarme por encima de la tanga, mi pene no demoro en entrar en total erección, a través de la tela se veía el perfil completo de mi verga mientras yo la masajeaba lentamente.
Mis gemidos no se hicieron esperar, estaba allí en mi cama, estrenando tanga y ligueros, masturbándome y gozando de nuevas sensaciones.
Me quité la tanga muy lentamente y empecé a masturbarme con ella, refregándola en mi pene.
Después de unos momentos la lleve a mi nariz, y me encanto comprobar que ya tenia mi olor en la tela, eso me hizo excitar mas y mientras la olfateaba seguí pajeándome lentamente disfrutando del momento.
Después de un rato quite la funda de mi almohada, la acomodé y empecé a cabalgar en ella, podía verme en el espejo, con mis ligueros y frotándome con la almohada.
Imaginaba que estaba frotando mi verga con la de otro tipo, cerraba mis ojos y me dejaba llevar por lo que mi mente fabricaba, mientras entre mis gemidos decía cosas como: ¡ASI! ¡QUE RICO! ¡NO PARES!
Seguí masturbándome con la almohada otro rato, hasta que deje de cabalgarla, me fui al espejo y mire mi pene erecto, me encantaba esa vista con los ligueros puestos.
Seguí masturbándome un rato más, haciendo varias poses hasta que de la cabecita de mi pene salió algo de precum, el cual limpie con mi tanga y posteriormente la pase por mi cara dejando ese precum en mi piel, que rica sensación.
Me acomode después bocarriba y eyacule a chorros, el semen cayo en mi pecho y estomago en calientes ráfagas mientras mis gemidos daban fe de mi excitación.
El semen derramado en mi cuerpo y en mis manos lo limpie con la tanga, que rico ver el contraste de la tela negra con lo blancuzco de mi semen, lo deje allí a un lado después de la limpiada.
Tome aire unos momentos, allí recostado en mi cama, había tenido un gran orgasmo.
Me quede allí un buen rato y después me levanté, me quite los ligueros, los olí nuevamente y ya tenían otro olor, lo cual me encantaba.
Recogí la tanga que estaba llena de mi esperma y la guardé así, ya que al otro día quería hacer algo más con ella.
Desde ese día me gusta ponerme ropa interior femenina.






