Guía Cereza
Publicado hace 8 horas Categoría: Hetero: General 40 Vistas
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Hace cosa de dos años y un poco más anduve saliendo con una señora tailandesa (a quien llamaré Thai) de 38-39. Nos conocimos en una aplicación de citas, hicimos clic, y después de 2-3 semanas de conversaciones online, decidimos vernos cara a cara.

Así anduvimos, viéndonos en un parque caminando, platicando, o haciendo tipo pícnic y comiendo cositas ricas. Resulta que era casada, con dos hijas adolescentes, y dirigía su propio negocio exitoso qué le redituaba conducir un Porsche, o un Masserati. Eran los últimos tiempos de la segunda cuarentena acá.

Hasta ese momento sólo era tomarnos de la mano y besos de pico aquí y allá. Nada serio. Una noche me habló el móvil y tuvimos sexo telefónico primero, y luego por cámara por primera vez. Me dijo me invitaba a pasar la noche a un hotel y accedí. Como de costumbre Kati accedió a cubrirme con mis papás diciendo que saldríamos de juerga a algún lugar de las montañas azules y no regresaríamos sino al día siguiente. Ella, por supuesto se las arregló para quedar con alguno de sus ligues y pasarla bien ella misma.

Bueno, la cita fue en el Shangri-la, piso 18, con una vista al mar de ensueño. Me pidió ir prepararme para una cena de lujo, y llevar en un maletín mi ex-uniforme de colegiala (su fetiche). Me recibió en bata blanca de baño al muslo y con dos copas de champagne en mano ofreciéndome una con un beso de pico que se convirtió en lengua de entrada por salida, como explorando un territorio nuevo sin intentar inmiscuir.

Junto a la ventana con vista impresionante había una mesa donde nos acomodamos frente a frente como preparando el terreno para lo que se vendría. Sirviendo la segunda copa me pidió fuera al tocador a ponerme el uniforme que me había solicitado. Fui, me lo puse, y salí a unirme nuevamente a ella. La mesa estaba entre nosotras, pero hacía atrás, las sillas estaban frente al ventanal con vista maravillosa, y enmedio de nosotras la mesa, pero un tanto hacia atrás, por lo que podía verla sin obstáculos. Fue cuando me dí cuenta que debajo de esa bata no había ropa interior de ningún tipo. De repente, sin avisar, subió uno de sus pies a la silla y empezó a mecer su rodilla de un lado al otro, suave, eróticamente, mientras conversaba vanalidades que yo ya no estaba en condiciones de entender, oír o escuchar. Sólo sabía, con la vista clavada en su entrepierna, que con cada balanceo su raja aparecía ante mi vista. Totalmente depilada, húmeda, como queriendo hablar o vociferar.

Sabía que hablaba pero su voz se escuchaba remota, escondiéndose entre los pliegues de las cortinas de al lado. Instintivamente, una de mis manos se dirigió a mi entrepierna y comencé a pasarme dedo por entre mis labios ya mojados e hinchados. Thai se abalanzó hacia mi con la vista clavada en mi coño. Se deshizo de la bata de baño de un tirón y se bajó a chuparme con avidez animal. Mi tanga salió volando y en un santiamén las dos estábamos comiéndonos en un delicioso 69 (ella arriba, yo abajo) en dónde las dos nos comíamos con total desenfreno. Si un helicóptero hubiera pasado por ese ventanal lo que hubieran visto era a una milf y a una veinteañera vestida de colegiala dándose lengua si ningún recato ni decencia. Para ser su primera vez (cuando la conocí me dijo que nunca había estado con mujeres pero que siempre lo deseó) lo hacía natural. Perfecto 👌

Con la cara empapada y el cabello engomado de sus líquidos de la mega corrida que le hice gozar, me dirigí a sus tetas sumergiendo mi cara entre ellas y lamiendo por primera vez esas tetas gloriosas que tanto me encantaron cuando ví su perfil por primera vez. Ella, a su vez, me abrió la camisa escolar y, viéndome sin bra, me lamió con avidez reanudada. Tiradas en la alfombra, me desnudó por completo y mentiría si dijera que hubo un rincón donde no me lamió. Cada dedo de mis pies, los pies, las rodillas y tobillos, los muslos, el coño, las nalgas y la cola, las tetas, cuello, orejas, nariz y boca, me lamió TODA. Después empezamos a mordernos, un poco salvajemente, dejando huellas momentáneas de mordida por nuestras pieles, por nuestras carnes.

Fue cuando me dijo que cancelaría la cena afuera, que mejor nos quedácemos y pediría servicio a la habitación. Me pidió vestirme y cuando lo hacía con la ropa con que llegué, me dijo que no, que el uniforme escolar me iba bien y que así quería verme. Ella volvió a su bata blanca de baño semiabierta permitiéndome ver su desnudez por fracciones de segundo cada que la bata se movía de su lugar.

Un rato después alguien tocaba a la puerta. Era del pub que traían la segunda botella de champagne, el chico pasó junto a nosotras repasándonos de pies a cabeza al parecer hacer volar su imaginación de lo que podrían estar haciendo una milf tailandesa semidesnuda y una joven latina "colegiala" en una habitación con una botella de champagne. Thai y yo continuamos con nuestro ritual de apareamiento de acercamientos y toqueteo de ella hacia mi y yo jugando a la presa que se hace del rogar. En eso tocaron a la puerta por segunda vez: Era el de seguridad seguido de un gerente o algo así. Pidieron ver mi identificación que probara que no era menor (fue el mesero de la champagne quien nos acusó). Enfin que les mostré mi licencia de conducir y todo arreglado. Le tomaron una foto al documento por ambos lados y se retiraron.

Fue un momento molesto para ambas, si bien sabíamos que no hacíamos nada indebido, las dos nos sentimos cohibidas.

Al final despertamos desnudas, me bajó al desayuno, y nos hicimos amigas por algunos meses.

Platicaba con Kati hace poco que aunque ella y yo seamos bi, yo más que ella, la verdad es que si es cosa de chicas, aunque gozo más en la cama con ellas, la verdad es que para romanticismo, los chicos. Y en específico, mi marido. 

Iba a comentar más, pero me cohibí.

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🍒 Pregunta Cereza

“Lo más excitante que me han hecho sin quitarme la ropa…” A veces lo más erótico no necesita piel desnuda ¿Qué fue lo más excitante que te hicieron sin tocarte directamente? ¡Cuéntanos!

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