Compartir en:
Como es época de portarme bien pues ando en mi papel de esposa fiel, aunque eso no significa que no provoque a mi marido. Me encanta ponerlo como burro 🫏 y luego hacerme la inocente y dejarlo duro todo el día.
Este fin de semana se me ocurrió decirle que quería COGER, pero no con él. De inmediato se le puso el bulto en el pantalón. Me acosté en la cama con él, pero lejos, guardando la distancia. Le dije (pero yo de juego provocador) que si podíamos hacer una excepción y yo follarme a alguien. Que si me daba permiso. Se quedó pensando, mientras yo simulaba pensar también (pero yo jugando). Me dijo que por el bebé mejor no. Yo puse cara dubitativa, después de decepción, y con cara de decepción acepté su decisión.
Cuando hice por pararme de la cama para irme a estudiar se me vino encima y me hizo sentir su verga. La tenía mega tiesa. Yo hice la que quería zafarme diciéndole que si no me había escuchado, que tenía ganas de FOLLAR, pero no con él.
Estaba como burro y yo con la concha hecha agua💧pero seguí torturándolo fingiendo querer zafarme, hasta que logré zafarme y correr hacia el baño huyendo de sus ganas de FOLLAR.
Me dijo que me esperaría allí. Que algún día tendría que salir a comer y entonces me la metería (así me dijo el infame). Pasaron 10 minutos, luego 20 y luego 30. Yo le repetía que no me cogería pero estaba de terco en su papel de macho predador.
– Ni siquiera puedes hacer bebés cariño. Me tuviste que llevar con un preñador a que me hiciera uno.
Oí que se bajó los pantalones y a continuación el sonido líquido de su mano ensalivada recorriendo su tronco (19 cms) de arriba a abajo.
– Eso es, le dije. Sácate la leche tú solito, porque a mi no me cojes esta semana.
Cuando escuché sus gemidos supe se había corrido. Esperé 5 minutos más y abrí levemente la puerta asomándome con cautela. Frente a la puerta, un pequeño charco con su leche. También embarrados sobre la puerta del tocador.
– Ey, ven a limpiar la leche que dejaste botada ahí, no querrás que sea yo quien limpie tus porquerías.
Y me encaminé hacia la puerta🚪, tenía que salir para no verme obligada a follármelo yo misma pues allá abajo tenía un charco.
A la salida me encontré a un vecino de mi edad a quien se le cae la baba cada que me ve. Le dije que iba a la tienda y que si quería acompañarme. Sabe que soy casada pero creo eso no le interesa mucho. Le coquetee abiertamente. De regreso le pregunté que si le podía leer la mano si él lo quería (no tengo ni idea pero quería ocasionar contacto, un truco que aprendí de mi amiga Kati).
Toqué su mano y empecé a deslizar mi dedo sobre su palma mientras yo fingía verla pero con los ojos clavados en su verga que empezaba a crecer.
Estábamos a unos 20 metros de mi casa cuando ví que mi marido nos observaba escondido detrás del cansel. Mi vecino (Brendan) no sabía que mi marido nos observaba pues él estaba de espaldas. Yo fingía leer su mano pero en realidad lo que estaba haciendo era follarmela. La erección de Brendan ya era obvia y no intentaba disimularla. Yo estaba llevando las cosas demasiado lejos y estaba llegando al punto de follarme a mi vecino en las escaleras del edificio justo en las narices (literal) de mi marido.
Estaba a punto de claudicar y entregarme al vicio pero en eso recordé a mi bebé y logré controlarme. Le dije me tenía que ir, me despedí de beso en la comisura de sus labios y me encaminé a casa. Jorge no estaba. Entré cautelosa, estaba decidida a no dejarme cojer. Entré corriendo hacia el estudio con Jorge detrás de mi ya desnudo y allí me encerré.
– Ya limpiaste tu leche? Le pregunté. Eres un cochino.
– Te ví coqueteando con Brendan, me dijo. Pensé te lo ibas a follar allí en las escaleras.
– Lo pensé, pero como no me diste permiso me tuve que quedar con las ganas. A ver cuánto tiempo aguanto sin cogérmelo. Pero de que me lo cojo, me lo cojo. Le dije como si fuera la cosa más normal del mundo hablarle así a un marido.
– Qué puta eres Julieta. Me dijo el barbaján.
– Por eso te enamoraste de mi, amorcito.
– Por puta.
– Sí.
– Ve y jálatela otra vez y déjame en paz. Sabes que tengo que estudiar.
Todo eso sucedió ayer. Yo me quedé dormida en el estudio. Sabía que si salía y lo enfrentaba me dejaría coger y eso arruinaría mi juego. Por cierto, desperté a media noche y me tuve que hacer un mega dedo pensando en mi vecino (que el juego me dejó prendida), obviamente. Que coja con chicos de mi edad es el fetiche de mi marido. Y vuelvo a lo mismo: Yo no soy nadie para interponerme en los deseos de mi marido.
Si me quiere ver follar con otros, qué más puedo hacer yo sino consentirle sus deseos? Digo, al final soy una dévota esposa. Alguien lo duda?
Ya le conté a Kati lo de mi juego y le pareció genial. Se le ocurrió la idea de venir a visitarnos el viernes y quedarse a pasar la noche CONMIGO para que nos escuche disfrutar a las dos detrás de la puerta. Kati es aún más perversa que yo. A mi marido Kati lo pone mucho y más aún sabiendo lo que ella y yo hacemos cuando estamos solas y cachondas. Lo quiero llevar al límite para que después me COJA hasta dejarme inconsciente.






