Casado 9 años, ella tenía 18 cuando nos conocimos hoy tiene 27. Fui su primer hombre, aún recuerdo cuando le desvirgue su panochita, recuerdo, como la hacía retorcer cuando sintió por primera vez mi verga en su estrecha cuquita… ella flaquita en su época, recuerdo la manera en que la hacía gozar… en una ocasión llegue embriagado a casa y casi a la fuerza le desvirgue el culito, un bocadito que me había negado, quizas por miedo, casi regañando y hablándole duro le exigí se me entregara el ditroi, chantajeando que yo era su esposo, Casi obligada se fue poniendo en cuatro, embadurne su ojete le acomode mi verga en su agujero estrecho y lo metí de un empujón, “sácalo” decía desesperada, más la apretaba entre mis piernas, casi inmovilizada, para mí era como si me dijera mételo,, mientras ella corcobiaba yo la bombardeada hasta sentir que mis guevas golpeaban su culito, poco a poco se desvanecía casi resignada a sentir verga en su estrecho culito.Enfurecido de sexo la desvirgaba, la hacía mía..le abría su ojete para meterlo sin vacilación, por cada clavada ella gritaba de dolor, mientras yo me venía y llenaba de semen su rosado agujero.

También recuerdo por qué se fue de mi lado, aunque reconozco que fue mi culpa; ella tuvo la oportunidad de tener otro hombre en nuestra corta (6 meses) separación.

Según ella me seguía amando me reiteraba por telefono, por esa razón volvimos.

No vuelvan decían mis allegados, ella ya tiene otro hombre y es para problemas. Sin embargo, nos dimos otra oportunidad, por lo cual les narrare;

Llamadas, excusas, lo cierto es que después de ella marcharse seguían las llamadas, no importaba la hora, e incluso hasta tarde la noche, hablábamos pendejadas por teléfono, a sabiendas que probablemente estaba acostaba con otro hombre en esos momentos. ¡Se había ido de novia o amante, que se yo! Con una persona que trabajaba en construcción. Yo no quería problemas, pues al hombre alguna vez lo conocí de paso, alto fornido mala caroso daba la impresión de áspero. Ese día pasaba con ella cogidos de la mano, una pareja poco inusual ella delgada, menudo y mucho más pequeña en comparación a la estatura de aquel hombre.

El día que tomamos la decisión de volver, recuerdo fue un viernes en la noche, ella me esperaba con un bolso repleto de ropa, en la esquina de una farmacia, estaba sentada sobre un muro esperando que yo llegara. De la otra esquina quede por un momento contemplando mientras ella jugueteaba con el celular. ¡Pase corriendo la calle con un hola! seguido de un beso prolongado ella se recostaba sobre mi pecho. Alce su bolso y seguimos rumbo a casa.

Caminamos las cuadras necesarias, hablamos, reíamos, recordábamos anécdotas. Procuraba no hablar de la ausencia, pues no quería incomodar. Dejamos sus pertenencias en el apartamento y seguidamente salimos a una taberna a relajarnos un poco, como lo habíamos acordado por teléfono la noche anterior. Aguardiente y limón, dije al mesero, y así sucesivamente se gastaba el licor una tras otra, junto a las monedas que depositábamos a la rokola de música, vallenatos de los cuales bailábamos una y otra vez. A pesar de que fue mi esposa por varios años, ese reencuentro me hacía sentir como si estuviera de novios. Salía la canción y aunque éramos dos, parecíamos una sola persona que nos amacizábamos en la pista de baile. ¡Cuántas veces bailo con su hombre en esta misma pista me preguntaba! Los celos que sentía me hacia dar calor en el estómago, sentía mariposas.

Mi imaginación hacía que me elevara por momentos, me atormentaba saber que esa diminuta mujer estuvo en la cama de otro hombre. Ella reía, nos besábamos tan fuerte que nuestras lenguas se entrelazaban.

Los tragos cumplían su deber, bailando o sentados mis manos no se quedaban quietas, ella correspondía con jadeos leves.

Podría asegurar que los dos nos correspondíamos, un deseo desenfrenado de estar juntos.

Pasadas algunas horas, salimos a casa, recorrimos las cuadras y entramos apresurados como si el mundo se fuera a acabar. llegamos a la alcoba y casi de manera alocada caímos a la cama. Un beso tan intenso que sentí escuchar su respiración entrecortada, su boca ensalivada su lengua de un néctar raro, sus labios los devoraba, mientras mis manos le apretaban su húmeda panocha.

Sus manos se deslizaban sobre mi espalda, casi arañando, aunque no lo decía era evidente que estaba en su máximo calor y deseo eufórico. ¡En pocas palabras estaba arrecha ¡mis manos intentaron quitar sus interiores, mis manos que ingresaron a cumplir la orden, mis dedos encontraron tangas en vez de cacheteros, y panocha depilada mojada. ¿Un sentimiento entre celos y arrechera se apodero de mí, encontraba una mujer más experimentada? Pues en otrora no se depilaba, tampoco se ponía hilos.

Aunque sus gestos marcaban nuestros tiempos, si pude notar ciertos cambios en su agresividad sexual, mientras nos desvestíamos me pajiaba con sus delgadas mano y hasta en algunas ocasiones hablaba de manera “perruna” dame tu verga, la quiero sentir, hágame lo que quieras decía…etc. Tuve que entender y aceptar, que ese delgado y menudo cuerpito, había comido verga de otro hombre y que había adquirido otras experiencias.

El karma me estaba cobrando. Con sus sexo descubierto, hambrienta de sexo, le abrí las piernas y sin tanto cálculo se lo metí hasta las guevas,, un jadeo hizo entender que tenía mi verga toda dentro, se retorcía y se curveaba como insinuando que podía con más. lo tenía todo adentro y quería más verga….empezó el mete y saca, mi verga a reventar entraba y salía, por momentos recordaba nuestros tiempos, cuando la hacía gemir,,, esta vez casi no gemía pero se entrecorta la respiración, los gemido los había cambiados por palabras obscenas, “dame duro, soy su puta” decía, “dame duro o ya no es hombre” repetía,, yo sentía que casi la desbarataba, pero su delgado cuerpo se daba mañas de casi salirse de debajo de mi cuerpo para menear su cuca. Sus paradas téticas se las chupaba, casi toda en mi boca, en ocasiones ella misma se las cogía y restregaba…. ¡Algo totalmente distinto!, las clases que había recibido de penetradas la hacia una experta en la cama.

Mis celos fueron tomando forma, curiosamente empecé a sentir morbo del más alto nivel, de solo imaginar que otro hombre la había convertido en casi una puta…. Sentí la necesidad de interactuar a sus obscenidades, cuando me decía soy tu puta le respondía, con “eso me gusta putica”, “dime como te culiaban”, y enloquecida consciente o inconsciente empezó a narrar como se la follaba su último hombre, “ “me lo metían duro” “dame duro tu también”, decía,  “quiero mamarlo” me la cogía para mamarme la verga,,,, chupaba fuerte y alternaba con besos,,, “mama tu también” me decía, me cogía la cabeza y me hacía bajar a mamar…

La sensación de ser cornudo comenzó a apoderarse de mí, curiosamente sentí morbo, de imaginarme la cuca llena de otra leche me enloquecía, rico en mis adentros,,,, dime amor como te “culiaban” repetía yo,,,, enceguecido de arrechera, “ “su puta era culiada mi amor” decía, “me abrieron duro” decía, “pero mi cuca aguantaba” proseguía… y pues, por los hechos narrados podía dar por cierto, que me hablaba de experiencias reales…. Mi verga no alcanzaba su profundidad, era evidente que lo que fue estrecho una vez, ahora tenía kilómetros de verga….la clave esa noche una y otra vez, su panocha chasquiaba con tanta verga, la excitación de saber que había sido de otro hombre me enloquecía…sus experiencias me excitaban. Me gustaba el sexo, me volvió adicto, aunque tengo que reconocer que no es la misma…. A esa que tenía que decirle ponte en cuatro, abra las piernas, tuvo un profesor que la volvió experta en el tema…

Reconozco que soy cornudo, aunque empezamos una relación,, ella debe saber que daría cualquier cosa por verla con otro hombre… me gustaría que no me respete….