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Trabajando juntos de a poco, fuimos compartiendo, horas, proyectos, actividades, secretos, sueños.
Laborando en la misma empresa pero en diferentes departamentos, ambos casados, magnífico pecado.
La cercanía, la tentación, aquella tensión sexual cuasi superficial todo parecía vacío, hueco, etéreo, entre miradas y discreción crecía la pasión.
En el gimnasio juntos otra vez, por enésima vez nos miramos y tocamos, yo con ese toque pícaro de mi yo caribe, y el ello de ella paisa como la que más, atrevida, risueña, liberada con ese su cabello negro que le daba majestad.
Al final un día, en el carro, él la fue a buscar… y yo le ordené ven chúpala, bésame la verga siéntela sobre el pantalón…ven mira el bulto ahí está… sácame la leche bébela, deja un poco en tus labios ahora estás bajo mi autoridad y ahora ve y lo besas, ve bésalo como nunca jamás… y así lo hizo y obedecería mucho más.






