Tenía 14 años cuando la conocí, ella era de mi misma edad, y pues yo tenía una novia, en ese entonces yo era muy inseguro y no avanzaba mas que de una aburrida plática. Así que cuando conocí a Sonia y ella me abrazó y besó, yo me lancé a fondo, y en un principio ella detuvo mis avances lo cual me frustraba, pero así comenzamos nuestra relación.

Con el paso del tiempo poco a poco fui avanzando y el día que traté de tocar sus partes íntimas me lo impidió y yo recurrí al chantaje sentimental, le decía que quizá no me quería, incluso corté la relación, pero a los pocos días ella me buscó y me dijo que ya no me iba a oponer resistencia y que la perdonara.

Entonces comencé a tocar su vagina y a veces trataba de introducir mis dedos en su interior pero ella me decía que le dolía.

Yo me concretaba solo a tocarla, no sacaba mi pene hasta que una noche, parados los dos y recargados en una pared yo me arriesgué, saqué mi miembro sin que ella se diera cuenta y lo coloqué en la entrada de su vagina. Cuando sintió eso ella dejó de respirar por un momento y comenzó a temblar, pero un poco después se tranquilizó y entonces yo comencé a moverme, según yo a penetrarla, eso es lo que yo creía, debido a mi inexperiencia, y eyaculé entre sus piernas.

Ésto lo seguimos haciendo por un tiempo, así de pie, hasta que unos días después estábamos según haciendo el amor, pero esa vez fue diferente ya que ella quedó en una posición en la que se recargó en una superficie inclinada, abrí sus piernas y mi pene quedó en una posición en línea recta a la entrada a su sexo.

Comencé a empujar y esta vez sentí que entraba a una zona estrecha, y ella trataba de deslizarse hacia arriba con sus manos en la base en que estaba semi sentada, pero yo pasé mis brazos por su espalda y con mis manos la sujeté por sus hombros y seguí empujando.

Yo sentí dolor en mi glande y ella comenzó a llorar, pero eso no me detuvo, y quería a toda costa estar totalmente dentro de ella, hasta que mi pelvis chocó con la de ella. Me decía que me saliera porque no aguantaba el dolor, yo solamente me detuve un poco y como comencé a sentir el próximo orgasmo, empecé a bombear y cuando esté se presentó mi cerebro estalló en un éxtasis total.

Cuando terminé, me salí y quise hacerlo otra vez pero ella ya no lo permitió y la llevé cerca de su casa.

Cuando me encaminé a mi casa, examiné mi pene y tenía sangre de su virginidad rota dentro de mi prepucio, y yo feliz, era mi primer desvirgue.

Después hubo muchos más contactos con ella, pero esas serán otras historias.