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Dejo de ser hombre cada vez que estoy en la intimidad; a veces quiero masturbarme el pene para imaginar una mujer elevando sus nalgas para mí, pero es que ya no me excita. Cuando veo la escena en la que la mujer se retuerce de placer, me provoca ser ella, no él, y esto no lo quería; no quería ser completamente pasiva, pero es que el placer tan rico de chupar un pene oloroso a semen y orina me excita. Me excita que me agarre del pelo como si fuera su puta, me gusta que sea más fuerte que yo, me gusta que me quiera dar por el culo y ponerme en cuatro para verme embestida por ese cuerpo masculino… En fin 🥴. Ya ni me toco el pene porque, sencillamente, el placer es el de mi culo moreno y no de mi verga.
La vez pasada me depilé todita. Al mirarme al espejo, me fascinaba ver mis piernas morenas, mis glúteos firmes, y me propuse disfrutar un buen orgasmo ese día.
A oscuras, me llené de lubricante desde la parte baja de mis nalgas hasta mi “clítoris de marica”, hasta sentir ese deseo de comenzar ya y no dar más rodeos. Entonces me puse de espaldas contra la pared mientras lubricaba aún más el extremo de la trapera (le puse condón, por supuesto). Hacía para atrás hasta que ya no me entraba más; con una mano sujetaba el extremo y con la otra me tenía a la pared, como si de un macho embistiéndome se tratara. No les puedo negar que se sentía muy rico, y en especial cuando lo hacía más rápido, más rápido, más duro, así bien cachondeada, con el culo goteando y mi verga paradita sin tocármela 🥴. Más rápido, más… hmm. Sentía que me venía y me movía frenéticamente hasta que me puse como en pose de misionero y me la jalé un poquito hasta que me tragué mi propio semen…
Cuando tenga dinero, me gustaría comprarme unas tanguitas negras y compartirlo en mi perfil 😉. Besos 💋. Chau.






