Guía Cereza
Publicado hace 22 horas Categoría: Hetero: General 102 Vistas
Compartir en:

No esperaba nada de aquella noche. Una fiesta más, música demasiado alta, gente que fingía pasarlo mejor de lo que realmente lo hacía. Yo sólo quería un trago frío y un rincón donde observar sin ser vista. Siempre me ha gustado mirar antes de entrar en juego.

Pero lo vi apenas crucé la puerta.

Él estaba apoyado en la baranda del balcón, como si hubiera venido únicamente a esperarme. No hacía nada especial: mirada atenta, sonrisa apenas dibujada, el tipo de tranquilidad que delata a quien sabe exactamente el efecto que provoca. Y vaya si lo provocaba.

Me acerqué despacio, fingiendo que buscaba hielo para mi copa. Él no apartó los ojos de mí ni un segundo. Ese tipo de atrevimiento suele irritarme… pero esa noche no. Esa noche me dejó sin aire.

—No pareces de aquí —me dijo, como quien comenta el clima, pero con una voz que hizo que el ambiente entero se achicara.

—Tú tampoco —respondí, aunque no tenía idea de lo que estaba diciendo. Mi cuerpo ya iba por delante de mis palabras.

Se rió, bajo, como si supiera que yo estaba más nerviosa de lo que aparentaba. Lo odié por un instante. Después lo deseé aún más.

Había algo en él… una calma insolente, una forma de mirarme como si ya supiera cómo iba a terminar la noche.

La fiesta seguía bulliciosa a nuestro alrededor, pero en el balcón la música sonaba como un rumor lejano. Se acercó un poco más. No me tocó. No necesitaba hacerlo. Su cercanía era una provocación calculada.

—No deberías estar aquí sola —susurró.

—No lo estoy —dije… demasiado rápido.

Él entendió. Yo también. Una chispa silenciosa pasó entre nosotros, un acuerdo sin palabras.

Tomó mi vaso y dio un sorbo, mirándome por encima del borde. Un gesto sencillo, pero tan descarado que tuve que contener una sonrisa.

—¿Quieres aire? —me preguntó.

Asentí sin pensarlo. No quería aire. Quería salir de ese sitio donde había demasiada gente y, al mismo tiempo, sólo una persona que importaba.

Caminamos hacia un pasillo medio oscuro. Cada paso parecía un reto. Él no me guiaba; simplemente caminaba a mi lado, lo bastante cerca para que mis dedos rozaran los suyos sin querer… o queriendo demasiado.

Cuando llegamos al final del pasillo, se detuvo. Yo también.

La música apenas llegaba hasta allí. La luz era tenue. Él estaba frente a mí, sin tocarme, pero invadiéndome por completo.

—Si quieres que me vaya, dímelo ahora —susurró.

No dije nada. Sólo me acerqué un poco más.

Él sonrió con ese aire de peligro tranquilo que me tenía ardiendo por dentro.

—Entonces ven —dijo.

Y en ese instante supe que la noche no sería como las otras.

Que esa fiesta, que empezó sin expectativas, acabaría grabada en mi memoria como una de esas historias que sólo se cuentan en voz baja… o se escriben cuando una necesita recordar quién es realmente.

Publica tu Experiencia

🍒 Pregunta Cereza

“Lo más excitante que me han hecho sin quitarme la ropa…” A veces lo más erótico no necesita piel desnuda ¿Qué fue lo más excitante que te hicieron sin tocarte directamente? ¡Cuéntanos!

Nuestros Productos

First Class Pleasure

CEREZA LINGERIE $ 135,900