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Todo empezó como un juego entre mi esposo y yo. Una noche, después de cerrar la puerta de nuestra habitación, él sacó su teléfono y me miró con esa sonrisa cómplice que solo usa cuando quiere provocarme. Me preguntó si me molestaría que grabáramos un momento solo para nosotros. Acepté sin pensarlo demasiado, confiaba en él… y en lo que teníamos.lo que no esperaba fue
Cuando me dijo que había compartido uno de esos videos con un amigo muy cercano, sentí un escalofrío recorrerme el cuerpo. No fue miedo. Fue algo distinto. Una mezcla extraña de pudor y emoción. Saber que alguien más nos había visto, que había observado la forma en que él me así mujer ya que siempre que lo asemos nos entregamos de formas muy atrevidas saber que su amigo miraba, cómo yo me entregaba a el en ese instante… me hizo sentir deseada de una forma nueva.
Con el Lo hablamos mucho. Nada se hacía sin mi permiso. Yo decidía qué se grababa y qué se compartía. Saber que esos amigos —todos adultos, discretos— veían solo fragmentos, sombras, suspiros, me encendía la imaginación. No era el acto en sí lo que me excitaba, sino la idea de ser admirada, de provocar desde la intimidad los deseos más profundos en ellos siempre, después, mi esposo me contaba sus reacciones. con mucho morbo, y con orgullo. Y yo lo escuchaba mientras me abrazaba, sintiendo cómo ese secreto compartido que nos unía más. Me hacía sentir poderosa, segura de mi cuerpo,y de mi deseo.
No todos entenderían algo así. Y está bien. Esto es nuestro. acuerdo silencioso entre dos personas que se aman y se desean, que encontraron en la confianza una forma distinta de encender la pasión.
cada vez que él toma su teléfono y me mira buscando mi aprobación, sonrío… porque sé exactamente lo que queremos en una oportunidad
mi esposo me propuso, no lo hizo como una orden ni como un capricho. Fue una conversación lenta, llena de silencios y miradas profundas. Me dijo que uno de sus amigos sentía una gran admiración por mí, que siempre había sido respetuoso, y que la idea le había rondado la cabeza… pero que solo pasaría si yo lo deseaba de verdad.que deseaba que me entregará a él ya que en varias oportunidades le ava manifestado el deseo de probar mi cuerpo hay
Pensé que me asustaría. Pero no fue así. Sentí esa misma chispa que ya conocía, esa sensación de estar eligiendo desde mi deseo, no desde la obligación. Le dije que sí.que no avía problema el me dijo que hablaría con el y que cuadraría para cuando podría ser todo quedó para ese fin de semana ya cuando llegó
El día , mi corazón latía fuerte. Nos encontramos en un lugar discreto, lejos de miradas conocidas. Él estaba nervioso, lo noté en la forma en que me habló, en cómo evitaba tocarme al principio. Eso me tranquilizó. Me hizo sentir segura, respetada.
Cuando por fin nuestras manos se encontraron, fue con cuidado, como si ambos supiéramos que ese momento debía ser tratado con delicadeza. Su cercanía me despertó sensaciones intensas, distintas a las que conocía con mi esposo, pero no por eso menos profundas. Me dejé guiar por la calidez de su cuerpo, por su respiración cerca de mí, por la forma en que me miraba como si yo fuera algo valioso.
No hubo prisas. Todo fue lento, íntimo, lleno de miradas que decían más que las palabras. Me sentí deseada, escuchada, presente en cada instante. Y aunque sabía que mi esposo no estaba allí físicamente, su confianza me envolvía, me daba una seguridad que nunca había sentido antes.el bajo su cabeza asía mi cintura me bajo la minifalda que me avía puesto dejando ver unos hilos negros de encaje que avía elegido para ese día los corrió y empezó a darme el más delicioso sexo oral que abia sentido yo sentía como llegaban esos orgasmos y me mojaba cada vez más ya en el calor del momento y con mucha más confianza baje su pantalón y pude ver esa erección tenía una Berga deliciosa mucho más grande y gruesa que la de mi esposo sin pensar al momento ya la tenía en mi boca saboreando y gozando ya muy calientes los dos terminamos de desnudarnos y me acostó en la cama y puso su Berga frente de mi vagina que ya se encontraba muy mojada por la exitacion la fue metiendo lentamente para cuando ya se encontraba dentro asta la empuñadura empezar con unos movimientos fuertes pero no muy duros yo sentía como cada que su exelente Berga llegaba a lo profundo de mi vagina me mojaba en medio de la exitacion hice algo que Jamás pensé pues al único que le avía dado permiso de penetrar mi cola avía sido a mi esposo pero no podía dejar pasar la oportunidad y le dije que deseaba que me cogiera por hay el muy impactado solo me miró y saco su Berga de mi vagina y la penetro en mi cola al comienzo pensé que no la aguantaba pero fue una penetración suave y deliciosa al rato de estar penetrando me me dijo que no aguantaba más que dónde quería que terminara yo le dije que no abia problema que dónde el quisiera hay fue cuando la saco y me penetro nuevamente mi vagina y luego de unos movimientos sentí como me llevaba de su delicia leche era una sensación deliciosa diferente pues eran sus palpitaciones llenas de calor que llenaban mi vagina ya
Cuando terminó, no hubo incomodidad. Solo un silencio sereno y una sensación de haber vivido algo intenso, cuidado. Volví con mi esposo y, al mirarlo, supe que aquello, lejos de separarnos, nos había unido de una forma inesperada.
Porque no se trataba solo del encuentro…
se trataba de la libertad, la confianza y el deseo compartido.entre nosotros






