Compartir en:
Para Kati, con amor 💘
Pasando la mitad de mi embarazo y yo más cachonda que una perra en brama rodeada de una jauría de perros callejeros. Y es que no hay cojida que me quite las ganas. Sí de momento, pero luego vuelven con bríos renovados e imágenes más perversas. Mi marido a la altura, bueno, menos en lo sexual, pero eso no es su culpa pues esta cachondería no me quitan ni 5 corneadores de campeonato.
Como saben, Kati vino hace unas semanas por una semana y ella ayudó a mi marido a tenerme un poco más tranquila. Yo, por mi lado, intento mantenerme mentalmente ocupada sin entender que mis necesidades fisiológicas no provienen de mi cabeza sino de otro lugar que sólo quiere saber de follar y follar.
Como por la misma situación estoy portándome a la altura de la futura 'decente y modelo esposa y madre' que se supone tendré que ser (o al menos aparentar), mi vida sexual se reduce a mi marido, mis deditos y mis sueños cada vez más perversos qué me despiertan a media noche sudorosa, cachonda a mil, y húmeda en permanencia. Que es de lo que les voy a hablar el día de hoy pues mi vida sexual en 24 semanas ha estado más reducida que un cuarto de monja en un convento medieval en los altos Cárpatos rumanos: Mis sueños húmedos:
Estoy en la escuela atendiendo clase con Kati a mi lado. El aula está casi vacía y sólo veo de reojo a mi maestra de literatura y a Kati qué parece platicar con alguien fuera de cuadro. La maestra Eugene muestra un escote generoso y el ruido que hacen sus tacones al golpear el parquet insinúan sus largas piernas envueltas en unas medias de red que no cubren ni una nariz. Me distraigo un poco y cuando regreso mi mirada a Eugene allí está besándose apasionadamente con Kati. Yo me molesto con ella pero no digo nada, decido esperar a que terminen para luego entrar yo al reelevo pero eso parece no suceder. Se siguen besando y ahora sus manos parecen tentáculos de pulpo agarrándose por doquier, no hay rincón de sus pieles que no se manoseen. No obstante la diferencia de estaturas y voluptuosidades es Kati quien lleva la ofensiva, le desabrocha el corpiño y su boca se apodera de los senos de Eugene mientras le mete mano entre las piernas que hacen ruidos acuosos que inundan el aula.
De repente ya no estamos en la escuela y Eugene no anda por ahí. Kati y yo caminamos de la mano por una playa desconocida. Ella va vestida con uniforme escolar y yo voy desnuda. Al parecer no hay nadie por ahí más que nosotras dos, eso me da confianza y me llena de gozo porque es sólo en esos momentos cuando siento que Kati me pertenece sólo a mi. La caminata bordeando las olas continúa y Kati y yo chapoteamos juguetonas por el mar. Nos besamos libremente y su aliento y su lengua me convencen que Kati y yo somos UNA (no que somos dos chicas la una de la otra sino que ambas somos LA UNIDAD y que sólo podemos ser si estamos juntas y solas, de lo contrario la unidad se rompe y ambas dejamos de ser).
Cuando nos dejamos de besar la veo caminar desnuda hacia otra dirección, le grito que no es por allá, que me tiene que seguir pero parece no escucharme y corre en dirección contraria con risa alegre y juguetona. Yo me empiezo a inquietar y corro tras ella para alcanzarla pero ahora una tormenta estalló de la nada con cortinas de agua cayendo sobre nosotras y vientos huracanados que sacuden nuestros delicasos cuerpos. De la nada estamos nuevamente en el colegio en el aula donde nos conocimos. Estamos sentadas en nuestra banca de dos y observo sus pecas rosadas y ojos de miel 🍯. Nuestras miradas se reencuentran y ambas sonreímos tomadas de la mano. A nuestro alrededor todo es paz, amor y armonía. En ese momento me sé la chica más feliz del mundo.
A lo lejos ecucho la voz de mi marido que me llama por mi nombre. 'Creí estabas teniendo una pesadilla por los ruidos que hacías' me dice al despertarme.
No, le respondí, estoy bien. Sólo hazme el amor. Fue así que mi marido me hizo el amor mientras yo pensaba en Kati y de mis labios salían palabras de amor y ternura dirigidas a ella (no a mi marido). Algo que ha empezado a ser cotidiano en nuestra vida de pareja. Es como si ambos sintiéramos la presencia de Kati entre nosotros a cada momento, y que es precisamente cuando hacemos el amor que el cuerpo de Kati se materializa entre nuestros cuerpos (no separándolos, sino uniéndolos), como un imán 🧲 creando un 'círculo de tres lados'.
Como decia, este tipo de escena se están volviendo cotidianas y a ninguno de los dos parece importarnos pues ese "fantasma" es quien ha venido a fortalecer nuestra relación. O sea que ya saben cómo se llamará la bebé si resulta niña ❤️💘❤️






