Guía Cereza
Publicado hace 10 horas Categoría: Fantasías 80 Vistas
Compartir en:

Estaba besando el cuello y los hombros de Sara mientras que con mis manos le acariciaba los senos; haciendo presión con mis dedos en sus oscuros pezones. Mi pene estaba perfectamente acoplado entre sus nalgas, estábamos en cucharita (posición que le encanta a mi sexy esposa).

  • Sara: ¡Mmmmmm!. Qué rico. Sigue así. No pares.

Mientras decía esto, mi líquido pre-seminal humedecía su cola y yo presionaba de a poco para que mi pene abriera camino hacia su vagina. Sara se movía al ritmo de mis besos y caricias y gemía suavemente.

  • Sara: ¡Ahhhhh! ¡Ummmmmm!
  • Yo: ¿Te gusta!
  • Sara: Me encanta. ¡Espera! Baja la voz, ¿Alcanzas a oír?

Nos detuvimos levemente y a través de la pared de la habitación se escuchaban suaves gemidos que provenían del cuarto principal de los vecinos. 

No era la primera vez que los oíamos pero sí la primera vez que lo hacíamos mientras estábamos teniendo sexo. A mí, escuchar me pone a mil y escuchar mientras estoy tirando es otro nivel. 

El apartamento donde vivimos tiene las paredes muy delgadas y nuestra habitación da directamente con la habitación principal del apartamento de al lado. Nunca hemos visto los vecinos, pero si los hemos escuchado tener sexo, casi siempre muy en la madrugada (tipo 2 o 3 am) por lo que nunca habíamos coincidido los cuatro despiertos. Esta era la primera vez que lo estaban haciendo a las 11 de la noche (o por lo menos que los escuchamos a esa hora).  

Los gemidos comenzaron a aumentar en volumen e intensidad y se sumó el sonido del cabecero de la cama pegando contra la pared.

  • Yo: ¡Qué rico! Yo creo que le están dando en cuatro a la vecina.
  • Sara: Uy sí, eso parece. Sigamos en lo nuestro que me puse más caliente.
  • Yo: ¡Wow! ¿Resultaste voyerista?
  • Sara: Nunca me había pasado, pero esta vez si me prendió. Mira toca mi vagina.

Estaba mucho más húmeda que de costumbre, aproveché para seguir besándole el cuello, intensificar mi masajeo de su seno y pezón izquierdo, mientras que con mi mano derecha comencé a tocar sus labios vaginales y a acariciar en círculos con mis dedos su hinchado clítoris. 

Los gemidos de Sara comenzaron a subir de volumen, mientras que en el cuarto de al lado la situación era similar: la vecina que no era escandalosa, comenzó a gemir fuertemente y a gritar: “¡Dame más!” “¡Así!” ”¡No pares!”. El vecino también comenzó a bufar más fuerte y la cama a pegar con más fuerza y a mayor ritmo contra la pared. ¡Se estaban calentando! (esto nos ayudó a comprobar que ellos también nos oían).

Yo estaba como loco oyendo ese concierto sexual que estábamos ofreciendo desde nuestras habitaciones. Me separé de Sara y comencé a besarla suavemente desde su cuello, pasando por sus hombros, senos, pezones y bajando por su vientre, luego por su ombligo hasta llegar a su vagina. Le besé la cara interna de los muslos; me acomodé preparando mi boca y lengua para hacer lo que tanto le gustaba a Sara (y lo que más gemidos le genera), pasé mi lengua por sus labios vaginales y comencé a juguetear con su clítoris. Mientras tanto con mis dedos pellizacaba sus negros y erectos pezones.  En la otra habitación ya se escuchaba como si estuvieran martillando la pared, los gritos de la vecina se escuchaban con claridad: “¡DAME MÁS DURO!” “¡QUÉ RICO!” “¡HAZME GRITAR COMO LA VECINA!. 

Esto último nos distrajo por un momento.

  • Sara: ¡Uhmmm! Oseaaaaa….que siiiiiii….me escuchaaahhhhaaan. ¡Wow! ¡CHÚPAME LA CUCA!

Esto último fue más para que la escucharan los vecinos. Yo continué en mi tarea cada vez más excitado, no sabía qué me producía más placer: los gritos de la vecina, los gritos de Sara, los fluidos de la vagina de mi esposa, saber que nos estaban escuchando…. seguía concentrado buscando que Sara gimiera cada vez más duro y esperando con ansias el grito que indicaría el orgasmo (que esperaba fuera extremadamente fuerte).

  • Sara: ¡¡¡¡SSSSIIIIII!!!! ¡AAAASSSSSIIIIIIIIÍ! ¡ME VENGO! ¡¡¡¡AAAAAAHHHHHHHHHH!!!!
  • Vecina: ¡¡¡¡AAAAAAAHHHHHHHH!!!! ¡¡¡¡AAAAAAAHHHHHHHH!!!! ¡¡¡¡AAAAAAAHHHHHHHH!!!!.

Era indescriptible oír el grito orgásmico de las 2 mujeres. Parecía que estuvieran en la misma habitación. Sara terminó de retorcerse del orgasmo que había sentido; se levantó, me giró, me besó y se hizo encima mío; se introdujo el pene hasta el fondo y comenzó a subir y bajar lentamente. Sabe que esto me enloquece.

  • Sara: Ahora tu papasito. Quiero que te vengas. Lléname de tu leche. No pares.

Todo esto lo decía mirando a la pared, como si se lo estuviera diciendo al vecino. Yo estaba en otra galaxia. 

  • Vecina: ¿Te gusta oirlos? ¿Te gustaría estar dándole en cuatro a la vecina? ¡No pares hasta que te vengas! ¡Así! ¡Más duro!.

El cabezal de la cama cada vez se oía más fuerte, parecía que iba a atravesar la pared.

  • Vecino: ¡¡¡SSSSSIIII!!! ¡ME VENGO!
  • Vecina: Sí, Así, Suéltalo todo.

Yo no me pude contener más, el solo imaginar a mi vecino comiéndose a Sara en la otra habitación me aceleró el orgasmo. Apreté las nalgas de Sara y disparé con todas mis fuerzas en su interior. Sentía como Sara contraía su vagina para sentir las palpitaciones de mi pene. Al terminar Sara se acostó en mi pecho y me susurró al oído:

  • Sara: Quiero comerme al vecino y que tú te comas a la vecina… pero quiero solo oirlos y que ustedes nos oigan. ¿Te gusta?
  • Yo: Me leíste la mente…. ¡y me encanta la idea!.

Todo quedó en silencio pero en el ambiente flotaba un ¡Gracias! Y una propuesta que esperábamos se concretaría muy pronto. 

Publica tu Experiencia

🍒 Pregunta Cereza

“Lo más excitante que me han hecho sin quitarme la ropa…” A veces lo más erótico no necesita piel desnuda ¿Qué fue lo más excitante que te hicieron sin tocarte directamente? ¡Cuéntanos!

Por favor, selecciona una opción antes de enviar tu voto.

Nuestros Productos

Body

MAPALE $ 89,900

Set Iris

CEREZA LINGERIE $ 89,900

Vestido

MAPALE $ 105,900