Guía Cereza
Publicado hace 13 años Categoría: Jovencitas 1K Vistas
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Francisco es uno de esos amigos que uno agradece tener, incondicional y confidente como pocos. Unos años mayor que yo decidió apenas se graduó del colegio ingresar a estudiar Licenciatura en Español, quizás por eso siempre no la llevamos tan bien. Bebíamos vino barato en cualquier parque mientras hablábamos de metal y literatura, nos reíamos de la mosca que pasaba, del dolor de cuello después de un toque, de lo ahogador del sistema. Criticábamos, peleábamos, tirábamos piedras y luego, siempre volvíamos a la botella de vino a recordar, a entonar viejas melodías de los 60s y a renegar del mundo moderno. Cada vez que nos encontrábamos, con el vino haciendo efecto en nuestro hígado terminábamos diciendo “Yo no debí nacer en esta época de mierda… yo quería escuchar a Mercury en vivo”.

Apenas Francisco terminó el pregrado (Cosa que celebramos como es debido, bebiendo vino en un parque) consiguió trabajo en un colegio privado, de esos donde los papás pagan una fortuna por la enseñanza de valores que luego sus amados pequeños se pasan por el culo. Él estaba contentísimo con su primera labor de docente, lastimosamente, por los mismos horarios del susodicho colegio no nos quedaba tiempo para vernos, el vino en los parques y los conciertos de metal brutal que nos dejaban sin cuello pasaron lentamente a la historia.

Una tarde recibí su llamada, tenía ese tono de pendejo que le escuché siempre que conocía al “amor de su vida”, efectivamente, esa vez no era la excepción. Sólo que esta vez el “amor de su vida” era una estudiante de décimo grado a la cual le dictaba clase 4 veces por semana. Luego de recibir semejante impacto noticioso y de putearlo ampliamente por no contarme antes, concluimos que teníamos que vernos y que me adelantara de todos y cada uno de los detalles sucios (Como siempre me gustaron) de la Lolita que lo estaba volviendo loco.

- Se llama Camila – dijo luego de que la primera cerveza estaba a la mitad – y tiene las mejores piernas de la historia.

- Bien. Te creo eso de que se llama Camila, pero tú no eres el tipo de personas que se fija en las patas de una vieja. ¿Qué tiene ella?

- Me conoces bien, maldita. – Bajó la mirada y luego con ese brillo en los ojos casi gritó: ¡Escucha Zeppeling y sabe quién es Cat Evans!

- ¡Nooooo! ¿Me lo jura? Hasta yo sentí emoción. No me digas que la cagona también se sabe Love of my life ¡Porque hasta yo le doy!

- Sí, marica, sí. La nena es una rocker de las que saben y, sin mentirle ese par de patas, acompañado de ese buen par de tetas y ese culo parado me tienen loco. Lo peor es que Cami, no me es indiferente.

- ¿Cómo así, parce? ¿Pasó algo con la peladita? ¡Quiero detalles sucios!

Francisco tomó un trago largo de cerveza, guardó silencio unos instantes, como tratando de confirmar que le que estaba al otro lado de la mesa tarareando la canción que sonaba en el bar era yo, su amiga de toda la vida. Luego de un fuerte suspiro, inició:

Camila es una nena brillante y no se lo digo sólo desde mi área, sino desde lo que escucho de todos los profesores, el problema es que es demasiado perezosa. Así que hace unos días la cité en mi oficina porque no me había entregado un trabajo sobre El Quijote.

- ¡Qué hijo de puta, le pone a leer El Quijote a los pobres cagones! Interrumpí.

- Lea el programa de décimo grado que su amado presidente aprobó y después discuta. Dijo con voz de puño, luego continuó.

Ella llegó a la hora acordada, con su faldita demasiado alta para el reglamento, aunque yo no jodo mucho por eso. Se sentó y cruzó las piernas. Básicamente mi regaño sobre su falta de interés por la clase se vio hundido ante la mirada y las piernas de esa niña, ella lo notó, es obvio, y mientras yo discutía con la pared sobre la importancia de presentar trabajos ella empezó a abrir las piernas. Claro que mi discurso se volvió torpe, te juro Ángela, traté de mirar para otro lado pero junto con mi mirada la verga también quedó apuntando a ella. Toda teoría conspiratoria para hacerla entrar en razón terminó cuando se paró y poniéndome las tetas a la altura de los ojos dijo: “Profe, tengo el último cd de Megadeth, lo compré ayer ¿Quiere que lo escuchemos mañana y le hago un análisis literario sobre Rust in Peace?”. Yo atontado ante semejantes ganas que tenía de tenerla en mi oficina la tarde siguiente, con esa faldita y esas tetas, le dije que sí. Olvidándome que Rust in Peace es en inglés y yo dicto origen del español en su grado. Ella sólo se paró, dio la vuelta y cuando cerró la puerta dijo con inocencia “Profe, tiene algo en el pantalón”… Obvio, la mayor erección de la historia.

Parcera, discúlpeme, pero las pajas que me metí esa noche esperando que Camila apareciera a la tarde siguiente con o sin el cd y con o sin falda, fueron dignas de un adolecente virgen. – Sorprendida y medio excitada por el relato sólo atiné a reírme.

Marica, le juro que quería comerme ese reloj, las horas fueron eternas hasta que llegó Camila con el susodicho Cd en la mano, la falda más alta que la tarde anterior y la blusa más escotada. La saludé, la invité a sentarse y puse el cd. La muy maldita me dijo que no escuchaba, que si podía poner la silla junto a la mía, yo inocente y ganoso, acepté, las más hermosas piernas de la historia nacional estaban a mi lado, mostrándose casi en su totalidad mientras yo fingía que me interesaba lo que cantaba Mustaine. Cuando terminó la canción, miré a Cami como esperando que me dijera su análisis a la canción.

- ¿Quiere ponerla nuevamente o quiere que le diga que entendí, profe?

- Dime que entendiste Cami, ya lo debiste escuchar mucho.

- Es de un profesor que le tiene muchísimas ganas a una estudiante, se la quiere comer todita - Dijo pasando su pierna sobre las mías, quedando frente a mi con su vagina sobre mi verga.

- No Cami, esto no es correcto, puedo perder mi trabajo. Le dije tratando de aguantarme las ganas de mandar a la mierda todo y tirarla sobre el escritorio.

- ¿Sabía que Mustaine adquirió su primer Cd de AC/DC acostándose y dándole drogas a una empleada de una tienda de discos?

- Sí, algo leí.

- Bien, pues yo le doy a usted lo que quiera y gratis.

Acto seguido se terminó de desabotonar la blusa y puso mis manos sobre sus tetas, perfectas y grandes tetas… se empezó a mover con experticia, no entendía cómo una bebé de 15 años podía excitarme más que cualquier otra mujer del doble de edad. Me empezó a besar y yo no me aguanté las ganas, la agarré por el culo y la apoyé en el escritorio… le abrí las piernas para tocarle la concha, que por encima del cachetero ya estaba absolutamente empapada, la toqué con la mayor delicadeza que las ganas de clavarla hasta el fondo me permitieron, ella se acostó en el escritorio, arqueó la espalda y empezó a gemir, cuando hizo eso le bajé con brusquedad todo, dejando libre esa vagina hermosa, rosada… le metí la lengua hasta el fondo, le mordí el clítoris ligeramente y eso la hizo temblar, mientras mi lengua hacia fiestas en su vulva, mis dedos entraban y salían de esa rajita deliciosa. La sentí terminar, todo ese delicioso jugo quedó en mi boca pero para ninguno de los dos fue suficiente. La levanté acerqué su boca a la mía y la besé con lujuria… ella me mordió el labio inferior con sensualidad, para luego susurrarme que se la metiera toda, hasta el fondo. Yo, imbécil por naturaleza le pregunté si era virgen, ella me miró casi indignada al principio, después con lujuria. “Averígualo” fue su respuesta. Me bajé el pantalón, la tiré al escritorio, le agarré las tetas y empecé a meterle estos 20 cm de placer puro en la concha. Parce, estaba descontrolado, la veía disfrutando tanto, moviéndose tan bien que no dudé por un segundo que no era el primero que la partía, pero no me importó, yo sólo quería verla llegando gracias a mis vergazos. Se volteó, incapaz de darle por el culo le empecé a dar en perrito, cada vez más fuerte, el escritorio temblaba y pensé en los profesores con sus oficinas al lado de la mía, en los estudiantes que pasaban. Me descontrolé, fui un adolecente, no me importó más que oír la respiración cortada de mi Camila. Se la saqué cuando iba a terminar, sabía que podía quedar embarazada con lo que ya habíamos hecho, pero igual terminar afuera quizás le daría más confianza a ella. No había terminado de salir cuando ella se volvió hacia mí, diciendo que ese jugo delicioso no se podía desperdiciar media gota, me la mamó hasta donde su boquita le dio, luego se tragó toda la leche. La bajé del escritorio con cuidado, ella es tan bella. Tomó un trago de coca-cola y me besó los labios, me agradeció por clavarla tan rico, se acomodó el uniforme y se fue, yo luego de acomodarme hice una inspección rápida de la zona, sólo había un profesor en las oficinas y tenía auriculares.

- Pacho, marica. ¿Usted sabe el problema en el que se puede meter por andar clavándole la pija a una menor de edad? – Pregunté.

- Sí, lo sé, pero ella es diferente a todas las demás Angie. Ella no me va a meter en ningún lío, ella me ama y yo la amo a ella. Sólo es cuestión de aguantar a que salga del colegio.

- No sé, parce. Yo espero que la niña no le salga con un chorro de babas, eso sí sería un problema grande.

Hubo un silencio donde la sexta cerveza fue liquidada en su totalidad.

- ¿Y? ¿Qué tal el Rust in Peace? – Pregunté.

- Lo mejor de Megadeth hasta ahora.

https://www.youtube.com/watch?v=3hVqpjZ8qWM

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