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Lolita, Maldita.

Mi relación con Francisco es como la de un buen hincha con su equipo: Celebro sus triunfos como los míos, lloro sus derrotas con profundo dolor, discuto y protesto cuando sé que está haciendo las cosas mal, estoy pendiente de él todo el año así no pueda irlo a ver, pero sobre todo, estoy presente en sus buenos momentos y en los malos muchísimo más.

Luego de aquella noche en ese bar donde las cervezas se consumieron mientras él me contaba sobre su tarde en la oficina con aquella Lolita y de lo muy enamorado que estaba de ella, lo empecé a llamar con más frecuencia. Sabía que estaba jugando con fuego y que en cualquier momento se quemaría. Francisco era de ese tipo de personas que cuando se deprimía prefería ahogarse sólo en la porquería que irradiaba antes de pedir una mano amiga, por eso estuve pendiente.

Durante las primeras semanas las charlas no variaron mucho, además de una que otra historia erótica que se desarrollaba en el baño del colegio o en la casa de Camila mientras repasaban el tema de la clase, no había mucho más. Francisco era brillante y quizás eso atraía a aquella niña, me confesó de esa tarde en clase que había leído en voz alta la primera parte de la “Lolita” de Vladímir Nabókov, causante literaria de que muchos hombres le dieran ese nombre a la niña pequeña que los enloquecía. A mi la verdad, esas historias me generaban mucha envidia y ganas, primero porque siempre tuve una fantasía con mi profesor de 11 y segundo porque llevaba varias semanas sin una buena dosis de verga.

La tarde de un viernes cualquiera, llegando de la universidad llamé a Francisco, quería saber como estaba, a diferencia de las veces anteriores su voz se notaba cansada, según me contó tenía mucho trabajo acumulado, miles de exámenes que calificar y además tenía que preparar la evaluación final del año escolar. Yo aunque también estaba en trabajos finales le propuse que le ayudaba en su casa a calificar o hacer lo que necesitare, él aceptó y esa noche quedamos de vernos en su apartamento pasadas las 7pm, compraríamos un vino y hablaríamos como en los viejos tiempos.

Lo que pasó en su apartamento no fue muy diferente a lo que siempre pasa cuando nos vemos, hablar, criticar, opinar, decir… y calificar. Fue simpático volver a la misma onda, las botellas de vino se fueron una detrás de otra y empezaron a hacer su efecto. Siendo más o menos las 11:00pm sonó citofono; Camila estaba en la puerta.

-       -   ¿Qué hace acá a esta hora Camila, parce?

-    -   Ella viene con frecuencia cuando no tiene mucho que hacer, tiene bastante poco control en la casa.

-       - ¿Pondrá problema porque esté acá yo?

-      - Posiblemente, pero no importa, Coca-Cola mata tinto y usted es mi amiga desde hace mucho.

Segundos después sonó el timbre y Francisco abrió, lo que entró por la puerta no era una Lolita común, tanto que debo confesar que yo, siendo mujer, sentí deseo por ella. Camila media 1.70, contextura delgada, cabello largo rojo, caderas anchas y senos redondos, era verdad lo que me dijo Francisco aquella noche de cervezas ¡Tenía unas piernas gloriosas! Y lo sabía, pues usaba una faldita diminuta que apenas le tapaba hasta el final de su muy redondo y parado culo.

Cuándo abrió la puerta la Lolita le salto a la cintura rodeándolo con las piernas, y lo besó con tal pasión y él la agarró con tal lujuria que por un momento sentí que debía irme, pero sólo me “concentré” en los papeles que estaba calificando. Ella notó mi presencia y con algo de vergüenza me saludó mientras miraba Pacho pidiéndole una explicación. Mi amigo le dijo con franqueza quien era yo, Ángela, su amiga de toda la vida. Que tenía mucho trabajo y yo me había ofrecido a ayudarlo a calificar. A Camila no le gustó mucho la idea, más que nada porque yo estaba vestida con ropa de Francisco y notó el número de botellas en la mesa…

Se sentó a mi derecha y con una mala mirada empezó a indagar sobre mi y sobre mi presencia, Francisco se notaba incómodo, con el paso de los minutos todo fue calmándose, ella empezó a tomar con nosotros mientras calificábamos y demás, no era una nena brillante como esperaba, pero era bastante sugestiva. Al fin de cuentas Francisco era tan hombre y tan humano como cualquier otro. Horas después cuando gran parte del trabajo fue hecho yo me despedí, Francisco tenía que terminar los exámenes así que me acosté en su cama, como siempre que me quedaba con él. De un momento a otro todo fue un extraño silencio, sabía que algo estaba pasando, así que mi alma voyerista me llevó unos minutos después a la puerta de la habitación donde se podía ver a la sala. Camila arrodillada frente a la silla de Francisco se lo mamaba, él recostado con los ojos cerrados disfrutaba del arte que tan bien manejaba ella, luego de un tiempo ella se separó de él y se sentó sobre sus piernas, susurraba frases entre dientes, pero lo suficientemente alto como para que yo escuchara.

-    - Profe ¿Qué es eso tan rico que tiene usted ahí? Decía mientras movía sus prominentes caderas sobre la pelvis de mi amigo.

-     -  Esto, es un regalito que te traje por ser tan buena estudiante, Cami. Le decía mientras agarraba con sus dos manos la estrecha cintura de la lolita. Pero antes de que te lo entregue tienes que dejarme hacerte un examen, haber si puedes recibirlo.

-       - Claro que sí mi profe, pero a mi me va mucho mejor si usted sube las manos un poquito más, decía mientras ponía las manos de mi amigo sobre sus senos…

-       - Dime Cami ¿Quién tiene la verga más deliciosa de todas?

-       - Tu profe.

-    -  ¿Quién te hace gritar y disfrutar hasta que explotas en un orgasmo de placer descontrolado?

-       - Tu profe. Respondía ella cada vez con el grito más ahogado en la garganta.

- - ¿Quién te hace venir una y otra vez hasta dejarte agotada?

-       - Tu, profe.

-       - Te quiero partir ese culo delicioso que tienes, Cami.

-       - Cuando tu quieras, todo el tiempo que quieras.

Camila se puso de píe, mientras que las manos de Francisco rozaba con las yemas de los dedos la escultural figura de la Lolita, ella movía su cuerpo con una sensualísima decadencia, dio media vuelta y quedó dándole la espalda a Francisco, el cabello rojo caía ondulado sobre los redondos senos de la colegiala quien con los ojos cerrados se tocaba lujuriosamente. Francisco le dio una nalgada erótica, eso produjo y ligero gemido que inmediatamente mi amigo silencio con un “shhh, Ángela duerme”. Camila abrió los ojos y se percató de mi mirada lujuriosa que los observaba desde la habitación: “Deberíamos invitarla” sugirió, a lo que Francisco se negó de inmediato “No, ella es mi hermana, no sería capaz”. Quizás por la mente de Camila pasaron un millón de ideas, pero optó por la opción más deliciosa, dedicarme esa faena a mí, sus ojos prácticamente lo gritaron luego de morderse el labio inferior y mirarme lujuriosamente y continuar con su danza sensual al son de una música imaginaria.

Primero, se quitó lentamente la camiseta y un par de senos redondos y firmes con pezones grandes y marcados hizo su aparición, las ondas de su cabello apenas adornaban el aro de sus tetillas. Un abdomen plano y marcado también llamó mi atención, un arete colgando en el ombligo gritaba sensualidad. Se empezó a tocar los senos mientras Francisco acariciaba su abdomen y le besaba la espalda, para luego desabrochar su falda y quitarle el liguero. Ahí estaba Camila, la “novia” de mi mejor amigo ante mí con una diminuta tanga. Ella se da media vuelta y Francisco baja su cuerpo en el sofá quedando justo a la altura de la vagina, retira la tanga y empieza a jugar con su lengua, luego con sus dedos mientras ella le acaricia el cabello. Yo sólo admiro el espectáculo, el lindo culo de Camila siendo agarrado con fuerza por las manos de Pacho, la respiración fuerte de los dos. Sólo atiné, absolutamente humedecida por la belleza de la imagen, a tocarme y disfrutar de manera lejana el placer que ellos dos estaban sintiendo.

Camila se acomodó a uno de los costados de la mesa, perfecta para que mirara de costado como mi amigo la penetraba… y con todo el respeto, pero ¡Qué bien dotado que estaba!, por un momento entendí a la lujuriosa Lolita. Mi amigo no hizo mucho mas que bajarse el pantalón y empezar a meterle la verga a Camila, sin esfuerzo, la sacaba y la metía con facilidad, parecía que ella estaba demasiado mojada y que no tenía intención de oponer resistencia a las embestidas de mi amigo. Con sus manos en la cintura, Pacho, empezó a mover sus caderas en círculos. Ella ahogaba un grito en la garganta y me miraba lujuriosa.

“Llego” – susurró Pacho y algo así como un mugido salió de su boca y nariz, ella dejó escapar a su vez un ligero grito de placer, había presenciado un orgasmo majestuoso. Por mi parte jugando con mi clítoris y disfrutando de mi humedad también los acompañé en ese orgasmo. Lo que pasó después, fueron besos cálidos sobre la mesa y algunos mordiscos ocasionales en los pezones de Camila, dos o tres risas cómplices y Francisco de nuevo a la mesa de calificaciones.

Cuando desperté a la mañana siguiente ya no estaba ella. Pacho dormía a mi lado tranquilo. Me levanté y preparé café para dos, como siempre. Lo ayudé un par de horas más hasta que todo quedó terminado, quedamos de hablar en los días siguientes.    

Unas noches depués Pacho me llamó pidiendome que fuera a su casa, se notaba destruido. Al parecer esa mañana habían tenido una reunión en el colegio pues un profesor había delatado a una estudiante que le ofreció sexo a cambio de pasarla en la materia. En la reunión no sólo destapó ese episodio, sino que sacó a la luz muchos más tanto con estudiantes como con maestros que habían salido de la institución. El nombre que se repetía constantemente entre las frases de los maestros era justamente ese: Camila.

- Cuando le pregunté esa misma tarde si lo que habían dicho en la reunión era cierto o no, pues yo me negaba a creerlo, su respuesta me quitó el alma...

"¿Creíste que eras el único con el que funcionaba?"

Fue una de las más tristes imágenes que ví. Quizás, en todos los años que llevábamos siendo amigos y conociendo esos ángulos tan oscuros de nuestras almas, era la primera vez que lo notaba tan sumido en el dolor, tan perdido.

Él recostado sobre la mesa, con la cara sucia y llena de lágrimas tarareaba aquella vieja canción: "Love of my life... you hurt me".

- ¿Entonces? - susurré mientras le limpiaba de la cara la suciedad y las lágrimas y acariciaba su cabello brillante.

- Nada parce - Dijo limpiándose la nariz y levantando la mirada. Que se olvide esa puta de pasar español.

En medio de lo solemne del momento y con la tristeza sentada en la mesa con nosotros, una risita cómplice inundo el ambiente.

- ¿Qué sería del TRECE sin el UNO y sin el TRES? - Le dije abrazándolo.

- Lo mismo que sería de mí sin ti. Y me besó la mejilla.

metalera

Soy mujer heterosexual

visitas: 911
Categoria: Jovencitas
Fecha de Publicación: 2012-06-02 12:32:37
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1 Comentario

metalera, apesar de que son muy nuevo en guia, tus relatos em transportan a lo escrito y aun mas con el sentido de amistad que tienes con pacho, ciertamente como hombres cuando algunos tienen la fortuna de tener una mujer tan rica como la lolita, pienso particularmente que, de eso tan bueno no dan tanto, en ocasiones asi casi siempre hay guardados... bacano oder contar con una mistad asi, de esas que en verdad estan en esos momentos trajicos y contrasta con la confidencia erotica... espero seguirte leyendo, yo estare proximo a pubicar un relato la fantasia de un alolita mujer que he podido conocer en guia, aunque solo por llamadas, textos y algunas imagenes.

2012-06-02 16:15:19